Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

El Pajarito Enjaulado

No creo ser el único que piense que la red social del Pajarito Enjaulado es, con diferencia, la aplicación que más daño ha hecho no solo a la información y a las relaciones entre personas, sino también a la evolución de nuestra especie sobre todo en el apartado intelectual. Solo hay que entrar un segundo en Twitter, solo uno, para entender porque la sociedad está tan jodida y la gente tan separada entre sí. Es facilísimo de comprender.

Los usuarios duros de este submundo, que suelen ser los que se dedican en cuerpo y alma al noble arte de discutir por esta red “social”, suelen ser personas débiles en el mundo real, individuos incapaces de relacionarse con los demás a no ser que sean de su círculo cerrado y hermético, ya que todos los demás son enemigos peligrosos a batir, personas que buscan “hacerles daño o herirles”, así que optan por atacarlos con el único fin de sentirse ellos superiores con sus argumentos, apoyos, pantallazos, y demás carambolas en las que son los amos y señores; seguramente porque no se les da nada más bien en sus tristes vidas.

Pongamos como ejemplo el mundo de la música o el cine, donde cualquier artista tiene que ir con pies de plomo a la hora de comentar o darle un Like a alguien, pues aquellas personas que no les soportan, y gracias a la red social del Pajarito Enjaulado pueden “relacionarse” con ellos, pondrán todo su empeño en hundirles del modo que sea, tergiversando los hechos hasta ese frágil punto en el que ellos tienen razón por encima de la lógica y la realidad, que es por donde se mueven de un modo más cómodo y en el que, de algún modo, encuentran la felicidad que en su vida, vacía y falta de empatía por el mundo que les rodea (seguramente porque nunca se han esforzado por alcanzar sus metas y, al llevarse las clásicas hostias de la vida, han elegido el camino fácil: culpar a los demás), no son capaces ni de oler.

Seguro que se os ocurren muchos ejemplos de personas que, por solo darle la razón a alguien con una X en la frente o, simplemente, no bailarles el agua a los seres puros que cabalgan a lomos del pajarillo chillón, se encuentran de un día para el otro con miles de comentarios y de insultos, de aplausos dirigidos a los que les atacan, y lo peor, poniendo sus sueños y su familia en tela de juicio solo porque alguien, que en lo más profundo de su corazón desearía ser como ellos, se ha levantado con ganas de bronca.

Y es que el odio a través de etiquetas que nada tienen que ver con su arte, que es lo que de verdad debería tenerse en cuenta en mi opinión, es algo que siempre ha estado en la mente de estos descerebrados, y me iré hasta principios de este siglo para daros un ejemplo: cuando Linkin Park apoyaron a Bush y su guerra de Irak (sí, así fue). Por aquel entonces estaba estudiando el módulo que me ha dado de comer durante los últimos quince años, y un compañero se me acercó y me preguntó si quería el Hybrid Theory. ¡Joder, claro! Es que apoyan la guerra de Irak, y eso es de hijos de puta. No quiero nada de ellos. Así que lo cogí con una sonrisa de oreja a oreja y me fui a mi casa.

Ahora, en nuestro presente, seguro que ese compañero estaría cargando contra ellos por posicionarse en un lugar donde, desde la sabiduría que da el Pajarito, estaban del todo equivocados. Y sí, yo tampoco estaba de acuerdo con la guerra de Irak, pero el artista debe ser juzgado por su arte, y no por lo que opine sobre ciertos temas. Por muy imbécil o en contra que estemos.

Pero es solo mi opinión.

Las hordas de parásitos de la red social del Pajarito Enjaulado tienen el poder que les da no sentirse solos dentro de una comunidad creada para rompernos como conjunto, para enfrentarnos como gallos de pelea por motivos que nos dan igual y que, desde luego, no sirven más que para aumentar nuestro orgullo hasta el tamaño de la puta Luna; o quizá más.

Conocer a alguien que no opina igual que tú y tener el valor y el respeto de hablar con él como personas racionales, tratando de comprender el porqué de sus argumentos, es lo que hace que de verdad valga la pena tener raciocinio, es lo que hace que nos consideremos seres inteligentes, porque si cada vez que te encuentras a alguien que no opina como tú te vas a dedicar a atacarlo con todas las armas hasta derrotarlo y seguir tú camino, me temo que vas a acabar solo en tu trayecto o, cuando te lo hayas pasado, encontrándote con un malo final tan jodidamente cruel, y que estará creado por todos los cadáveres que has dejado detrás, que te va a ser imposible salirte con la tuya ni un segundo más (y me da por pensar en Hitler como protagonista de esta metáfora… Mira por donde)

Y, desde luego, ten por seguro una cosa: nadie de los que te han apoyado, ninguno de tus seguidores o defensores, van a estar a tu lado ayudándote, no van a darte ánimos, porque en esa red que idolatra idiotas no hay amigos ni enemigos, solo muros contra los que lanzar piedras fabricadas con las peores heces que puedas vomitar, y que además si algo les acaba salpicando no es por su culpa, sino que ese que se defiende es una mala persona y merece morir (o algo peor).

Voy a acabar diciendo que sí, que a veces uso esta mierda. Y sí, me lo paso bien comentando tonterías sin sentido sobre temas que me la traen más que floja, o insultando a políticos o aliados o demás “intelectuales” de panfleto, pero digamos que mis motivaciones se basan en que siempre se me olvida llevarme un libro al váter, o que en mi trabajo tengo un cronómetro siempre en marcha (la vida del laboratorio), y a veces tengo tres minutos libres donde puedo escoger entre reírme de los tontos de esta red, o rascarme los huevos. Y masajearse los testículos está bien, pero hacer que alguno de esos abortos mentales les hierva la sangre, bueno, es bastante divertido.

Así que, amigos, si vais a usar al Pajarito Enjaulado tened presente algo: nada de lo que ahí pasa vale una mierda ni os va a cambiar la vida en absoluto, porque todos los que se puedan meter contigo no tienen ni la más puta idea de quién eres en realidad ni lo que te mueve a levantarte y seguir adelante, así que ellos deben valer para ti lo mismo que esa saliva blanca que aparece en la comisura de los labios cuando tienes mucha sed.

¿Pío, pío, pío?

Pues eso.