Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Blog de Tendencias de Manuel Gris: “Cuando lo que tienes no te llena”

Cuando lo que tienes no te llena
(o el vacío de los ganadores gilipollas)

En uno de tantos festivales musicales a los que he asistido fui (fuimos podría también decir, pues eran más de 100.000 personas las que se acercaron aquella vez) testigo de cómo jamás, nunca, debe comportarse una banda delante de un público que, en general, no está allí solamente por ellos.

Os juro que la historia será “breve” y pronto empezaré con la reflexión.

Lo prometo.

—Por no hablar de Ángelus Apátrida y Kreator (¿ya la he cagado?) les llamaremos grupo 1 y 2, ¿sí?—

El caso es que el grupo 1, que tocaba en ese momento antes del cabeza de cartel de aquella noche (el grupo 2), estaba en sus últimos treinta minutos de un concierto de cerca de una hora y media, ante poco menos de la mitad del aforo. El resto de asistentes íbamos colocándonos una de dos: o delante del otro escenario, donde iba a tocar el grupo 2, o en un punto intermedio para poder disfrutar un poco de todo. El amigo que me acompañaba y yo decidimos coger la segunda opción, más que nada porque ya que estábamos ahí al menos queríamos ver al máximo de grupos posibles. Así que todo estaba dispuesto para que aquella banda pusiera el punto y aparte antes de que todo acabara por esa jornada, y entonces, quién sabe, quizá llevados por el ego, por las ansias de conseguir que se les hiciera más caso, o porque directamente son gilipollas, optaron por la opción que caracteriza a toda la gente, a la que me gusta llamar “cáncer con forma humana”, y que no sabe conseguir sus objetivos con buenas maneras, procediendo a insultar y vilipendiar a los demás.

La banda 1, tras uno de sus temazos, comenzó a pedir al público que les aplaudiera y gritara, cosa normal y que todos, incluidos mi amigo y yo, hicimos, el problema llegó cuando dijo algo así como “¡más alto, que nos escuchen los fans del grupo 2!”, y ahí, cuando aquello empezó a parecer un concurso de pollas, fue cuando los que no estábamos allí por ellos nos quedamos a cuadros.

Algunos volvieron a gritar, suelen ser los memos que se pasan horas y horas en primera fila, muriéndose de sed y hambre y meando en un frasco, solo porque creen que aquel grupo es el mejor del mundo, cosa que puede ser, y la mayoría de veces no es, pero esta gente se queda de ese modo sin disfrutar el resto de la vida, de la música, del ambiente del festival.

¡Y encima son los que dicen habérselo pasado mejor que nadie!

Pero la mayoría de los que allí estábamos comenzamos a abuchearles y a silbarles, porque aquello no era jugar limpio. Aquello no era formar parte de un festival ni de una cultura, ni siquiera de una especie, porque ahí estábamos todos para pasarlo bien, oír música, beber y conocer (quizá follar) gente, no para medirnos en un concurso de eructos y ver quién es mejor o peor, o quién está en este o en aquel escenario. Pero aquel frontman no lo pilló, y volvió a la carga con un gracioso “venga, que se note que aquí hay 50.000 personas y allí (señalándonos) solo unas 10.000”, con lo que no solo puso en inferioridad al grupo 2, sino que también trataba de hacer que todos los allí presentes fuéramos señalados como fans de uno o de otro, como mejores y peores. Nos trataba de separar y convertirnos en dos frentes muy marcados.

Pero, claro, la gente no es tonta; o al menos no toda. Y desde luego la mayoría, como siempre, no lo éramos.

Al instante, los silbidos y abucheos se unieron a un movimiento muy visible de gente que pasaban de un escenario a otro, algunos aplaudiendo y vitoreando al grupo 2, mientras que los número 1 empezaron a darse cuenta de que o dejaban de hacer el capullo, o acabarían tocando ante poco más de 100 personas. “¡Ei!, que es una broma, que soy muy amigo del cantante del grupo 1. No pongáis nada en las redes, ¡hombre!”, suplicó cuando alguien le debió chivar por el pinganillo que empezaba a hacerse viral aquella actuación prepotente y fuera de todo el característico buen rollo que empapaba cada segundo vivido hasta entonces.

¿Cómo acabó todo?, pues que fuimos testigos de uno de los conciertos más multitudinarios, brutales, intensos e inolvidables del grupo 2; mientras que el 1 no hizo ni bis.

Lo que trato de decir es que hay personas que no saben formar parte de un todo, de un colectivo, porque sus ansias de poder y de ser aplaudidos más, mejor, y por multitudes, les ciega hasta tal punto que son capaces de no saber disfrutar de lo que han logrado con esfuerzo (en el mejor de los casos) o suerte (en el caso del grupo 1). Porque el ser humano, a veces, está más cerca de los animales irracionales que del supuesto ser superior que somos, y se creen que tienen la cabeza dura como un rinoceronte y la inteligencia de un simio, cuando en realidad son caracoles con cerebros de sanguijuelas.

Aquel festival fue una pasada, de los mejores que he compartido con mi amigo y del que mejores recuerdos tengo, pero estoy seguro que, tras ese, el grupo 1 no tuvo tantos aplausos y éxitos, porque los tontos de la primera fila siempre están ahí, pero lo que hace que un grupo sea grande son los millones de personas que hay detrás y que, para bien o para mal, hablan de uno.

Así que, ya sabéis, escoged bien el escenario al que mirar, porque morir de sed y hambre delante de alguien a quien le importas tan poco, la verdad, no es una buena manera de disfrutar de algo tan único e importante como el tiempo.

Ahora, si me disculpáis, hay una entrada del grupo 2 que quiero comprar; de nuevo.