Primavera Sound 2025: Salvado por los escenarios pequeños

El viernes 13 de junio fue mi día raro. Ese día en el que no te acabas de ubicar del todo en ninguno de los conciertos fuertes de la jornada.

Teniendo en cuenta que mis esperanzas con Sabrina Carpenter eran las justas, que la nueva faceta de Wolf Alice tampoco me inspiraba mucha confianza, que a las Haim y a los Beach House me los iba a saltar conscientemente y que mi primera vez con Waxahatchee nada iba a tener que ver con la Waxahatchee de la que me enamoré a principios de la década pasada, mi ultra foco estaba puesto en las bandas pequeñas que iban a circular entre el Schwarzkopf y el Trainline. Los dos escenarios pequeños del Festival, situados uno enfrente del otro, y en los que se suele estar bastante cómodo y cercano a las primeras filas si te lo propones y no tienes que arrastrar con seis amigos más. Afrontamos el segundo día de Festival igual que el primero, en el Schwarzkopf a las cuatro y media de la tarde para ver a una de las nuevas sensaciones locales de la escena alternativa.

16.35  SCHWARZKOPF

HEAL : EL PERFECTO EQUILIBRIO ENTRE LA CALMA Y LA TORMENTA

Venidos de varios proyectos underground de la escena catalana y con muchas horas de vuelo y experiencia sobre las tablas acumuladas a lo largo de varios años, Heal nos traían su inspiradora fórmula rock para inaugurar el día de la mejor manera posible.

Capaces de erizar el vello de tu cuerpo de la manera más íntima y cercana, y de ponerte a bombear energía a raudales acudiendo a tu corazón rockero de aires noventeros, su habilidad con la composición y la capacidad vocal de Laia Vehí, dan como resultado uno de los proyectos más sólidos y excitantes de la actual escena alternativa recogida en la ciudad Condal. Tocando en casa y con una parte del público entregada a su hipnótico carácter, la naturalidad y la química que se respira entre ellos hace que todo funcione a las mil maravillas cuando se suben a un escenario a tocar.

Tal era la naturalidad, que uno de sus guitarras se llegó a sentar en la tarima de la batería para fumar un cigarro y tomarse una cerveza, golpeando rítmicamente con los pies sobre el suelo, mientras sus servicios no eran requeridos en ese tema en concreto.

Ya los había visto en sala, pero la calidad de sonido que ofrece el Primavera, hizo que su propuesta sonara con la potencia que se merece.

17.40  ESTRELLA DAMM

LA DEBILIDAD DEL CABALLO PEQUEÑO

Tenía muchas ganas de ver al combo venido de Pittsburgh en acción después de entregar un segundo álbum como Girl With Fish (2023, Saddle Creek), un disco en el que tanto la actualidad del sonido de guitarras como el carácter noventero venido de la escena alternativa americana, se funden de manera espectacular tomando como referencia bandas como Dinosaur Jr. a los que, por supuesto, deben venerar de manera incondicional.

La banda sonó de maravilla, eso no fue un problema, pero a esas horas, en el escenario grande y a plena luz del día, la cosa no cuajó todo lo esperado.

Sin duda estamos ante una banda pequeña, en evolución y en constante cambio que todavía no es capaz de medir sus habilidades ante un público tan numeroso, según ellos nunca habían tocado para tanta gente, y que, al menos por ahora, les falta el rodaje en Europa, inaugurando el continente con su concierto en el Primavera Sound. Sin explotar del todo, ya sea por timidez o por que la banda tiene ese carácter más lánguido, lo mejor del concierto fue el tema final. Down es la canción con la que siempre acaban sus actuaciones y la manera de presentarla no es otra que su vocalista y su guitarra diciendo al mismo tiempo – esta canción siempre la tocamos al final y tenemos que decir esta frase a la vez antes de tocarla porque sino ocurrirá algo malo -.

Ya sea por hacer la gracia o por una sensación real de superstición, el grupo acabó el tema sonando lo más gordo y crudo posible, con un griterío bastante notable y dejando al personal con un palmo de narices.

