La familia de siete

Los Farelo, esa familia de casta de artistas encabezada por su padre Eduard Farelo, uno de los actores catalanes más reputados de su generación, y continuada por Alba, la mayor de los hermanos Farelo, encarnada en nuestra amada Bad Gyal. Pero no estamos aquí para hablar de la reina del dancehall, ni del resto de familiares capacitados y en constante desarrollo dentro de la industria trabajando codo con codo por y para familia, sino de una de las pequeñas de la familia, Irma Farelo, o lo que es lo mismo, Mushkaa.

Sin necesidad de darse a conocer a través de su popular hermana mayor, hubiese sido más fácil realizar una colaboración con ella en cualquiera de los hits de la catalana y pegarse al momento en la escena trepando varios escalones de golpe, el trabajo de Irma ha empezado desde abajo, aunque su ascenso haya sido incluso mayor y más urgente que el de su predecesora familiar, al menos dentro de la escena catalana.

Puede que no haga ni dos años cuando la vi por primera vez de telonera de Leïti en la sala Paral.lel 62 de Barcelona. Desde entonces, y con la del sábado, han sido hasta seis las veces que he visto a Mushkaa sobre un escenario, por eso creo que puedo hablar con total convicción cuando lo hago de su evolución como artista.

Siendo una de las artistas más jóvenes y más inquietas de la actualidad musical, sus excitantes capacidades a la hora de tomar inspiración de lugares no comunes y elaborar canciones que van marcadas por un sello de identidad y una personalidad única e inconfundible, rodearse de un equipo de productores tan concreto (roots, Bexnil & akaluigi) y afín a sus intenciones es de una importancia capital dentro de su propuesta musical, son la muestra inequívoca de que lo suyo no es ni casualidad, ni nepotismo.

Convertida en la joya de la corona de la escena catalana a sus tiernos veinte años, no hubo artista que se preciara el año pasado que no tuviera una colaboración con ella en su disco, Mushkaa colgó el cartel de sold-out en el Club Sant Jordi de Barcelona a las pocas semanas de poner las entradas a la venta. Todo estaba preparado para la gran noche. El equipo local jugando en casa, todas las localidades vendidas y el enorme dream team del urban catalán sentado en el banquillo esperando para hacer acto de presencia cuando la jefa les diera paso a la cancha.

Evocando el lore futbolístico que siempre la ha caracterizado, Mushkaa sale a escena enfundada en su outfit deportivo y arropada por una numerosa banda, entre la que se encuentra su inseparable Roots a la guitarra y a las maquinitas, sobre un escenario ocupado en su parte posterior por una red de portería enorme, con un corazón gigante recortado en el centro, demostrando lo que la catalana siente por el deporte rey. Eso sin olvidarnos de la enorme pantalla que ocupaba gran parte del escenario y en la que se iban sucediendo tanto las visuales preparadas para el concierto, como para el montaje (espectacular) ejecutado durante el directo del show.

Repartidos por el escenario de manera muy concreta, con diferentes alturas y amplios espacios por los que moverse, la banda se integró dentro del concierto de manera tan natural y orgánica, que incluso en los temas en los que se les suponía menos presencia, ofrecían el acompañamiento perfecto elevando las canciones de manera exponencial. Saxos, guitarras, percusiones, teclados, acordeón… una variedad de instrumentos y personas con una versatilidad a la hora de coger uno u otro instrumento que hacía el espectáculo aún más rico y vivo de lo que ya era.

Con un disco claramente de inspiración brasileña, Nova Bossa se ha grabado allí y ha impregnado el tercer trabajo de la catalana de samba, salsa, bossa nova y ritmos calientes hasta la extenuación, no es de extrañar que su acercamiento artístico a la música y la búsqueda de una personalidad propia, haya tenido que venir de uno de los lugares más remotos y menos explotados musicalmente en relación a la escena urbana catalana. Superado con creces todo el tema de la apropiación cultural, tan en boga hace unos años, y habiendo sido la mayor de la familia una de las artistas que más ha abierto los límites culturales musicales con otras partes del mundo, poniendo el dancehall al alcance del mainstream, la fórmula de Mushkaa va incluso más allá de las influencias más evidentes dentro de la amplia escena urbana y recala en Brasil para ofrecer la versión más fresca, bailable, divertida, atractiva, disfrutable, original e inspiradora que puedas escuchar ahora mismo dentro del urban nacional.

Uno de sus fuertes y que más visibilidad le ha dado en la escena, han sido las fructíferas colaboraciones de Mushkaa, tanto en sus trabajos, como en los discos de otros artistas. Y ya que la ocasión lo merecía, era el momento de sacar la artillería pesada y hacer del concierto en el Club Sant Jordi, la fiesta más sonada y comentada del año.

Como no podía ser de otra manera, Mushkaa sale a escena con ese hitazo llamado Zig Zag, con el que se inicia su último álbum, haciendo estallar el Club en un grito de euforia desaforado y liberador. Tan sólo tres canciones después, empieza a materializarse el carrusel de colaboraciones.

