Amazon Prime Video llega pegando fuerte al servicio de streaming
Madre mía. Netflix y HBO llegaron a España y se convirtieron en los pioneros de los servicios de streaming para series y cine. Vale, no fueron los primeros, pero si lo hicieron en ofrecer tarifas planas razonables con contenido original de calidad… ¿Pero y Amazon Prime Video? El servicio más barato puede parecer que a priori tiene poco que aportar… Eso es una mentira como una casa. Dos reseñas de las mejores series de todo el año.
Lo primero es lo primero, Amazon Prime Video vino con poco ruido, ofreciendo un buen contenido con series como American Gods casi oculto por el pago anual que ofrece la tienda para tener tarifa plana en envíos de nuestras compras. Creo que puedo poner la mano en el fuego para decir que fueron muchos los que no pensaron abiertamente en los servicios secundarios del Prime. ¿Libros gratis? ¿Música gratis? ¿Cine y series? Pero ahora Amazon ha dado un golpe sobre la mesa, mostrándonos verdaderas barbaridades en producción, entre las mostradas este verano,tenemos dos que no solo no tienen que envidiar a las producciones de las empresas dedicadas exclusivamente a la industria de las series, sino que han llegado a catalogarse como las mejores series del año. Como dijo Jack el destripador, vayamos por partes:
Good Omens
Buenos presagios o como me gusta llamarla, Las buenas y acertadas profecías de Agnes la Chalada viene de un libro de dos de las mentes más maravillosas del literato angloparlante. De mano de la ingeniosa mente de Terry Pratchett y el agudo Neil Gaiman se nos cuenta la historia de un ángel y un demonio que, desde el comienzo de los tiempos, siempre han visto la flexibilidad entre el bien y el mal acorde a los actos de los hombres. Crowley fue el que le dio la manzana a Eva, y Azirafel, el ángel de la puerta del Eden, les dio una espada de fuego del mismo cielo para que pudieran defenderse al salir del jardín del Edén.
El demonio se pregunta “¿Y si darles la manzana no fue un acto malvado?” mientras que el ángel reflexiona sobre el virtuosismo de darle semejante arma a unos humanos. ¿El bien y el mal? Durante toda la historia de la humanidad han descubierto que sus respectivos bandos les obligan a “neutralizarse” el uno al otro, algo que hace aburridas sus tareas, ¿y que mejor opción que cooperar en secreto para parecer super productivos ante los ojos de sus superiores? ¡Hoy ganas tú, mañana yo!
Llegado al nuevo milenio, aparece en escena el anticristo, y claro… eso significaría que se les acaba el chollo a ambos. ¿Por qué no cooperar para evitar el apocalipsis que les obligaría a perder todos esos hermosos lujos que han aprendido de mano de la humanidad?
Lo primero, los dos actores protagonistas son una bomba de interpretación y juntos tienen una química increíble. Tanto Michael Sheen como Azirafel (educado, ingenuo, buenazo, cordial, con toda la flema inglesa posible) como David Tennant como Crowley (mordaz, sarcástico, cínico y pasional) están increíbles, sobresaliendo sobre unos secundarios que siguen siendo magníficos.
La trama es mordaz, aguda, ingeniosa, divertida, llena de esos pequeños detalles que hacen que veamos cada capítulo con una sonrisa en el rostro, que se convertirá en carcajadas en los mejores momentos (la orden satánica de las monjas parlanchinas, con nombres como Sor-charla, Sor-diálogo, Sor-cotilleo… solo con eso merece una reverencia), por una trama que juega a las revelaciones del bien y el mal con mucho acierto, y un ritmo que hace que la narración no solo sea divertida, sino completamente entretenida, algo que se deja ver en un suspiro, y si tenemos en cuenta que la serie tiene solo 6 capítulos y pone punto a final por completo a toda la trama, hablamos de algo imprescindible de ver.
Eso último es importante. Toda la historia de Azirafel, Crowley, Adan Young, y compañía se puede ver en dos días, tiempo que pasará volando, y aunque la enorme aceptación por parte de crítica y público que ha tenido la serie ha hecho tantear a Amazon Prime Video con la idea de una segunda temporada, Neil Gaiman, creador de la obra (junto al difunto Terry Prattchet) se ha negado en redondo a continuar algo que está acabado. Nada de múltiples temporadas con extraños giros de guion y molestos finales abiertos que repercutan en un año de espera para ver la siguiente temporada. Lo que ves es lo que hay, ni más ni menos. Algo tan triste como hermoso, pues os aseguro que queda en un pedestal sólido que no necesita que lo tambaleen añadiendo peso innecesario.