18.50 CUPRA

WAXAHATCHEE :  FOLK, COUNTRY Y AMERICANA EN TONO VITALISTA

Mi ilusión por ver a Kathryn Crutchtfield estaba algo dividida, no lo voy a negar.  A principios de la década pasada, Waxahatchee se convirtió en una de mis compositoras favoritas dentro del indie-rock con discos tan efervescentes dentro del apartado lo-fi de la escena como American Weekend (2012) y Cerulean Salt (2013), discos que llevo prácticamente pegados a mi ADN. Su segunda etapa, que tomaba más del indie-folk que del indie rock y se desplazaba conscientemente del sonido lo-fi, la de Alabama nos entregaba Ivy Tripp (2015) y Out In The Storm (2017), cediendo el espacio al clasicismo y la calidad en detrimento de lo espontáneo y visceral.

Pero ha tenido que ser con su versión más country y autóctona, con la que ha conseguido despegar en el mercado internacional dejando obras tan aclamadas como Saint Cloud (2020) y su más reciente Tigers Blood (2024), con el que ha conquistado a cientos de miles de personas. Mi pasión por ella se remite, sobre todo, a esos primeros discos, pero verla en directo con una banda absolutamente imponente y su arrebatadora calidad al micro, se convirtió en uno de los momentos más especiales, bonitos y vitalistas de los vividos este año en el Primavera.

Con un Cupra lleno hasta la bandera y un sol de justicia todavía haciendo estragos en ese escenario semicircular, probablemente mi favorito entre todos,  Kathryn deleitó, derritió y fundió corazones con su dulce voz, sus irresistibles canciones, con Right Back To It y Tigers Blood como sus temas más representativos de esta nueva etapa, sin que nadie pudiera ponerle un pero a su perfección absoluta.

Poco queda de aquella Waxahatchee de la que me enamoré hace más 10 años, pero es incuestionable que la evolución de la americana ha ido a más y a mejor a cada nuevo paso que ha dado, por mucho que no haya sido el camino que yo quería que tomase.

19.35 ESTRELLA DAMM

WOLF ALICE : LA INDEFINICIÓN COMO PERDICIÓN

Visions Of Life, el segundo álbum de Wolf Alice, llegaba en 2017 para poner sobre la mesa a una banda con inspiración en el rock alternativo de los 90, un sonido muy particular y un potencial descomunal.

Todo correcto después de un debut que ya apuntaba maneras. Pero su tercer trabajo de estudio, Blue Weekend (2021), en el que la amplitud de miras y las ganas de llegar a una mayor cantidad de público se interpuso entre su personalidad y su capacidad artística, los convirtió en una banda mucho más genérica. Su nuevo disco, The Clearing, que saldrá en los próximos meses, ya denota una indefinición estilística que subraya una actitud grandilocuente, acercándose peligrosamente más al rock de estadios que al rock alternativo de calado noventero. ¿En directo?, una bandaza. Sonido espectacular, una Ellie Rowsell absolutamente imponente en su papel de front woman y líder indiscutible de la banda, y una actitud sobre las tablas con ganas de comérselo todo.

¿El problema?, que creo que no acaban de pillarle el punto a la dirección por la que quieren tirar. Si bien es cierto que su sonido es cada vez más amable, accesible y cercano, y eso les ha hecho ganar adeptos a la causa de manera exponencial, sobre todo en su Inglaterra natal, la personalidad perdida por el camino y ese potencial machacado y sustituido por un traje mucho más convencional y generalista, la han convertido en una banda menos interesante, hablo desde lo personal, y con la que probablemente haya partido peras definitivamente después de verlos en directo.

Y repito, el concierto de Wolf Alice fue toda una lección de sonido, actitud y estética, todo muy pensado para recintos grandes, pero su crecimiento en popularidad ha sido inversamente proporcional a su crecimiento artístico traicionando de alguna manera un carácter que podría habernos dado muchas alegrías si se hubiera desarrollado desde ese punto de inflexión que pudimos apreciar en el Visions Of Life. Ni rastro de shoegaze, ni de dream pop, ni de grunge, ni de nada que se le parezca. No fue un mal concierto, pero sí una de las decepciones del día.