El primero en acompañar a la pequeña de los Farelo sobre las tablas, es nada menos que Guillem Gisbert, vocalista del grupo Manel, en la curiosa Cumbia Amb El Guillem. Siendo uno de los invitados más sorpresivos e inesperados, ambos mostraron una química en el escenario, tanto entre ellos como con el público, absolutamente irresistible. Y eso que la diferencia de edad es considerable, pero también es natural que Mushkaa se haya criado con los Manel de fondo y que la colaboración sea igual de natural y orgánica.

Después de Lotus, el que fuera el primer single de presentación del álbum, sale a escena una de las personas con las que más puedes relacionar a Mushkaa. Nuestra diva catalana favorita, Julieta. Es indudable que tanto el estilo, como la estética de la Ju, poco tienen que ver con la actitud y el carácter de la Mushkaa, pero es incuestionable que su capacidad para empastar voces y funcionar como un bloque inseparable de polos opuestos que se atraen, es impresionante. El dúo firmó de una tirada No M’estima + y Vaya Liada dejando al público totalmente extasiado.

La Jenni Hermoso y la Alexia Putellas del urban catalán haciendo lo que mejor saben hacer, levantar pasiones y poner el estadio en vilo.

Después de regalarnos una íntima y desnuda El Disfraz y la fiestera Mamipuladora, llegaba el momento de ver sobre las tablas a dos de los grupos más seductores de la escena catalana. 31 FAM y Flashy Ice Cream se suben al escenario para hacerse con él y colaborar junto a Mushkaa en el tema Bona Vida. Poco que añadir, más que el momento se convirtió en una reunión al más puro estilo All-Stars.

Otra de las colabos más esperadas fue la de The Tyets en El Tonteo, bordando el tema al máximo, para dar paso a la siguiente Flow Balotelli. Un tema que vuelve a poner todo el énfasis y la pasión que Mushkaa siente por el fútbol y más concretamente, su amor y admiración por la figura del delantero italiano. Más allá del evidente homenaje que le rinde Irma en su canción, la catalana quiso coronar el momento con una camiseta azul celeste que llevaba debajo de su outfit en la que se podía leer claramente, Why Always Me?, en recuerdo al día en el que Balotelli la enseñó en aquel mítico partido con el Manchester United en protesta a las continúas críticas e historias inventadas que se decían sobre él.

La aparición de 8belial en La Màquina Del Ritme nos pilló a la mayoría por sorpresa, todos lo queríamos allí, pero nadie confiaba que vendría. Pero si hay que decir algo negativo sobre alguna de las colaboraciones del concierto, esa ha de ser la de 8belial. Enfundado en un outfit rompedor y con las gafas de sol puestas, quedó claro que un recinto como el Club Sant Jordi y sin estar escudado en su ridículamente divertida crew (Disobey), todavía le queda grande.

Pocos quedaban por aparecer, pero tanto María Jaume en No Hi Haurà Manera, como los jefes de Figa Flawas, con ese hit eterno llamado Diabla, hicieron su obligado acto de presencia en la coronación de la reina catalana. Pero nos quedaban todavía dos más en el tintero.

Una era evidente que iba a ocurrir, y así fue. Greta salió a escena con un look de lo más sorpresivo, para cantar junto a su hermana gemela Señal De Respeto. Amor sobre las tablas.

Momentos como Entre El Fum, bajando las luces al mínimo y sentada en una de las tarimas del escenario, ese regalazo que nos hizo cantando su cacho de Rifle Talibán (la envidia de Barcelona), o ese Nova Bossa con la banda recogida en un espacio reducido rodeando a Mushkaa, quedarán atesorados en mi memoria para el resto de mis días de la misma manera que quedará el momento en el que Bad Gyal hizo que se cayera el recinto del Club Sant Jordi cantando a dúo con su hermana Sexe Sexy.

Le tocaba devolverle el favor, Irma y Greta estuvieron en el concierto de presentación de La Joia en el Sant Jordi cantando con ella, y la mayor de los Farelo no falló.

La fiesta acabó por todo lo alto con N1, N11, Mushkinha Let’s Play Samba y Tas Loko con los títulos de crédito saliendo en la enorme pantalla de visuales que ocupaba la parte posterior del escenario.

Hora y media de show pletórico, eufórico y triunfal en el que Mushkaa demostró su valía, su potencial y sus ganas exponiendo una humildad y una emoción, en varios momentos se le cayó alguna que otra lágrima, absolutamente tiernas y arrebatadoras.

Con el crecimiento que ha experimentado tanto en producción de estudio, como en directo, hay que decir que a Irma todavía le queda un poco grande la faceta de performer. Abrumada sobremanera por la situación y la ocasión, no es fácil subirse al Club Sant Jordi ante más de cuatro mil personas con recién cumplida la veintena, se la vio sobrepasada por una situación impensable para ella hace tan solo un par de años. Pero seguro que con los años su experiencia performativa en el escenario aumentará, tanto en seguridad, como en convicción y actitud. Es el único pero que le puedo poner al concierto.