‘El Oficial y el Espía’, yo acuso

por Ester C. Murillo

En su nueva película, el director de origen judío, Roman Polanski (Chinatown, 1974) nos presenta un estudio a fondo sobre la verdad del Caso Dreyfuss, que se convirtió en uno de los episodios más bochornos de la Historia de Francia.

Durante el invierno de 1894, el capitán de origen judío, Alfred Dreyfuss (interpretado por Louis Garrel, Soñadores 2003) fue acusado injustamente por sus propios compañeros, de espiar a favor de los alemanes, proporcionándoles material de alto secreto.

Fue entonces cuando se facilitaron en el juicio una serie de pruebas churretosas y sin ningún tipo de credibilidad que unidas al hecho de que el acusado fuese una persona de religión judía, fueron lo suficientemente contundentes para condenar al militar a cadena perpetua en una prisión insalubre en la isla del Diablo (Guayana francesa).

A pesar de presentársele un futuro nada halagüeño en esa cárcel tan lejos de sus seres queridos, poco a poco la situación del pobre capitán empezó a mejorar. Su compañero del ejército, el coronel Georges Picquart (interpretado por Jean Dujardin, The artist, 2011) que al principio apoyó su encarcelamiento, empezó a indagar, a revisar las pruebas y a tirar de la manta. ¿Y si no hicieron lo correcto? ¿Y si había ahora un hombre inocente pagando el pato en una cárcel a cientos de kilómetros de distancia?

Mientras las pesquisas del coronel Picquart avanzaban, la sociedad estaba cada vez más dividida entre los Dreyfusards (que creían en la inocencia del capitán) y Anti-dreyfusards (defensores de su condena).

La xenofobia, el nacionalismo y el antisemitismo aumentaron en Francia durante años, y la prensa de la época no hacía más que instigar al odio al diferente y a la desinformación con noticias falsas, injuriosas o nada documentadas.

El ambiente de crispación social llegó a tal extremo que el famoso escritor Émile Zola escribió el manifiesto Yo acuso, defendiendo la inocencia de Alfred Dreyfuss y criticando los chanchullos políticos y la corrupción que reinaba en un Estado que debería haber velado por la transparencia.

¿Qué pasaría al final con los dos protagonistas? ¿Se pudo demostrar la verdad o quedó oculta como tantas historias que a las altas esferas del Estado no les interesa desvelar?

Una película muy interesante, con sólidas interpretaciones, y amenizada con una buena banda sonora del compositor Alexandre Desplat (El Gran Hotel Budapest, 2014) y recomendable si te gustan los thrillers políticos con tintes detectivescos.