Morbo, hype y el espejismo sobrevalorado de la perturbación gratuita
¿Qué está pasando en el cine y en las series? ¿Estamos llegando a un punto, de no retorno, en el que el morbo descarado y sin fundamento vende más que la trama? Preguntas que te asaltan inesperadamente cuando vas caminando por un parking vacío a las 03:30 AM tras salir de ver Crudo.
En primer lugar, compis de series y cine, no quiero meterme en vuestro alpiste, pero como ya sabéis soy un enamorado de la vida, un loco quizá, y me gusta escribir sobre todo lo escribible (¿existe?), hoy me voy a meter en este tema que me quita el sueño (hasta que me pongo una película de Isabel Coixet y lo vuelvo a recuperar). Además, este post no va de cine como tal, ni va de series, si queréis leer sobre eso ya tenéis a Cutanda y a Manu que lo hacen muy requetebién. Si vienes aquí es para bailar sobre mis palabras como te dé la gana, despertar algún sentimiento oculto en ti y removerte un poco la conciencia, ya lo dije en mi primera entrada, no me hagáis repetirlo tantas veces ¡hombre ya!
Crudo es una de esas películas que vas a ver con un hype increíble, estás deseando que empiece y ver qué pasa de una vez. Titulares de medios (no tan molones como el nuestro) como “Desmayos en varias salas en el estreno de Crudo” o “Un gore auténtico que remueve estómagos y te pondrá a prueba”, habían contribuido a crear una auténtica atmósfera de peli transgresora a su alrededor, y yo estaba deseando juzgarla, no os voy a engañar.
A ver, no quiero que penséis que soy un monstruo insensible, pero si habéis visto la película… entenderéis que diga: “JAJAJAJAJAJAJA”. Si alguien se ha desmayado con este filme, en serio, espero que no ponga el telediario un día cualquiera, o que ni se le ocurra ver nada de cine independiente japonés, puede morir ipso facto.
Queridos lectores, yo soy de la generación que ha crecido con internet, televisión, videojuegos, teléfonos móviles y miles de dispositivos y contenido audiovisual. Señores responsables de la publicidad de Crudo. ¿En serio pensabais que una chica mordisqueando un dedo iba a hacer que me desmayara? O sois idiotas, o no tenéis ni idea de la sociedad, o sois unos mentirosos… o las tres.
Cada día estamos sufriendo un marketing más cínico y rastrero (ojo, que yo soy creativo publicitario) en cuanto al contenido audiovisual se refiere. Ya no nos venden películas. Ni siquiera sentimientos, estética, tramas… nos venden MORBO. Nos venden un morbo desmesurado que, para mí, se está convirtiendo en una mofa barata.
Crudo no es una película gore. ¡NO, NO Y NO!. La peli tiene mucho trasfondo, el gore a penas ocupa un minuto en pantalla, que no te engañen. (¿De qué me suena eso?).
Es una película de realidad social, en la que se nos presenta un problema latente y existente en todas las sociedades del mundo, como es el miedo al rechazo, el miedo a ser diferente, y sobre todo, la inseguridad que puede provocar en muchas personas el hecho de no sentirse parte de algo. ¡ESO ES CRUDO! Una película con una temática cruda.
Justine es una chica joven, inadaptada para lo que marcan los cánones de su generación, diferente a la gente que la rodea, y esto, crea en su mente un intenso debate entre lo que es, lo que quiere ser y lo que debe ser. Una película que pone en jaque la moral y los sentimientos, que nos hace mirar a nuestro interior y preguntarnos si estamos a gusto con nosotros/as mismos/as.
Pero claro, eso no vende tanto para el público generalista. Es mejor vender que la peli va sobre canibalismo y jóvenes que se devoran unos a otros literalmente. Aunque, repito, realmente eso no ocupe más de un minuto en la trama, de los noventa y nueve que dura la cinta.
El canibalismo simplemente es el Mcguffin en esta historia llena de realidad, sentimientos y luchas morales. Donde la importancia está en los personajes, en su evolución interna y en cómo plasman esta evolución hacia fuera.
Julia Ducournao ha dejado que destrocen con críticas comerciales y yermas una película que podía haberse convertido en referente, este 2017, del cine de culto (sí, lo sé, Universal está detrás). El tráiler y las críticas previas hacen un llamamiento masivo para que vaya a la sala un público que no está preparado para ella, un público que va a ver Fast and Furious porque salen explosiones y tiros, y se planta a ver este desgarrador relato sobre la lucha moral e intrapersonal contra los estereotipos sociales, porque se piensan que van a ver zombies, caníbales y cosas por el estilo.
Es un hecho psicológico sencillo de explicar, si tú centras la atención en A, y la cronología de los acontecimientos son B-B-B-B-B-B-B-A-B-B-B, lo único que has hecho ha sido un overpromise como el hígado de John Bonham.
Crudo te hace conectar con tu lado más oculto, si captas la esencia de la película, eres capaz de empatizar con una (dos) chica(s) que les gusta comer carne humana. Pero esta no es la esencia, ni la cuestión. La esencia está en cómo una dirección mimada puede hacerte conectar con los personajes ‘’que no hacen lo correcto socialmente’’, pero que te hacen plantearte un debate interno brutal… ¿Qué es peor, ser diferente o maltratar al diferente?
En vuestras manos queda la elección.