La danza de los tulipanes, de Ibon Martín

Una historia policiaca con un final sorprendente

por Charo Sardina

La danza de los tulipanes (Plaza&Janés) te mantendrá entretenido hasta el final. Es una historia policiaca, de suspense, con un asesino y un grupo de policías que no descansan hasta dar con él. Hasta aquí podría parecer más de lo mismo, pero esta nueva novela del escritor vasco Ibon Martín tiene algo diferente, su forma de aunar unos aberrantes crímenes con un impresionante paisaje tan bello como sobrecogedor.

La historia transcurre en el País Vasco en unos pocos kilómetros mojados por la fina lluvia, con los sentimientos encontrados de sus protagonistas, el pasado del que huyen algunos personajes y la tragedia que se masca en pocas semanas cuando la comarca sabe que un asesino anda suelto.

La suboficial Ane Cestero se hace cargo de una unidad de élite de la Ertzaintza para dar con un asesino que acaba de retransmitir su crimen por Facebook. Una reputada periodista de la zona ha sido asesinada atrozmente. Pero esta no es la única muerte que tienen que investigar los policías, un tulipán tan hermoso como raro es la firma del verdugo que mata mujeres sin que en principio ninguna de estas muertes tenga mucho que ver la una con la otra. Al mismo tiempo y según avanza la narración, la vida personal de los protagonistas se entrecruza con las investigaciones sobre el caso. Un recurso que da juego a la historia. Como también lo da las exhaustivas descripciones de los tan fastuosos como escarpados paisajes del País Vasco, donde se desarrollan las escenas.

Esto se entiende porque Ibon Martín comenzó su andadura por la literatura como escritor de libros de viajes, de ahí esa afición a describir mágicamente cada zona por la que se adentra la acción.  

La danza de los tulipanes está narrado en varias partes. Por un lado, la descripción lineal de los acontecimientos, por otro los pensamientos y vivencias del asesino desde su más tierna infancia y por otro unas extrañas cartas que al principio el lector no sabe muy bien de quien son. Todo ello va sumergiéndote en un mar oscuro y furioso como lo es el propio Cantábrico, testigo vivo de esta historia de Ibon Martín.

Si a mitad del libro crees saber quién es el asesino ya que el autor deja caer varias pistas de una forma clara, lo más normal es que te equivoques. Aunque, nunca se sabe cuando uno está muy avezado ya en este tipo de novelas. No obstante, una sorpresa final te dejará sin habla.