Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Reseñas de libros que nunca leeré

Los que no publicarán las editoriales por culpa de la pandemia

Este tipo de artículos van siempre acompañados de una ironía visceral y violenta, de esa que proviene del desprecio o la sorna que me provocan los libros que suelo poner aquí, pero hoy no va a ser así.

O al menos no tan así, vamos.

Debido a esta situación que vivimos, en las que lo último que le importa al gobierno es ayudar a las empresas o la verdadera cultura (el sector del cine, que es el que se ha llevado la mayoría del dinero debido a que merecían algo que llevarse a la boca tras tantas mamadas que dieron y que recibieron en el pasado con tal de dárselas de cultos o intelectuales o, directamente, útiles, no entran en este apartado), porque lo importante es tenernos a todos callados, quietos, viviendo del estado y con miedo a que nos ataquen o castiguen por ser la oveja negra del rebaño de borregos, estoy viendo como pequeños negocios, empresas, sueños y, lo peor de todo, inversiones que conllevaban todo el dinero que alguien tenía, mueren porque no reciben ayudas como en los demás países del mundo.

Quizá sea porque los de arriba no quieren hacerlo, no les interesa que volvamos a como estábamos antes, o que el mantra de “muerte al patrón” también contiene a los Pymes y todo lo que no sea Zara, Tous o Mercadona, pero el resultado de este sin sentido está claro: estamos perdiendo trabajos, negocios, lugares de ocio, y, a lo que iba, muchas editoriales o cierran o están dejando de publicar o facturar lo mínimamente necesario para mantenerse a flote.

No daré nombre ni de un lado ni del otro ahora mismo (no vale la pena, pero en privado si quieres hablamos), pero si he de ser sincero, es difícil meterlas a todos en el mismo saco sin sonar a hipocresía de manual, porque mientras unas sigues luchando de buenas maneras, arriesgando incluso en malos momentos, y sacando anuncios, ofertas, regalos o cosillas por Youtube, es alucinante como otras prefieren seguir con sus tonterías de progre amamantador del sistema y se dedican a seguir con sus tonterías trasnochadas, que antaño podían servirles para engañar a jóvenes tontos de pelo de colores sin la cabeza amueblada del todo ni haber salido de la sartén, sin entender que, aunque nos joda, ya nada es igual que antes. Hemos despertado a base de un golpe mayúsculo, y vender motos trucadas y sin gasolina no va a servirles más que para hundirse más en el agujero del que nunca debieron salir.

Así que lloro por algunos libros que todavía no han salido o no estamos disfrutándolos como merecen, pero al mismo tiempo estoy dando palmas (soy así de hijo puta a veces) por la cura de humildad que algunos descerebrados están bebiéndose a grandes cucharadas mientras lloran sangre de rabia contra quienes no deberían ser sus objetivos.

No soy yo que les insulta, ni aquel que no les compra sus mierdas (que también soy yo), ni siquiera su plan de negocio de niño pequeño llorón, es el gobierno central, es la gestión que han hecho, es que se estén encontrando documentos que prueban que EN ENERO sabían esto y todo lo que acarreaba (nivel de contagio, cómo protegerse, de qué modo había que proceder para que no llegásemos a miles de muertos, y más cosas que encontrareis en el canal de LA REUNIÓN SECRETA, en Youtube) y no hicieron nada de nada.

Pero sigan riéndose, vamos, sigan riéndose de los “cayetanos”, viendo palos de golf donde hay muletas y bastones, criticando los escraches al marqués que antes les encantaba hacer a embarazas y presidentas de la comunidad (a ver si va a ser verdad que hay mujeres de segunda y de primera para estas “feministas”…) y, sobre todo, no entiendan que las ideologías de cualquier tipo, en estos momentos, no son más que bolas de acero atadas a nuestros pies colocadas en el borde de una piscina llena de tabasco.

Debemos llorar por lo que vamos a perder mientras luchamos por mantener en pie lo que podamos, porque es una tragedia global de dimensiones épicas, pero hay que sentarse y pensar en qué futuro queremos tener. Por qué futuro debemos luchar.

¿Qué nueva historia desaparecerá para siempre la semana que viene?