por Agus Scab
Decía un ilustre macedonio, hijo predilecto de la ciudad griega de Estagira, que, “La tragedia es en esencia una imitación no de las personas, sino de la acción y la vida, de la felicidad y la desdicha”.
El teatro pues, es el máximo exponente de esta acción, de esta vida, de estas desdichas y elucubraciones a las que nos enfrentamos los amantes de la cultura. El teatro siempre ha sido y será una puerta que nos abre un camino, no poco escabroso, frente a nuestros propios miedos, inseguridades y anhelos más profundos.
Porque a veces, las palabras nos frenan en la carrera por llegar a la meta del conocimiento, y necesitamos de otras artes, que nos permitan conectar con nuestro ‘yo’ más profundo para visualizar, de una forma más clara, estas ‘imitaciones’ a las que Aristóteles hacía referencia en su célebre frase.
El 22 de julio vuelve el FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO CLÁSICO DE MÉRIDA, este año es su 66º edición y, sin duda, está marcada por el contexto de un 2020 que, prácticamente, ha hecho que la ficción parezca más real que nunca.
Un programa muy pensado
La primera obra en llenar el majestuoso teatro romano de Mérida será Antígona, del 22 al 26 de julio.
Una representación que nos acompañará en un viaje a través de cuestiones como la eficacia de la democracia representativa, la transición que las fuerzas políticas tienen que atravesar una vez que ocupan el poder, la desinformación como estrategia política, la popularidad como disfraz o los discursos de odio.
Estos son algunos de los temas que Antígona abordará como un jarro de agua fría sobre el público.
Del 29 de julio al 2 de agosto, podremos disfrutar de Anfitrión, un espejo que pondrá ante nosotros la realidad sobre la imagen y aquello que necesitamos para sostener nuestra autoestima más superficial. Un mix entre lo divino y lo humano, las pasiones, los odios y los deseos.
La comedia de la cestita (Cistellaria) llegará del 5 al 9 de agosto. Esta obra transcurre en el año 15 A. C. El Teatro de Emérita Augusta va a ser inaugurado por el cónsul Marco Agripa.
Para la ocasión, han traído desde Roma ni más ni menos que al magnífico… ¡Plauto, el gran autor de comedias!
¿Quién mejor que el Sarsinate para bautizar el nuevo templo de las artes en la ciudad donde descansan los veteranos de la guerra romana?
Cayo César, del 12 al 16 de agosto y Penélope, del 19 al 23, serán las encargadas de poner el broche de oro que cerrará el festival.
En la primera, seguiremos desde dentro la etapa pública más conocida del tercer emperador romano y heredero de Tiberio, más conocido como Calígula.
Y en la segunda descubriremos la leyenda de la mística Penélope. De la cual, cuentan que, en el confín de los tiempos, el rey de Esparta ordenó arrojar al mar a su hija recién nacida y una bandada de patos salvajes la sostuvo a flote, la alimentó y la llevó a la costa.
Ante semejante milagro, el padre enternecido la tomó en sus brazos y la llamó Penélope, que significa “la que lleva el rostro cubierto con una tela de araña”.
Un verano atípico
Estas son las obras que este verano podremos disfrutar en uno de los espacios culturales más imponentes de nuestro país. Y, sin duda, en el que más cerca estás de sentir los dedos de la historia sobre tu piel en cada segundo.
Esta 66º edición se desarrollará con todas las medidas de seguridad necesarias, aforo reducido y accesible para personas con diversidad funcional sensorial.
Para más información y compra de entradas aquí.
El día 23 asistiré a ver ‘Antígona’ en directo y os traeré una crónica detallada de la obra, para aquellos que no podáis acercaros a disfrutar de esta maravilla en persona.
Y os animo a que este verano vuestros planes vacacionales sean dentro de nuestro país. Y una opción espectacular es pasar unos días en Mérida para asistir a este festival único en el mundo.
Viajad en España y…
¡Que la cultura os acompañe!
