Cine y videojuegos
¿Quién copia a quién?
La respuesta es bien fácil de responder: ambos se copian mutuamente. No es una nueva tendencia, ni mucho menos, pero sí parece haberse hecho más evidente últimamente.

En el otro lado del tatami tenemos los videojuegos con claros elementos cinematográficos. Uno de ellos a los que se han sumado todos los títulos que van a ser estrenados/presentados son los tráiler, pues al igual que pasa con las películas, ayudan a mostrar lo mejor del juego y, seamos sinceros, a venderlo. Otro de los elementos que más acercan videojuegos y películas son las cinemáticas, y un característico ejemplo de ello es la saga Final Fantasy. Es algo a lo que se han sumado títulos como The Order –aunque hay que decir que este juego se acerca también más a una película por la exquisita calidad visual que invade todo el juego- y que no ha estado exento de crítica. Esto nos lleva al eterno debate de aquellos que defienden el “yo he venido aquí a jugar” y rechazan cualquier cosa que no sea eso y los que disfrutan con escenas de “manos libres” en las que simplemente nos dejamos invadir por la historia. Pero eso ya es otro tema.
Toda esta reflexión viene por el estreno de la película Warcraft –adivinad qué videojuego adapta- y el atractivo de su tráiler. A primera vista parece contar con un presupuesto bastante decente, nivel en lo que a animación y efectos especiales se refiere y personajes característicos para todos los jugadores, sean de WoW o no. Sobre el guión ya hablaremos después de su estreno, pero por el momento incita a ver la película.
Por una parte, siempre he apoyado la interrelación entre las diferentes industrias –cine, música, literatura, videojuegos- ya que se enriquecen y proporcionan recursos; suponen un pequeño aire de novedad e innovación. Sin embargo, también temo que la adaptación de videojuegos a películas se convierta en una tendencia creciente hasta crear una costumbre; porque ello significará lamentablemente que surgirá una nueva forma de hacer negocio rápido y fácil…y, probablemente, de escasa calidad.






