El Urban inunda el Crüilla

La jornada del miércoles del Crüilla empezaba bien pronto. A las 17.00 teníamos a la explosiva María Escarmiento y su hyper-pop de carácter festivo presentando un show en el que demostró una valía incuestionable sobre las tablas del escenario Vueling, compitiendo con los catalanes Figa Flawas en el escenario Estrella Damm que empezaba poco después de esa hora.

El concierto de la Escarmiento no lo vi entero, pero lo poco que vi, me dejó más que satisfecho. Bajo un sol de justicia y con el aforo a medio gas todavía, el dúo de Valls, convertido en banda al completo cuando se suben al escenario, no vaciló en ningún momento en poner a bailar al respetable, y a su delicioso plantel de bailarines, para exprimirnos  hasta la última gota de sudor.

Se echaba de menos la sección de vientos que los acompaña normalmente en la gira de La Calçotada, tal como vimos en la sala Apolo hace unos meses, pero el Carti sabe cómo suplir cualquier carencia de ese calibre con sus maquinitas. Temazos como Solucions i No Problemes, Diabla, Mussegu o Extraterrestres, de su último álbum, sonaron con un desparpajo y una intensidad remarcable, mucho de ello gracias a un Pep que se come el escenario con sus bailes y su carismática presencia, de la misma manera que lo hicieron con La Tabarra, de su primer disco, o la más reciente LaMarinaStaMorena, hit veraniego para quemar a fuego. Para finalizar, y como no podía ser de otra manera, soltaron su habitual Que No S’acabi (L’estiu) coronando una despedida en lo más alto.

Rojuu y su indie-pop

Acto seguido nos volvemos sobre nuestros pasos para acabar de nuevo en el escenario Vueling y comprobar, una vez más, la capacidad de convocatoria que tiene Rojuu y la entrega incondicional que tienen los sus fans. Con un inicio en el que el de Barcelona centró sus esfuerzos en el aspecto más indie-pop que tienen sus canciones, con banda al completo incluida, fue llegar al meridiano del concierto, desaparecer todos del escenario, y  aparecer Akira junto a Rojuu para convertir el concierto en una fiesta futurista de tomo y lomo.

Pidiendo al público en todo momento que formara pogos lo más grandes posible y desgañitándose en varios momentos con la entrega que le caracteriza, sin olvidarnos de un Akira subiendo y bajando del escenario, haciéndole los coros en todo momento y bailando como si le fuera la vida en ello, quizás lo más curioso fue encontrarse en el repertorio con dos de los temas contenidos en esa rareza extrema llamada Starina, en la que el trance electrónico y el hardcore más clubero, colisionan de manera impresionante. Nada que no supiéramos de antemano, pero siempre es un placer ver a la gente tan entregada con un artista actual y de casa.

31 FAM no defraudó a sus fans

Nuestra siguiente cita era de vuelta en el escenario grande del festival, el Estrella Damm, para disfrutar de otro de los combos catalanes por excelencia de la actualidad urbana. Hablamos de los infalibles 31 FAM, no hay competición. La legión de fans con la que cuentan es descomunal y las ganas que había de verlos en directo de nuevo, crearon una olla a presión que explotó hasta el infinito y más allá cuando el grupo salió a escena.

Tirando de sus hits más conocidos y bailables, incluso apareció por ahí la Mushka para rematar la faena por todo lo alto, toca destacar el momento más emotivo del concierto cuando uno de los componentes de la banda se cantó dos temas acompañado únicamente del sonido de un piano, que estaba en medio del escenario y que tocaba una instrumentista de nivel, firmando un bolazo de una calidad exultante. Su estatus es ya irrevocable dentro de la escena, pero nunca está demás confirmarlo de la manera más contundente e indiscutible.

Entre conciertos…

Para matar el tiempo entre los 31 FAM y mi querido LoveYi, nos acercamos al escenario Vueling para comprobar cómo se las gastaba el dúo formado por Funzo y Baby Loud. Admito que tenía mis reticencias con ellos, son un combo con el que no consigo conectar del todo, pero lo suyo en directo, es un deleite como pocos.

Una vez más, la legión de fans incondicionales hizo que el concierto creciera sobremanera, cantando a pleno pulmón cada una de las letras de las canciones del dúo y, por lo poco que vi, nada tienen que envidiar al resto de estrellas del día. No salí como un nuevo fan, pero admito que me dieron con todo lo gordo en la cara después de ver cómo son capaces de elevar y contentar a sus fans a niveles épicos. Su calidad al micro, su compenetración y la interacción con el público, son algunas de sus mejores bazas.

Y Love Yi pinchó

El punto discordante del festival lo encontramos en el concierto de Love Yi. Con una afluencia de público realmente reducida, hablamos de no más de quince personas, la coincidencia del concierto del madrileño con el de María Becerra y Trueno hizo que prácticamente nadie se personara en la pequeña carpa de Johnny Walker. Una desilusión que le supo tan mal al artista como a los allí presentes, pero que no por ello se convirtió en un concierto menos memorable o disfrutable. Love Yi incluso llegó a bromear con el tema dedicándole su MUTE a Trueno comentando que igual el pobre estaba con el concierto vacío ya que todo el mundo estaba en el suyo. La ironía como arma ante el desconsuelo.

Cuando acabó el concierto, Love Yi bajó a hablar con los pocos asistentes que quedaban en la carpa, hacerse fotos y tomarle los datos a cada uno de nosotros para invitarnos a su próxima gira que tendrá su primera parada en la Razz de Barcelona, un detalle tan sorpresivo como valorable. Desde aquí, gracias por el presente. Al menos los incondicionales tuvimos nuestro premio.

Sobre el concierto de María Becerra poco voy a decir ya que podéis leer sobre él en todos los medios generalistas de ámbito nacional. Despliegue de medios exagerado, con unas visuales impresionantes, banda y plantel de bailarines descomunal.