Cosas que echamos de menos en los videojuegos (Vol. 3)
Estas cosas pasan cuando a una le da por organizar armarios y cajones. Es cuando nos reconciliamos con el pasado, descubrimos cosas que ni sabíamos que todavía conservábamos y nos encontramos con la típica caja llena de tesoros: llena de videojuegos. Juegos de consolas que ni siquiera sabemos si todavía conservamos y entre los que se encuentra la joya de la corona. Nuestro primer videojuego.
En mi caso, se trata de Pokémon Edición Amarilla, que me regalaron simultáneamente con la consola, de un maravilloso color verde-azulado, para Game Boy Color. Desde luego no me lo regalaron en el lanzamiento del juego, sino mucho tiempo después, pero eran mi primera consola y juego “propios”, desde pequeña, en mi casa había una Megadrive con el juego de Sonic, pero la idea no era que jugara yo hasta años después, y siempre ocupará un lugar especial en mi memoria. Recuerdo como lo comparaba con la Game Boy Pocket de mi primo y me regodeaba en la cantidad de colores que se veían en mi consola y en la suya no. Cómo jugaba por las noches con un flexo enfocado hacia la consola para lograr ver algo en la pantalla, o el horror al encenderse la luz roja de la batería y no saber si tenías más pilas en casa.
En la misma caja que mi Pokemon Amarillo estaban también ediciones anteriores y posteriores de Pokemon, algún Super Mario, Golden Sun o Advance Wars; aunque estos últimos ya eran de Game Boy Advance. Recuerdo cómo todos estos juegos llegaron a mí en ocasiones especiales, incluso como alguno de ellos fue la recompensa tras mucho tiempo ahorrando con una minúscula paga semanal.
Es extraño, porque rara vez suelo sentir eso con juegos actuales, aunque supongo que los años que han pasado y el aura de genialidad que cubre toda infancia engrandecen estos juegos. Aunque “el primero” de algo siempre contará con una ventaja respecto a todo lo que le siga, seguirá siendo especial. Y tú, ¿cuál fue tu primer juego?
