Adicción a los videojuegos

 

Las vacaciones son tiempo libre y Twitch-Amazon Prime, con 15 millones de usuarios conectados en cualquier momento, quiere entretener, pero sin llegar a los límites de Markilokuras. Marcos estuvo a punto de pegarle a su madre el otro día jugando en streaming. Twitch Prime y EA emitirán en directo una épica batalla de Apex Legends en la Twitch Prime Crown Cup desde Las Vegas el 13 de julio. Como oferta especial del Prime Day, el 15-16 de julio se desbloqueará Twitch Prime, con juegos gratis y contenido exclusivo ¿Pensabas que molaba, eh? Pues mira:

por Manu Gutiérrez

La OMS hace oficial los videojuegos como adicción, y obviamente se desata la polémica. ¿Qué hay de verdad en todo esto? Yo no te lo puedo decir, pero sí que, a la hora de coger cierta información, hay que ser sensato con cómo se digiere. Preparo un pensamiento, así que cógelo igual con pinzas…

Si hay un par de países que tienen una pequeña guerra cruzada contra los videojuegos son China y Corea del Norte. A fin de cuentas, digamos que tienen sus “maneras” bastante poco “flexibles” de trivializar con tales temas, y más cuando hablamos de cultura que puede infundir diferentes formas de pensar. Llevan ya años presionando a la Organización Mundial de la Salud (OMS para los coleguis) para incluir su adicción como un trastorno mental. Por supuesto, aportando las mismas pruebas que de la existencia del bigfoot, y con unos estudios llevados por unos prestigiosos científicos apoyados en la universidad de “Mis Pelotas”.  

Tras varios años, la OMS ha publicado su nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) que recoge lo que llaman “gaming disorder”, dentro de la sección de “Trastornos mentales, del comportamiento o del desarrollo neurológico”. A esto hay que añadir una pequeña curiosidad… Gaming disorder, con su parentesco nominal con el llamado Gambling disorder, que es lo que vendría significar “Ludopatía”.

Y seamos sinceros, amigos jugones ¿Qué os parece que se compare vuestra afición con el dudoso arte de gastaros el dinero de la operación de cadera de la niña en una máquina tragaperras de bar? Pues os vais a cabrear, pero creo que tienen razón. Antes de que me matéis, vamos por partes:

Para empezar, hay que coger con pinzas lo que significa adicción. Según la RAE puede significar tanto una “dependencia hacia algunas sustancia o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico”, y hay una segunda acepción de la palabra, “afición extrema a alguien o algo”.

Pensemos un poco, pues la misma RAE ya nos hace confundir entre una “dependencia dañina” con una “pasión” englobando distintas acepciones dentro de la misma palabra. Puedes decir que eres un adicto a la Fanta de naranja, y darás a entender que te apasiona dicha bebida. Nadie normal pensaría que estás dispuesto a vender tu cuerpo por un vaso de zumo gaseoso de naranja. Ahora di que eres adicto a la pornografía con delfines y verás la que se lía.

El contexto dice mucho, es lo que delimita la acepción. ¿Cuántas veces habéis dicho: “Este juego es super adictivo” sin que os traten de llevar a desintoxicación? Pero el problema viene con los tiempos modernos, y aquí, a mi pesar, es cuando doy la razón a la OMS.

Una adicción diferente

Antes te comprabas un Resident Evil o un Final Fantasy, y a lo mejor veías amanecer tres veces hasta que te lo pasabas. ¿Podría eso contribuir a un estilo de vida autodestructivo o algún desequilibrio mental? Perfectamente, pero de la misma forma que hacer crochet o cualquier otra acción que nos pueda llevar a evadir nuestras responsabilidades con ánimo de suplir una carencia. Hay personas y personas, y la dopamina puede ser una mala compañera. Genética y educación pueden hacer que nos debilitemos en post de una actividad que puede hacerse nociva cuando desechamos la realidad, y solo podemos ser felices cuando cumplimos dicha actividad.

El problema viene ahora… Tú ya no te compras tu Resident Evil o tu Final Fantasy de turno. Ahora te compras el juego, y dentro del mismo hay miles de opciones de compras. ¿No te gusta el peinado? ¡Compra otro! ¿El juego es muy difícil? ¡Por un módico precio te daremos ventajas sobre tus enemigos! Los malencarados DLCs y los aún peores micropagos que habilitan la posibilidad de adquirir desde pequeñas cosas estéticas para tu personaje, hasta acciones jugables.

