Tengo que admitir que la noche se presentaba expectante.
Para una chica noruega que empezó su carrera casi de manera accidental gracias a esas personales composiciones de bedroom pop que se hicieron virales en tik tok, con mucha repercusión dentro del colectivo LGTB más joven, su carrera ya la ha llevado a cantar en los programas de los Jimmys, Kemel y Fallon, pisar los escenarios de festivales tan emblemáticos como Coachella, Lollapalooza y Glastonbury y rematar la faena teloneando a Taylor Swift es su épico Eras Tour, convertirse en una estrella internacional en tan sólo cinco años, a ese nivel, es un logro al alcance de muy pocas. Tocaba ver como Marie Ulven, a.k.a. Girl In Red, se desenvolvía sobre un escenario.
La primera en aparecer en escena es Nieve Ella.
La cantante inglesa sube a las tablas arropada por una banda de músicos muy jóvenes formando un equipo realmente explosivo. Nieve sabe cantar, sabe moverse y sabe meterse al público en el bolsillo. A sus veintiún años derrocha más desparpajo, calidad, tablas y carisma que muchas de su generación.
Esa combinación que tiene entre Billie Eilish y Sheryl Crow, cuando se cuelga la guitarra y se arranca a rockear lo hace desde el corazón y las entrañas, consiguen descuadrar lo suficiente como para dotarla de personalidad propia y atraparte sin remedio en su breve show de no más de media hora.
Público entregadísimo, hasta el punto de cantarle el cumpleaños feliz todos juntos al guitarrista de la banda que, me pareció entender, cumplía 18 años, derrochando una calidad y un amor por la profesión, incuestionable.
Pero lo más increíble, todavía estaba por llegar. Después de cinco minutos de introducción eterna sobre una extraña base sonora y con las luces apagadas, empieza a aparecer la banda, con los cinco componentes vestidos de riguroso negro y colocados a diferentes alturas encima del escenario sobre unos bloques de colores que adornaban el escenario, para dar paso a una Marie de traje, chaqueta y corbata incluidas, y poner al público en erupción con Doing It Again Baby, el segundo corte de su recién estrenado nuevo disco. Nada más ver las ganas, la calidad y la profesionalidad de Girl In Red en la primera canción, ya sabía que lo que iba a ver esa noche, iba a ser especial.
Marie Ulven es una artista completa, una voz de lo más notable, un carácter afable y amable, una formación musical que le permite tanto colgarse la guitarra como ponerse ante el piano, y al mismo tiempo convertirse en un referente para todo un ejército de jóvenes necesitados de esa conexión emocional con la sinceridad y la verdad que Marie expresa en sus canciones. Amor, dolor, salud mental, autocuidados, tópicos típicos de la generación que la escucha y la venera como una reina. Guapa y reina fue uno de los cánticos colectivos que sonaron en el Club Sant Jordi en honor a la nuestra noruega predilecta.
Una noche para el recuerdo
La velada estuvo plagada de momentos estelares e inolvidables y la experiencia adquirida en los últimos años, le hace tener un dominio del show envidiable. Marie se desvive por su público, hablando y concediendo deseos impensables, llegó incluso a diseñar un tattoo (varios en concreto) para una persona que cumplía dieciocho años y llevaba un cartel en el que le pedía que diseñara su primer tattoo. La cosa fue así :
Te puedes poner “Girl In Red says gracias”, o “boobs”, -mientras se lo escribía-, lo que prefieras, o un girasol, -se lo dibujó-, pero no te hagas ninguno que luego te arrepentirás… bueno, qué narices, haztelos todos.
O cuando nos explicó que en su visita a la Sagrada Familia, la nueva parte de la construcción aún inacabada, le pareció fea y muy del estilo Las Vegas. Eso por no hablar de la alucinante salida que hizo por encima del escenario en uno de los temas, o el continuo humor que gastaba Marie haciendo ver que tocaba una pista de piano que estaba grabada.
Pero está claro, que lo mejor fue la traca de hits imbatible que es capaz de soltar la noruega en un show de hora y media, medido y espectacular.
Sus píldoras de pop vitalista, luminoso, romántico plagado de desnudez y de sinceridad, explotaron creciendo sobremanera en sus versiones en directos gracias a la enérgica interpretación de una Marie absolutamente pletórica. Todas y cada una de las canciones escogidas para completar su setlist fueron coreadas y agradecidas por un público entregado hasta el hueso, pero esos dobletes apoteósicos como el de Bad Idea seguida de Girls, el de October Passed Me By con We Fell In Love In October y el de You Stupid Bitch junto a mi favorita Serotonin, fueron de lo más emocionantes.
Por cierto, increíble cuando desde el público le lanzaron una estelada y se pasó enfundada en ella en uno de los últimos temas. O el momento en el que bajó al público organizando un wall-of-death y recorrerse el Club Sant Jordi hasta el final para saltar junto a todas las fans como una más.
Queda demostrado que, con el potencial y las ganas de Girl In Red, el límite es el cielo.