Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

La tumba que tratan de esquivar

Una vez leí en un libro que solo hay que opinar sobre lo que se sabe o se está seguro, porque de lo contrario seguro que alguien que sepa más aparecerá y te pondrá en un aprieto.

Está claro que nadie es capaz de hacer esto al cien por cien, y yo menos, por eso voy a hablar de algo sobre lo que sí sé mucho, por desgracia, y que ahora mismo estoy viendo todos los días sin que nadie, NADIE, haga ni diga nada.

Supongo, claro, que porque no encuentran el valor necesario.

En mi vida laboral me las he visto con jefes de todo tipo y situaciones que no le deseo más que a mis peores enemigos.

Desde divorcios de dos jefes y, por ende, falta de dinero y entonces despidos; dimisiones de encargados que acarrearon el despido de varios de nosotros; dimisiones por mi parte al tener un sitio mejor al que ir; e incluso un falso despido disciplinario, que gané en un juicio al que no pude ir porque ya estaba trabajando en un nuevo laboratorio (los que me hicieron la jugarreta fueron los del estabulario del edifico CELLEX, del hospital de la Vall d’Hebron), y si algo he aprendido de mi vida laboral, además de que la investigación está tan llena de hijosdeputa como de buenas personas (un 80% contra un 20%, he de seros franco), es que si eres bueno en tu trabajo y antepones la profesionalidad a las tonterías personales, no importa que te echen o te vayas, porque conseguirás pronto otro lugar donde trabajar. Total, eres bueno en lo tuyo y siempre van a necesitarte en algún sitio.

Por eso sigo sin entender como esto que os acabo que contar, que es tan lógico y creo que nadie puede decir que no sea verdad o que he puesto demasiado sentimentalismo personal en ello, no se aplique en el ámbito político. ¿Por qué esta lógica no la aplicáis, o se la aplican ellos mismos, cuando es un político el que la ha cagado? ¿Qué motivo hay?

En la historia global de la política sabemos de muchos casos en los que alguien hizo algo mal, sabiéndolo o no, y cuando saltó la liebre optó por dimitir o dejar que le expulsasen del partido. Digamos que es cuestión de integridad y un poco de amor propio.

Pero ahora mismo, tal como estamos y viendo como en otros países, o en el propio, han dimitido altos cargos por pillarlos conduciendo borrachos, no haciendo lo que ordenan que hagamos los demás, o por una gestión tardía, aquí, en España, sigan estando en su sitio cachondeándose de nosotros el filósofo de Illa (o el que ha estudiado filosofía, que no es lo mismo), el Simón (que nadie sabe en realidad lo que es), la Calvo (Les va la vida en ello, y después no pedir perdón cuando ha tenido la oportunidad ya nos hacen entender lo jodidamente mala que es esta “feminista”), el Iglesias (¿alguien se acuerda que era el encargado de las residencias?, ya sabéis, esas donde han muerto tantísimos ancianos y han ocultado incluso los cadáveres), y hasta el mismísimo Sánchez (este es abrir la boca y mentir, así que con poner su nombre en YouTube ya tendréis la lista de los motivos).

Es alucinante ya no que se nieguen a dimitir o siquiera planteárselo, sino que encima haya gente que les apoye o que diga que no es momento para eso… claro, porque el momento perfecto será cuando todo acabe, que trataréis de que todo el mundo piense en otra cosa y se olviden de esta crisis sacando, yo que sé, el cadáver de Primo de Rivera, o culpando al PP por abstenerse o decir que no al Estado de Alarma (el mismo que ERC ha dicho que NO ya dos veces… pero claro, los amantes nunca son los culpables de las infidelidades).

Aunque ahora que lo pienso con tranquilidad, es normal que no dimitan. Es normalísimo. ¿Recordáis que os he dicho antes que cuando me despidieron o dimití tenía un sitio donde ir a trabajar porque mi CV hablaba por si solo y mis años de experiencia me abalaban?, pues es lo mismo: ¿de qué trabajará Clavo, o Illa, o Sánchez, o como se pagará la hipoteca el marqués de Galapagar si dejan la política? Es una cuestión de supervivencia que no dimitan, nada más; una que ha valido la vida de más de 30.000 personas (que se sepa), pero supervivencia individual al fin y al cabo.

Cuando la persona que debe llevar la brújula no sabe diferenciar el norte del sur, o el que debería demostrar profesionalidad se dedica a reírse cuando no toca de comentarios que ni puta gracia tienen, es normal que se agarren con uñas y dientes del alfeizar de la ventana por la que se han caído porque ni andar saben.

¿No sería lógico que nosotros, que tenemos la llave que cierra la ventana, hiciéramos uso de nuestras armas? Ya sabéis, es un decir solamente…