Y si, soy consciente de que he utilizado dos ejemplos en videojuegos que poco tienen que ver con el tema, pero ¿Y los chorri juegos de Facebook o Smartphone? Juegos de Zynga como Farmville o Candy Crush tienen factores psicológicos (colores, luces, la forma de dirigirse hacia ti) estudiados para causar una adicción, y por supuesto, hacer que te gastes el dinero en esa “vida” más que necesitas para pasar el nivel, o en ese consumible que hace que tengas que esperar menos tiempo para conseguir tus objetivos.

Es un mercado increíblemente en alza, y fuera de los “chorri” juegos, los hemos visto incluirse en grandes producciones como Overwatch, Call of Duty o Mortal Kombat. Para que nos hagamos una idea, en el sonadísimo caso de Star Wars: Battlefront II, desbloquear todo el contenido del juego a golpe de billete te salía por la friolera de 2.100 dólares. ¡Claro! ¡También puedes desbloquearlo jugando sin pagar! Tan solo tienes que invertir una media de 4.500 horas en dicho juego.

En el último caso mencionado (Star Wars: Battlefront) o el popular Overwatch, se ven envueltas en polémica por las llamadas “cajas de botín”. Consiste en unas cajitas que puedes adquirir jugando, o pagando (obviamente siendo esto mucho más rápido) y que te dan al azar una serie de estéticos, que pueden ser los de tu agrado, u otros. Exactamente igual que como funciona una máquina tragaperras. Tu metes la moneda, y a rezar para que te salgan los tres limones.

Deportes Electrónicos

Si bien antes te comprabas el juego y lo quemabas hasta desbloquearlo, ahora toca pasar por caja. La cosa se pone aún más turbia cuando llegamos a casos de juegos que son DEPORTES electrónicos. Juegos como Fifa 18 (que también tuvo lo suyo), Leage of Legends, o incluso Fornite.

La cosa ya no es solo que la adicción sea el uso auto-obligado de una actividad y que nos puede llevar a un estilo de vida irregular, es que además tenemos la oportunidad de calmar dicho escozor a base de rascarnos con los billetes que gastamos comprándole al personaje el nuevo sombrerito, la nueva animación, o que tenga una metralleta más grande que el del resto de los jugadores (los odiados Pay To Win)… Así que si, puedo entender que dicha afición pueda llevar a la ludopatía.

DICHO ESTO:  

Decir que jugar a Fornite o a Overwatch te vaya a convertir en un ludópata es de idiotas. Así de claro.

Declarar que los juegos son adictivos debe verse como lo que es, una posibilidad a la que nosotros mismos (o los padres en caso de menores) deberíamos estar atentos. Hay más posibilidades de hacerse adicto a la Coca-cola o al café que jugar un par de partidas con tus amigos. Uno no se vuelve alcoholico por tomarse una cerveza, si no por usar el alcohol de forma reiterada hasta el punto de hacerse VITAL para nuestra felicidad, y si bien la escala de “adicción” no es ni parecida, es bueno que los padres DEBAN estar informados de a que juegan sus pequeños, y de que forma lo hacen. ¿Juegan por que les gusta? Guay ¿Juegan por que les hace parecer “guays”? Regulín ¿Juegan por que en un videojuego no tienen las confrotaciones sociales de la realidad? Mal.

En especial los pequeños son los que sufren más este tipo de bombardeos de estímulos audiovisuales con el mensaje “GASTA” o “COMPRA ESTO” impactándole de lleno en sus juegos favoritos. Se han dado casos de pequeños que han cogido la tarjeta del padre y se han gastado miles de dólares en cosméticos y chorradas varias.

La vida es una escala de grises y como ya dije antes, debemos habituar el contexto para averiguar en que punto de esa escala está el problema, que no será igual para dos personas distintas.

Me parece mal que se le endiñe la culpa de todo a los videojuegos, cuando considero que el mayor problema está en la educación (que se enseña en CASA, no en los COLEGIOS, ni en la TELE), pero decir que los videojuegos pueden causar un trastorno de adicción no debería ser motivo para sentirse ofendido. ¡Al contrario! Debe ser una herramienta más para que todos sepamos delimitar cuando algo deja de ser sano, para nosotros mismos o nuestros seres queridos, y así madurar tanto como usuarios, y hacer madurar con nosotros a la industria.

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