‘Emma’, una estrafalaria comedia romántica

El próximo 17 de abril llega a los cines la última adaptación de Emma, la novela que muchos consideran la obra maestra de Jane Austen.

Pocos autores pueden aspirar a conseguir la increíble perdurabilidad de la ficción de Jane Austen, cuyos deliciosos relatos ingleses sobre convenciones sociales y romance han hecho reír y conmovido a generaciones de lectores.

Publicada en diciembre de 1815, Emma fue la cuarta novela de Austen, y la última que publicó en vida. Para cuando se editó, ya contaba en su haber con Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio y Mansfield Park.

Pero mucho consideran Emma la obra maestra de la autora, protagonizada por una joven bien intencionada, pero llena de defectos, que se comporta de un modo arrogante y consentido, y que es incapaz de reconocer sus propios defectos.

Se trata de una heroína maravillosamente compleja que madura a lo largo de la narrativa hasta convertirse en una persona mucho más consciente de sus limitaciones y menos egocéntrica. Para Emma, la humildad, la madurez y la felicidad son valores que tendrá que ganarse con esfuerzo.

Un refinado sentido del humor

Pero no solo es la glamurosa protagonista de la obra lo que ha convertido esta novela en todo un clásico. Austen sabe transmitir un refinado sentido del humor con sus astutas observaciones de las costumbres y convenciones sociales de la época, y da vida al pueblo de Emma, Highbury, con un elenco increíblemente ingenioso y cautivador de protagonistas y personajes secundarios.

Se trata de una novela que invita a ser leída una y otra vez, permitiendo a los lectores descubrir en cada ocasión algo nuevo. Emma es romántica y satírica, además de un vívido retrato de la vida durante el Periodo de Regencia de Reino Unido, y una comedia sobre las convenciones sociales de entonces.

Una nueva adaptación

No es la primera vez que Emma se adapta a la gran pantalla: en 1995, Clueless (Fuera de onda) actualizó la trama a una ambientación actual, mientras que la versión de 1996, Emma, apostó por un enfoque más directo.

Con el fin de dar con la persona adecuada para adaptar el libro, los productores recurrieron a Eleanor Catton, cuya novela de 2013 (ganadora del premio Man Booker) Las luminarias, ambientada en el siglo XIX en Nueva Zelanda, se ganó todo tipo de críticas entusiastas por su narrativa ligera y cautivadora y su contundente trama.

La respuesta de Catton al material fue tan contundente que consiguió escribir un primer borrador en solo tres meses.

Eso no significa que no conllevase desafíos. Algunos de los personajes principales —en especial, Frank Churchill, de quien Emma se encapricha— no aparecen hasta la mitad de la historia; y otros, como la tía enferma de Frank, la Sra. Churchill, no aparecen en absoluto. 

Catton también quería subrayar la amistad de las dos jóvenes en el centro de la historia y conferirle a esa relación tanta importancia como al resto de parejas que vemos en pantalla. 

Una directora poco convencional

En ese punto, la directora Autumn de Wilde coincidía plenamente con ella. De Wilde llegaba a este proyecto, su primera película como directora, con un entusiasmo desmedido, tras granjearse una gran admiración por su impactante labor en fotografía.

De Wilde estaba emocionada con la idea de aportar su particular estilo visual y su sentido de lo extravagante a la Inglaterra del Periodo de Regencia.

Aunque De Wilde pueda parecer una elección poco convencional, su original visión para la película y su pasión por la novela la convierten en la persona idónea para el trabajo. 

La directora también quería que la película fuese muy, muy divertida. Encuentra puntos verdaderamente cómicos en los malentendidos y en comportamientos extremos. Una película de referencia para ella es La fiera de mi niña, y desde el momento en el que ves esta película en ese mundo, empiezas a entenderlo. Se trata de disfrutar de una noche en el cine, no estudiando los libros originales.

De Wilde asumió un enfoque abierto colaborativo del proyecto, y su espíritu contagioso ayudó a inspirar a Catton a llevar el guion por derroteros decididamente más cómicos.