Silencio por los que mueren en tu lugar
Rosa Panadero

Ni siquiera los policías ni los forenses son capaces de enfrentarse al dantesco museo en el que seis nichos acogen los cadáveres de otras tantas víctimas, todas ellas niñas, cuya fecha de muerte es difícil de datar. Casi desde dentro del perímetro policial el lector puede visualizar lo que ocurre en el interior. Casi no quiero ni mirar. Ni leer. Es el respeto por los muertos, incluso si son personajes inertes de una novela nacida de la imaginación de Lisa Gardner. Pero la muerte impresiona, sobre todo si se trata de una pila de niñas no identificadas y perfectamente embaladas en bolsas de plástico transparente que permiten ver hasta los cabellos pegados al cráneo.
D.D. Warren aparece en esta novela de forma secundaria, concediendo el protagonismo a Annabelle Granger, la víctima no asesinada por el psicópata criminal, una joven que bien podría ser la chica que nos sirve el café en el Starbucks, y a Bobby Dodge, el detective apartado de su misión como francotirador por una muerte errónea en su haber. Ahora Bobby no podrá equivocarse. O más gente morirá.
Veintidós millones de lectores siguen los thrillers de Lisa Gardner. Si te gusta el suspense, ¿lo dejarías pasar?


