Massive Attack, guns of Bristol

Con todas las entradas vendidas con meses de antelación para celebrar el 21 aniversario del disco que cambió el curso de la música electrónica para las masas, al menos dentro de lo que se vino a llamar trip-hop, Massive Attack se presentaban en Barcelona para ejecutar la gira Mezzanine XX1 para uso y disfrute de un respetable que comprendía una media de edad que pasaba considerablemente de los 30. Obviamente para los que pudimos verla en su día hace más de 20 años el evento no era tan imprescindible como para los que no pudieron disfrutar de ella en su momento, pero es indudable que la magia, la actualidad y la vigencia de las canciones del Mezzanine no han perdido ni un ápice de su efusiva capacidad para emocionar por mucho que hayan pasado los años.

Me gustaría comenzar por enumerar los puntos negativos del concierto para luego centrarme en la infinidad de aciertos que pudimos vivir esa noche tan especial. Lo primero de todo es el elevado precio, 62 euros para un concierto de esa duración me parece demasiado excesivo, por mucho que estemos hablando de Massive Attack. Lo segundo, y eso es algo que los Massive siempre han impuesto en sus directos, es la nula comunicación oral con el público, ni hola, ni adiós y ni tan siquiera un triste gracias cuando acabó el concierto, nadie soltó una palabra en la poco más de hora y media que duró el show. Tercero, algo para lo que ya íbamos más o menos preparados, es que no sonó ni un tema extra de Massive Attack fuera del concreto repertorio del que consta el famoso Mezzanine. Y por último la breve presencia de Daddy G sobre las tablas limitándose a aparecer en las contadas ocasiones en la que realiza la interpretación vocal dentro de los temas del Mezzanine. Hasta aquí los contras.

Siendo un disco que no pasa de la hora de duración y realizando un repertorio en el que entraron absolutamente todas las canciones del Mezzanine, la genialidad del concierto pasó por incluir en el set-list varios de los temas que inspiraron a la banda a la hora de meterse en el estudio y grabar uno de los discos más referenciales de la música moderna. Jugando al misterio desde el minuto cero y después de una intro que nos dejó a todos flasheados con un juego de luces estroboscópicas alucinógeno, la primera sorpresa de la noche llegó con I Found A Reason, tema de la Velvet Underground incluido en su disco Loaded de 1970. Uno de los temas menos conocidos de la Velvet de uno de los discos menos sonados del combo de Nueva York más referencial de la historia de la música. Acto seguido pudimos disfrutar de Risingsong como primer plato del Mezzanine para encontrarnos de morros con otra versión a continuación. Y la elección no podía ser más acertada en el plano personal. Nada menos que el 10.15 Saturday Night de The Cure, una de mis canciones favoritas de una de mis bandas favoritas. Curiosamente el tema (más bien ese estribillo que dice -drip,drip, drip- en repetición) de la canción de los The Cure llegó a invadir por momentos la siguiente del Mezzanine, en este caso Man Next Door, durante la que pudimos disfrutar de ese peculiar registro de voz y manera de moverse del muy veterano Horace Andy, un clásico incontestable tanto para el Mezzanine como para los Massive en general ya que el rude boy se ha convertido en uno de los colaboradores más asiduos del combo de Bristol.

Pero si la presencia de Horace Andy se convirtió en un momento tan especial como histórico, la siguiente Black Milk estuvo protagonizada por la presencia de la insustituible Elizabeth Fraser a las vocales. Formando un descomunal bloque de tres llegó el tema que da nombre el disco para acto seguido volver a las versiones con la impresionante Bela Lugosi’s Dead de Bauhaus, un tema que marcó a fuego la velada con una interpretación sublime. Con otro bloque de tres seguido (aunque con alguna trampa de por medio), las siguientes fueron ExchangeSee A Man’s Face (versión de un tema de Horace Andy que interpretó el propio Horace), y la preciosa Dissolved Girl en la que las vocales del tema estaban grabadas y presentadas por la vocalista a través de las visuales, un experimento absolutamente efectivo y sorprendente al mismo tiempo.

 

Continuando con las versiones de nuevo, nos encontramos con uno de los momentos más crudos y reflexivos de la velada con Where All The Flowers Gone? de Pete Seeger cantada por Elizabeth Fraser y presentada bajo unas visuales que nos dejaron a todos atónitos y destrozados con sus imágenes reales de la guerra. Volviendo de nuevo al disco que cumplía años nos topamos con la grandiosa Inertia Creeps para entrar de nuevo en terreno ajeno posteriormente con Rockwork de Ultravox, un tema que sonó con una efusividad y una calidad envidiable. Otro de los momentos más mágicos de la noche sin duda alguna.

Para cerrar el concierto, Massive Attack nos soltó los singles más sonados del disco con un bloque que comprendía Angel con Horace AndyTeardrop con la Fraser y, después de un breve homenaje al difunto Avicii con la mítica Levels, el concierto se cerró con Group Four con la Fraser y Del Naja formando el dúo de oro para las vocales del tema. Noche especial sin lugar a dudas en la que Massive Attack descuidó a conciencia su radical discurso socio-político izquierdista en favor de un ambiente mucho más humanístico y metafísico.

+ Info: Massive Attack / 18 febrero 2019 / Sant Jordi Club (Barcelona) / Precio: 62 euros

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