Las Mil y una Noche: capítulo 7

Las mil y una noches
Capítulo 7

De vuelta tras unos meses sin publicar nada de la sección y con ganas de encarar todo de nuevo tras una difíciles vacaciones miro mi buzón de entrada y… ¿Nadie? ¿En serio? Nadie ha sabido responder correctamente a la anterior serie de las mil y una noches… con lo que un servidor se coloca como ganador… (Que triste)…

Pero tampoco es para tanto, teniendo en cuenta que Ugly Americans no es una serie fácil de conocer. De hecho, decir que es raruna es quedarse secularmente corto.

La serie de animación de Comedy Central creada por Devin Clark y David M. Stern (antiguo guionista de Los Simpsons y Monk) no obtuvo mucho reconocimiento y tras dos temporadas la cosa quedó en borrajas.

Imagino que el estilo “Feista” y la irreverencia de su humor, así como lo zafio del mismo no le ayudó demasiado, y es una pena porque la idea era simplemente genial y podía haber dado mucho de sí.

Mientras otras series del entorno de animación para adultos proliferaban ya sea por polémica o por elegancia, o por ambas, Ugly Americans tuvo dos cortas temporadas que nos dejaron con ganas de más, y de lo que pudo ser y no fue…

Y es normal hablar de gansos arcoíris en estas latitudes festivas… ¿Cómo si no podría iniciar hablar de la nueva serie que tendréis que adivinar? Es un fastidio iniciar la noche tomándote un bote entero de pastillas y escribiendo durante horas una sesuda nota de suicidio para descubrir a la mañana siguiente que, no solo sigues con vida… ¡Además empiezas a ver al perro de tu vecina como un señor vestido de perro con una mala leche y una afición por las drogas blandas poco envidiable! Por supuesto, todos los demás le seguirán viendo como un perro menos nuestro protagonista.

Dicho protagonista empieza así a entablar una relación bastante insana con este ser que juega entre la realidad y la cordura de nuestro protagonista (y la nuestra). Él se convertirá en ángel y demonio de una serie de gamberras desventuras por la felicidad de nuestro protagonista en el que tienen cabida todos los temas y nada es suficientemente tabú como para estar exento de la mofa. Y es que la serie tiene una mala leche a la hora de tomar la palabra “Humor” no tan a la ligera como muchos estómagos están dispuestos a soportar, jugando entre el absurdo de la situación (no deja de ser un perro que es un tío vestido de perro), como por los temas “perrunos” y “humanos” que la serie toca.

La felicidad es el espíritu de esta comedia, y en todo momento, cada gamberrada, cada broma de mal gusto, cada exabrupto de nuestro cánido amigo, están encaradas a entenderla (que no alcanzarla).

¿Sabéis de qué hablo? ¡Claro que sí! Enviadme vuestras respuestas a mgutierrez2@yellowbreak.com