20.50 TRAINLINE

GOUGE AWAY : POST HARDCORE CRUDO Y EN BANDEJA DE PLATA 

Gouge Away era uno de mis platos fuertes. Después de haber prácticamente finiquitado el grupo con todo el tema de la pandemia, la banda de Florida renace de sus cenizas en 2024 con su mejor disco hasta la fecha y una actitud totalmente renovada. Deep Sage, (2024, Deathwish Records), es un disco lleno de matices, cambios, bajones y subidones, perfecto para emocionarte a varios niveles.

Mis expectativas por ver a la banda capitaneada por esa front woman de armas tomar llamada Christina Michelle, una bestia parda sobre el escenario, estaban por las nubes y quizás eso me jugó una mala pasada en mi encontronazo con su cruda propuesta en directo.

Sonando como la onda expansiva de un misil tierra-aire explotando sobre el escenario Trainline, la banda pierde en directo cualquier atisbo de matiz intrincado, jugueteo estilístico o carácter emocional, para convertirse en una auténtica máquina de matar.

La excesiva vitalidad y expresividad de Christina al frente de la banda, gritando como una posesa, corriendo por todo el escenario y dando saltos sin parar, provocaba que su acercamiento al micro fuera complicado en ocasiones quedando demasiado alejada del mismo. Eso resultaba en un entendimiento algo complicado de las letras, de la misma manera que lo era seguirla con la vista.

Crudos, imponentes y con un sonido abrasador, tanto como el sol que nos había castigado durante el día, Gouge Away mostraron sus cartas como una banda a la que la intensidad y la crudeza les jugaban algo en contra si los comparamos con su versión en estudio, mucho más calculada y milimetrada. Un bolo de hardcore al uso, en el que todo circulaba en un solo sentido, golpearte en la cara de la manera más contundente posible.

Llegaba el momento de realizar un pequeño descanso para cenar, el cual utilicé para pulular por el Amazon Music para ver a Stereolab y pasarme veinte minutos por el blanqueante show de Sabrina Carpenter, del que desistí con conocimiento de causa. Stereolab tampoco han sido nunca santos de mi devoción, pero ver en directo la calidad y la química que atesora la banda después de tantos años, fue un lujo al que no le puedo poner una pega.

23.00 TRAINLINE

FCUKERS : LA ELECTRÓNICA NEOYORKINA COMO SEÑA DE IDENTIDAD 

Para una banda que más allá de logros como el de colaborar con James Murphy de LCD Soundsystem en el remix del tema Los Angeles en 2023 o tener más de un millón de reproducciones en Spotify de su single de presentación llamado Mothers, resulta curioso verlos en un Primavera Sound cuando solamente cuentan en su haber con un EP de 6 temas titulado Baggy$$.

Lo suyo es la mezcla de estilos venidos de la gran manzana. Funk, hip hop, rave, percusiones tribales, dub, house, electrónica de club y una actitud de lo más festiva, son los ingredientes del dúo formado por la vocalista Shannon Wise, con su registro casi susurrado muy deudor del trip hop y tono agudo emparentado con la YoLandi de Die Antwoord, con el bajista Jackson Walker Lewis, siempre en movimiento al son del funk más ácido y bailable. Arropados por una banda a la que nada se le podía objetar, su capacidad para poner a bailar a la gente y transmitir esa parte hedonista y disfrutona de su música, nos dejó a todos con ganas de más cuando finalizaron su slot quince minutos antes de lo estipulado.

Por mi cabeza pasaban bandas tan míticas como Beastie Boys, Freestylers, LCD Soundsystem o Asian Dub Foundation a modo de flashes intermitentes dependiendo de la personalidad que adoptara el dúo sobre las tablas, muy cambiante y variable. Por supuesto, Mothers y la final Bon Bon, fueron los puntos álgidos del concierto.

