Queridos Reyes Magos…
Hola, ¿cómo os va todo?
Sé que muy poca gente piensa en vosotros, ya que lo más importante, o lo que nos hace grandes como sociedad, es seguir las modas americanas, las malas y las buenas, pero creedme cuando os digo que nunca, jamás, he dejado de creer en vosotros. Además el mío siempre ha sido Baltasar, desde pequeño, quizá porque me gustaba más la idea de que podía entrar en casa con más sigilo, haciéndose pasar por una sombra (esto quizá los ofendiditos dirán que es micro-racismo, pero bueno), o porque en las cabalgatas y entrega de cartas podías descubrir fácilmente si era él o no, porque después de abrazarle no acababas manchado de betún.
Así que allá va mi carta, que contiene todo lo que creo que me hará feliz este año que empieza y, en cierto modo, a todos los que me rodean o se cruzarán en mi camino.
Vamos a ver… mejor empiezo por:
El poder de ver el futuro que me espera con las personas que recién conozca este año.
Ya sabéis, por eso de ahorrarme tiempo en personalidades o actitudes que solo buscan un apoyo interesado o que, por desgracia, me metan en el saco de “amigos” que sirven solo como arma arrojadiza o barrera de protección. Ya puestos, como apéndice, ¿podéis mandarle unos herpes buenos a los que se dediquen a hacer esto normalmente? Gracias.
Inteligencia para todo el que esté cerca de mí y diga cosas poco respetuosa sobre personas que no conoce.
Ya sabéis, vivo en Catalunya, y el meterme en un bar y tener cerca a alguien que se caga en la puta madre de los putos madrileños (hola… parte de mi familia es de allí), o digan anormalidades sobre la Corona “Catalano-Aragonesa” (hooola, again, ¿os presento a mi familia política y de paso que os enseñe historia? No pasaréis hambre, os lo aseguro), llega un momento en que te entran ganas de vivir en un país donde dejen comprar armas en la misma tienda donde compras Donettes.
Aunque, ya puestos… ¿lo de que las armas sean legales aquí, cómo lo veis?
Que nuestra clase política empiece a tener algo de… clase.
Porque lo que deberían hacer es dejarse la piel por su país y sus ideas (y no hablo de esos que están en la cárcel haciéndose fotos y dietas de proteínas, sino de los que se jugaban, hace años, la vida de verdad), y no comportarse de una forma tan poco disimulada con respecto a la idea que tienen de nuestro cociente intelectual (¿290 euros un jet privado? ¡PONME 101)
Que el mundo empiece a separar palabras de “definiciones”.
Porque Hombre no es Maltratador. O Mujer Sexo Débil. Ni Inmigrante Malo; aunque tampoco Intocable. Que algo no te guste no es Fascismo. O algo que Haya que Vitorear, la Verdad. Porque hemos llegado a un momento en que nadie sabe de qué habla ni lo que defiende, y eso nos va a llevar a algo que nadie quiere, aunque algunos insistan en llenarse la boca de ello (odio el color amarillo…)
Sonrisas para incluso los que no saben sonreír.
Porque es aburrido caminar por la calle cerca de gente que no disfruta de su vida. Porque todos deberían mirarse al espejo más a menudo para decirse si de verdad eso, esa puta mierda que no sonríe, es lo que desean arrastrar hasta el día de su muerte.
Y porque con menos mal follados y mal folladas el mundo, algún día, será un lugar por el que merecería la pena partirse la cara.
Que vosotros, los que por desgracia lleváis la voz cantante, aprendáis a entonar una buena canción.
Ya sabéis, algo que no sea un bucle de mierda sin sentido ni metas deseables para la mayoría (dentro de la que no estáis), y que os deis cuenta en algún momento de lo patéticamente divertidos que sois para el resto del mundo.
Que Echenique termine su sesión de peluquería y se hagan fotos en algún otro lugar (adoro este chiste, y si mi editora me lo publica la amaré por siempre jamás ;)
Pedir dinero, salud o amor está sobrevalorado, porque ninguna de estas tres cosas nos servirían para nada rodeados de completos inútiles o de enemigos que no hemos escogido pero se empeñan en serlo aunque les digamos que se aparten de nuestro camino. Porque la felicidad es mucho más que querer a alguien y se acerca muchísimo a poder amar sin que nada se interponga en ese lanzamiento a la diana; sin que haya en medio barreras que nos rompan la ilusión y se masturben encima de cada uno de los trozos.
Este 2019 debería ser un paraíso lleno de caramelos y nubes preñadas de chocolate caliente, pero me huele a que en algún momento algún tipo de gilipollas se me colocará delante y me preguntará la hora teniendo en su muñeca un Rolex de 5.000 euros, y por eso, Reyes Magos (y en especial a ti, Baltasar), os suplico que hagáis que todos se desvanezcan; que dejen de ser eso que todos odiamos y ninguno de ellos ven que son: basura.
Y si eso, ya que estamos y por favor, ¿podríais traerme la última novela de Houllebecq? (que sé que sale el día 9 de Enero, ¿pero no se supone que sois magos?).
