Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Blog de Tendencias de Manu Gris: ‘Radio Patio 2.0’

Radio Patio 2.0

Hasta hace 6 meses no era del todo consciente del “poder” que tienen en las redes sociales ese, por desgracia, extenso grupo de “personas” que han conseguido que el famoso Radio Patio, al que bautizó muy acertadamente en su día la serie Aquí No Hay Quien Viva, suba de nivel e evolucione hasta el 2.0.

Pero como en todas las actualizaciones hay fallos, y una de dos, o son humanos o, en este caso, los mismos humanos los errores que por desgracia tenemos que aguantar.

Hace más bien poco la jauría que se dedica a criticar sin ofrecer ayuda, consejo, respeto o comprensión (que es, básicamente, lo que debe tener una crítica si de verdad pretende ser constructiva) ha llegado a salpicarme muy de cerca, y aunque en mi caso esas manchitas solamente llegan al nivel de importancia del aceite en un pantalón de camuflaje, o al papel higiénico que lanzo al lavabo después de irme de vientre tras una comida abundante, hay gente a la que las palabras de este atajo de payasos de circo, que buscan en sus laaaaaaargas críticas el simple aumento de su ego y de seguidores (que son igual o más tontos que los que llevan el megáfono y se suben a taburetes para que se les oiga más), pueden llegar a molestarle, ofenderles, o hasta perjudicarles como hacían los abusones de patio de colegio que todos, sin excepción, hemos tenido que sufrir en algún momento de nuestras vidas. Es en estos casos cuando de verdad me tocan los cojones estos presuntos líderes de la moralidad y la libertad, porque sus, sin duda, inútiles palabras hieren a personas que me importan o respeto, y les colocan en posiciones complicadas y de difícil escape hacia adelante solo porque alguien cree, pobre infelices, que la única manera de ganar a alguien es destruyéndolo en lugar de trabajando duro por uno mismo y tratar de llegar a su nivel (algo que, en este caso, ninguno de los que estoy señalando alcanzan ni con una escalera de bomberos).

Así que, para resumir, las redes sociales se han convertido en un aquelarre en el que solo caben tipos 3 de personas:

_Las que se quejan por todo, sin dar más argumento que el que le han contado y, cual cacatúa con deficiencia mental, repiten hasta la saciedad en busca de “amigos” con los que blandir espadas.

_Las que tratan de poner en su lugar a los primeros con datos, argumentos, buenos modos, y que solo consiguen ataques perpetrados por los lacayos de los cabezas pensantes (los mismos que hablan de libertad y de respeto al tiempo que usan esclavos con el cerebro lavado para hacer sus actos más repugnantes).

_Los que sufrimos/disfrutamos la lucha entre el número 1 y el 2.

Después también están los que solo pretenden dar a conocer su arte, pero estos, que en realidad son los que usan las redes sociales del modo en que deberían ser utilizadas, quedan en un desmerecido segundo plano y, finalmente, expulsados del lugar como un  vulgar sacrificio.

Y esto, lo siento, pero ni es social, ni es una red, ni ayuda en nada a nadie, exceptuando a los que necesitan esta atención como una droga sin la que morirían porque, en realidad, no tienen nada más en sus patéticas y desechables vidas. Esto no hace que seamos una sociedad mejor ni que evolucionemos como está mandado, sino que nos retrasa al nivel de animales salvajes que se matan entre sí por un pequeño charco o por la hembra de turno. Aunque, siendo francos, hay una gran diferencia entre esos animales salvajes y la escoria que puebla las redes: los primeros lo hacen por supervivencia o instinto, los segundos porque no sirven (y ellos lo saben) para nada más que para joder al prójimo y luchar con malas artes por un podio que, alcanzado, no sabrán utilizar como es debido.

¿Mi consejo a todos los que sufren a esta jauría de indeseables? Yo a estos desechos sociales los compararía con un/a (o une, para que los pertenecientes al grupo 1 sepan de qué hablo) ex pareja: primero están ahí durante algún tiempo, apareciendo en nuestras vidas física o mentalmente, y jodiéndonoslas queramos o no con sus recuerdos o sus pequeñas puyas, pero en el fondo todos sabemos que hay que pasar página, olvidarlos, y tener la mirada fija en nuestros asuntos, en nuestros sueños y caminos a recorrer rodeados de los que de verdad valen la pena, relegando a esta chusma a la última fila, que es el único lugar al que pertenecen, de nuestras preocupaciones. Porque igual que a un perro que ladra mucho, al gritarle, solo agravamos el problema, es mejor dejarles escupir, patear, dar ridículos saltos o romper cosas, hasta que se cansen de hacer el ridículo, y desaparezcan.

Hay mierda que solo se borra del mundo si dejamos que se seque hasta volverse polvo y que así se la pueda llevar el viento bien lejos.

¿Jugamos a soplar?