‘Bliss’, la experiencia subcutánea del año

Sitges 2019 Día 2 / Película 4

Bliss

La experiencia subcutánea del año

por Àlex Caballero

Joe Begos es uno de los directores independientes y underground de la actualidad con mayor personalidad, calado y tirón dentro del género.

Con su debut Almost Humans, su particular visión de La Invasión de los Ultracuerpos, y su posterior y superior The Mind’s Eye, su personal versión de Scanners, ya nos enamoró a muchos, pero lo de Bliss ha sobrepasado completamente y en mucho cualquier expectativa puesta en él convirtiéndose en mi película favorita del Festival (al menos hasta el momento), una de mis favoritas del año y el filme de vampiros de la década con el permiso de los Amantes de Jim Jarmusch

Lo excelso de Bliss es imposible explicarlo con palabras, aunque lo voy a intentar, siendo una experiencia que se ha de vivir en primera persona para llegar a los niveles de emoción, tensión y adicción que provoca la tercera película de Joe Begos.

Creo que el referente aquí es menos claro que en sus dos anteriores, pero bajo mi punto de vista Bliss es su revisión actualizada de la clásica ópera prima (y maestra) de Tony Scott llamada El Ansia, aunque habría que dejar claro de antemano que es la película más personal y menos apoyada en referentes evidentes y concretos que haya realizado hasta la fecha.

La película de Begos trata el tema del vampirismo de una manera realista y está introducido (bastante avanzado el metraje) tan sutilmente y subcutánea dentro de la propia historia que de la misma manera que aparece, podría también no aparecer y la película funcionar de manera ideal quitándole ese punto extra que supone adscribirse al género inequívocamente.

Está claro que la potencia visual (luces y foto), sonora (score y efectos) y de casting (destacando sobremanera una Dora Madison que hace suyo el personaje principal y la película de manera indiscutible) de la que está dotada Bliss ya la hace sumamente especial y podríamos decir que casi única en su especie, pero esa narrativa visceral, emocional y angustiosa la hace crecer hasta límites de una superioridad exultante.

Centrada en ese momento en el que el artista necesita de las emociones externas (sexo, relaciones) y los estados alterados de conciencia (drogas, vida nocturna) para potenciar su creatividad, Dezzy (Madison) se acaba encontrando en una espiral de autodestrucción y renacimiento que la aboca sin remedio a una entrega en cuerpo y alma (a base de sangre, sudor y lágrimas) al arte en su estado más puro y visceral.

El concepto del vampirismo funciona como una analogía de ese extra que necesita el artista a la hora de inspirarse para crear, continuar y cerrar su gran obra maestra por la que será capaz de todo para llegar a casa y seguir creando.

Esa necesidad de sangre que vendrá con su conversión al vampirismo, es el paso más allá de la necesidad de Dezzy por absorber, interiorizar y mimetizar emociones de manera atropellada y conseguir la inspiración necesaria para crear llevándola a un plano de abstracción mental y pérdida de la moral que acabará convirtiéndose en su adicción más destructiva y a la vez productiva.

Cabría destacar también una selección de canciones que me ha dejado boquiabierto reconociendo entre ellas a bandas como Electric Wizard, Isis o Doomriders entre otros. Por si la peli no podía ser más redonda, con este punto extra lo es.

Sucia y preciosa al mismo tiempo, excesiva y gore sin tapujos, sexual y cruda como la vida misma, enfermiza  y adictiva de manera visceral y con una potencial visual apabullante (ese juego de luces y colores es un protagonista más de la película), Bliss es ese tipo de película en la que si entras sin peros, se aloja en tu córtex cerebral para los anales dejándote una sensación de invasión y alteración interna sin parangón. 

Una maravilla más de un Begos que se supera con creces en cada nueva entrega. Le deseamos toda la suerte del mundo porque se lo merece, pero también esperamos que jamás pierda ese poder underground e independiente que tiene su filmografía y que lo hace tan único, especial y disfrutable.

Puntuación 10