Ghostland, lo que a Lovecraft le habría gustado

Ghostland, lo que a Lovecraft le habría gustado

por Rosa Panadero

Hay homenajes que a veces se quedan cortos por falta de talento o empachan por su afán de agradar/imitar al ídolo. Ghostland quiere bien rendir homenaje a Lovecraft, que incluso aparece en una fiesta para felicitar a la protagonista y narradora, pero en general gira en torno a una historia sin mucha coherencia que sucede en el típico escenario de terror de la América profunda, en una casa abandonada, con una adolescente que no perdona la mudanza y otra obsesionada por escribir mejor que el autor de terror por excelencia.

La historia avanza hacia delante en el tiempo y regresa atrás varias veces, y repite las mismas torturas obsesivas sin explicar muy bien cuál es el origen de ese odio. Con una cierta inspiración en Psicosis, de Alfred Hitchcock, mientras los tormentos se suceden con las hijas ya adultas, la madre brilla por su ausencia, dejando a la imaginación del espectador si es una pesadilla mental de las jóvenes o bien la transfiguración en uno de los castigadores.

La vuelta a la realidad sólo existe en la mente de la joven autora, quien tendrá que creer a su hermana, catalogada de enferma mental por su madre, para conseguir deshacer el enigma de la casa y liberarse ella y su hermana. ¿Y la madre? Tendrás que sentarte en la butaca para saberlo.