The Boys
Si Good Omens es una serie blanca, de humor ameno y de ligera digestión, The Boys viene para hacer contrapeso en la balanza, y os aseguro, que a pesar de no ser tan burra como el comic en la que se asienta (escrito por el polémico Garth Ennis), sigue teniendo una brutalidad desmedida a la hora de tratar el tema de los superhéroes.
¡Espera! Probablemente la palabra “Superheroes” pueda hacerte dejar de leer, pues es un género ultra saturado en los días que corren, pero ¿y si te digo que la serie es una sublime macarrada a todo el género? Violenta, deshinibida, sexualmente bizarra y sarcástica. Lo que viene a ser una colosal gamberrada.
Vaught América es una empresa armamentística que ha creado a los supers, gente con poderes especiales, salvadores del pueblo… Así son los anuncios de marketing que hacen para mostrarlos al público. Guapos y elegantes, no dudarán en hacerse una foto con tu bebe y firmarte un autógrafo… ¿Pero y si la realidad es distinta a los comics y a las películas? ¿Y si una cosa es la cara que ofrecen a la gente y otra muy distinta es la que tienen en la vida privada?
En efecto, los supers son humanos también… y se drogan, y cometen crímenes, y roban, y la lían parda cuando por un error se cargan a un humano (algo que la misma Vaught se encarga de encubrir para limpiar la imagen del super en cuestión).
Así comienza nuestra historia, cuando el buenazo de Huggie, un tipo normal y corriente ve como una parodia de Flash atropella en plena carrera a su prometida, reventándola en mil pedazos.
Luego aparece Vaught y le obliga a firmar un contrato de no denuncia, y poco más tarde aparece Billy Carnicero, un tipo oscuro de mirada aviesa que le promete venganza. Así es como Huggie se interna en The Boys, un grupo (supuestamente respaldado por la CIA) que serán los que se encarguen de poner a esos payasos en su sitio cuando se pasen de la raya.
Lo primero, hablemos de la serie: dirigida por Seth Rogen, Evan Goldberg y Eric Kripten. Los dos primeros tienen a sus espaldas la irregular Preacher (comic del mismo autor) mientras que el tercero es ni más ni menos que el creador de Supernatural. Decir que han venido a meternos en vena un poco de veneno en el momento más adecuado, justo cuando los superhéroes comienzan a oler a cobre quemado en la vida real, y lo hacen rematadamente bien.
Es imposible no ver las comparativas. Disney como Vaught America, Homelander como Superman, The Deep como Aquaman, y de repente los ves pasando por situaciones de lo más burras que uno recuerda ver en televisión para retratar a los Supers no ya como seres formidables de luz y puros códigos éticos, sino como seres humanos, famosos del tres al cuarto, niños consentidos que, además, tienen poderes como para liar una buena. Todo eso se refleja genial en la serie, y si le añadimos a la mordaz crítica (HUMANA, no de super héroes, de lo que cualquier gachón haría con un superpoder y sin consecuencias), un sentido del humor más negro que unos cien metros vallas en silla de ruedas, pues el cóctel está servido.
Además, algo que me gustaría aclarar, la serie coge el sentido de la moralidad del comic, pero decide reinventarse en su argumento, dejando que los personajes queden reconocibles, pero sin evitar que el que quiera seguir el comic pueda tener una visión propia que no interceda con la de la serie. ¿Qué significa esto? Que los lectores del comic NO van a encontrar aquí a los mismos personajes, ni los mismos pulsos de la trama, y esto les puede parecer mal, pero eso dota a la serie de su propia personalidad, no sustentada en lo que ya se ha contado antes en otro medio. Tienes el comic, y tienes la serie. Ambos se complementan, no se pisan.
La serie tiene todas las luces para convertirse en algo de culto. A fin de cuentas, ya tiene en su a ver un éxito rotundo en crítica y público cosechada en su primera temporada, en la que destaca sobre todo Antony Starr como el patriota (la cara de psicópata, salido de American Psycho, hace que cada vez que el tipo sonría se te anude el estómago). Karl Urban también esta maravillo como Billy Butcher, y aunque no es el mismo “cabrón” sádico que, en el comic, tiene ese puntito de carisma que hace que se diluya la línea entre buenos y malos. Su segunda temporada ya está en pleno rodaje, y yo estoy deseando ver que nos puede ofrecer.