Los juegos tradicionales, desde los de mesa hasta los de azar, están cargados de supersticiones, anécdotas y, cómo no, “números malditos”. Aquellos que, por estadística, creencia o simple experiencia, se han ganado la fama de traer mala suerte.
No hablamos de magia ni de brujería, sino de situaciones donde las probabilidades, la psicología del jugador y la tradición convergen para convertir ciertos números en auténticos fantasmas dentro del juego.
Sigue leyendo, porque repasamos algunos de los más conocidos, y te explicamos por qué deberías desconfiar cuando aparecen en tu partida.
El 13 en la ruleta
Ningún repaso a los números malditos estaría completo sin hablar del 13. En la ruleta, el 13 tiene su casilla, como todos los demás, pero pocos lo eligen voluntariamente. Aunque no tiene peores probabilidades que el resto porque la ruleta es puramente aleatoria, el miedo al número 13 está tan arraigado en la cultura occidental que muchos evitan apostar por él por pura cábala.
Incluso hay algún casino que lo ha eliminado en la numeración de habitaciones o plantas, pero no pueden hacerlo en la ruleta… así que ahí sigue: el 13 rojo, tan simbólico como temido.
El 16 en blackjack
En el blackjack, el objetivo es claro: sumar 21 puntos o lo más cerca posible sin pasarte. En ese camino, hay números que son más manejables que otros… y luego está el temido 16.
¿Pero por qué es tan odiado? Porque representa una posición perdedora casi garantizada. No es lo suficientemente bajo como para sentirte cómodo pidiendo otra carta, pero tampoco lo suficientemente alto como para plantarte con seguridad. Estás atrapado en un limbo estadístico: si pides, hay muchas probabilidades de pasarte (el 70% de las veces si el mazo está lleno); si no pides, tus posibilidades de que el crupier pierda son mínimas si él muestra una carta alta.
De hecho, las simulaciones matemáticas coinciden: el 16 es la peor mano inicial que puedes recibir cuando vas a jugar al blackjack online en Betfair. No importa si llega con un 10 y un 6 o con dos ochos (que muchos jugadores prefieren dividir); el caso es que mantener un 16 te pone, literalmente, en desventaja ante cualquier jugada posterior.
El 4 en los juegos orientales
En culturas como la china o la japonesa, el número 4 se evita casi con devoción. ¿La razón? Su pronunciación se asemeja a la palabra “muerte”. Esto ha afectado incluso a juegos tradicionales de mesa o de azar en esas culturas, donde evitar el 4 es casi un acto reflejo.
En versiones asiáticas del mahjong, por ejemplo, algunas casas optan por remover piezas o combinaciones que incluyan el 4, o los jugadores tratan de descartarlas rápidamente. Aunque desde fuera parezca superstición, dentro del contexto cultural, el 4 es sinónimo de mal augurio, y eso pesa en la mesa.
El 7 en craps
En el juego de craps, el 7 es una figura dual, a la misma vez puede ser tu mejor aliado o tu peor enemigo. Al comienzo de la ronda, sacar un 7 es bueno porque ganas automáticamente. Pero una vez que se establece el «punto», el 7 pasa a ser el número de la desgracia.
Sacar un 7 cuando el punto ya está fijado es una derrota automática. Por eso, a partir de ese momento, muchos jugadores dejan de mencionar el número y lo llaman “el que no debe ser nombrado”. Toda una muestra de cómo un mismo número puede ser bendito y maldito a la vez, dependiendo del momento de la partida.
Cómo usar esta información
Los números malditos pueden parecer simples coincidencias o supersticiones sin base… hasta que te enfrentas a ellos. Pero conocer su historia y su peso en cada juego puede ayudarte a tomar decisiones más conscientes.
Al final, no se trata de evitarlos a toda costa, sino de entenderlos. Porque si algo nos enseñan estos números malditos, es que en los juegos a veces hay que jugar incluso con las cartas (o números) más ingratos.