00.25 AMAZON MUSIC

CAROLINA DURANTE : PUNK ROCK A LA PATA COJA

A Carolina Durante me los había perdido este año con su doble concierto de presentación en Barcelona en el anexo del Palau Sant Jordi, después de haber entregado su disco más elaborado y maduro hasta la fecha. Por ello, verlos en el Primavera se hacía imprescindible. Lo que no sabía yo, es que me iba a encontrar con un Diego Ibáñez lesionado, recién operado, con muletas y con una de sus piernas sin poder apoyarla en el suelo. Hay que tener claro que su directo, al menos una parte de él, está muy basado en la vitalidad que expele su vocalista por los cuatro costados.

Sus muecas, sus desafiantes movimientos, sus exagerados saltos y sus estrafalarias convulsiones, forman parte importante del espectáculo, y verlo atado a unas muletas sin poder prácticamente moverse de delante del micro, aunque no voy a negar que llegamos a sufrir por él cuando intentaba moverse espasmódicamente y se apoyaba únicamente en una de sus muletas elevando la otra de manera triunfal, hizo que el concierto tomara una deriva mucho más pausada y menos efectista.

Exponiendo el escenario-oficina que han llevado en toda la gira y presentando al Col.lectiu Brossa y sus habilidades con las cuerdas como uno de los platos fuertes de su concierto, con los que contó en varias de sus canciones, lo impecable de su ejecución y la maduración artística que han experimentado con su Elige Tu Propia Aventura (2024, Sonido Muchacho), rubricaron un concierto impresionante y diferente a lo ofrecido anteriormente.

Crecidos de manera exagerada tanto en producción como en interpretación, Carolina Durante han sabido añadir los matices necesarios a su música para no estancarse y continuar la evolución natural de una banda que no está dispuesta a repetirse. Aunque la fórmula punk rock sigue estando ahí, sus nuevas canciones son el testigo inalterable de que Carolina Durante es una banda con un potencial todavía por explotar y una personalidad que va mucho más allá de la mostrada en los dos primeros discos de estos Cuatro Chavales (2022, Sonido Muchacho) madrileños que se conocen desde la infancia. Del setlist y más allá del clásico Cayetano de obligado cumplimiento, llegaron a sonar hasta diez cortes de su último disco, muestra inequívoca de la dirección que está tomando la banda y de lo cómodos que se sienten con el nuevo material en directo.

Diego volvió a interactuar con el público en varias ocasiones de manera jocosa bromeando con la próxima temporada de la liga de fútbol, diciendo que si oía bajito no era por culpa de ellos y dando recomendaciones sobre el deporte en la edad adulta. – A partir de los 27,si no te pagan por hacer deporte, déjalo, te pueden pasar estas cosas -, señalaba Diego sobre su lesión en la pierna.

01.25 TRAINLINE

HIGH VIS : EL PULSO BRITÁNICO DEL NUEVO HARDCORE

A High Vis iba con ciertas reservas. Su último disco, Guided Tour (2024, Dais Records) producido por Jonah Falco de Fucked Up, es un amable artefacto de rock independiente de carácter urbano, con mucho del orgullo working class británico, pulido hasta el milímetro y, de alguna manera, contenido y sofisticado. No es que el disco no me guste, lo disfruto y me parece su mejor hasta la fecha, pero no estaba seguro con qué tipo de banda me iba a encontrar en directo teniendo en cuenta las credenciales de su último disco.

Pues bien, la primera en la frente me la llevé con la camiseta de Disrupt que llevaba puesta su guitarrista, banda de grindcore americana de finales de los 80 pionera del crust punk, indicativo inequívoco de que la cosa iba en serio. La segunda cayó por su propio peso cuando esa torre humana llamada Graham Sayle, su vocalista, subió al escenario y obró su magia. Saltos descomunales al más puro estilo Lou Koller de Sick Of It All, power moves traídos del hardcore two step, un cuerpo tatuado hasta el exceso y una actitud cercana, afable y con mucho de concienciación social. En su discurso socio-político no se olvidó de hacer especial hincapié en el genocidio isralí, con una ocasional bandera palestina coronando uno de los altavoces del escenario después de que alguien del público la tirara nada más empezar el concierto.

La potencia, la ejecución y la actitud de la banda elevaron su propuesta en estudio hasta límites insospechados. A caballo entre unos Idles más melódicos y unos Fountains DC puestos de anabolizantes, High Vis consiguen concentrar de manera espectacular y visionaria la visceralidad del post-hardcore con el atractivo del post-punk, dentro de su propia revisión del hardcore. Si bandas americanas como Turnstile o Scowl están poniendo el estilo dentro de un nuevo paradigma, High Vis lo hace desde su propia concepción y raíces obteniendo unos resultados en directo muy superiores a la media. Crowd surfing, pogos, energía en estado puro y un equilibrio perfecto entre el disfrute y la conciencia social, son las bazas con las que cuenta High Vis en sus directos. Razones más que de peso como para seguirlos de cerca y no perderse ni una oportunidad de verlos en directo de ahora en adelante.

Por cierto, a la salida del recinto, antes de pasar por la puerta, me encontré con Graham, cambiamos impresiones sobre el concierto, se interesó por mi opinión y me dejó hacerme una foto con él. Me llevé la foto del día, con el vocalista del día y salí de allí más felíz que un niño en un parque de atracciones.

02.45 SALEM

SALEM : ESOTERISMO MUSICAL Y TERRORISMO SONORO

Sumidos en una faceta misteriosa, poco complaciente y esquiva, sus directos son muy escasos y sus dos discos distan nada menos que una década entre ellos, ver un show del ahora dúo venido de Michigan y formado por Jack Donoghue y John Holland, debería ser un privilegio para los acérrimos adeptos a su doctrina mística y esotérica, quienes los veneran cual deidades del más allá capaces de poner patas arriba cualquier preconcepción del arte musical cada diez años.

Algo de lo que no estoy tan seguro que sintiera todo el mundo después de los comentarios que se oían en las primeras filas dirigidas, sobre todo, contra el incómodo sonido y el excesivo volumen utilizado por el dúo durante su actuación.

No voy a negar que unos tapones de goma me hubieran venido al pelo durante el dañino directo de Salem, pero tampoco voy a negar que yo sí que me sentí un privilegiado a la hora de escuchar la violencia sonora que ejerce Salem en directo sin ningún tipo de amortiguante o comodidad consiguiendo sentir, exactamente, lo que la banda quiere hacer sentir a su público.

Una experiencia extracorporal que planta sus bases en un tipo de terrorismo sonoro capaz de alterar tus bioritmos naturales y meterte en una espiral de carácter hipnótico y psicotrópico muy poco convencional.

Con la figura de una virgen plantada en medio del escenario para darle un toque aún más terrorífico y ambiguo a todo el paquete, la continua utilización de baterías luminiscentes cegadoras y una cortina de humo que hacía casi imposible vislumbrar nada a través de ella, solo te quedaba cerrar los ojos para conseguir pasar a otro plano existencial y sentir el horror ancestral.

Recogidos dentro de ese extraño espectro electrónico llamado witch house y descritos en algunas reseñas como electro-shoegaze, no hay ninguna etiqueta en el mundo mortal capaz de hacer justicia a su brujería sonora. Distorsión inhumana, ruidismo ensordecedor, sonido industrial, cloud rap, trazas de electroclash, épica shoegaze, drone machacón, conjuros innombrables, hechizos inmortales y maldiciones imborrables, sus composiciones están plagadas de emociones lacerantes, depresoras y alucinógenas capaces de inducir al suidicio, de la misma manera que lo son de iluminar tu camino con la mayor de las convicciones. Si el terror elevado hubiera nacido como género musical hace diez años, Salem serían los pioneros del movimiento. Droga dura sin adulterar.

Un final de día que bien podría ser el final de una vida.

© Fotos: Enric Pamies / Christian Bertrand / Gisela Jané / Sergio Albert