CINE DE TERROR JAPONÉS

Cuando se acaba de estrenar en nuestro país El Bosque de los Suicidios, un thriller sobrenatural que se inspira en un lugar real: el bosque de Aokigahara (Japón), nos acercamos al cine de terror japonés que tantas versiones ha inspirado en la industria de Hollywood.

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Todos sabemos que la cultura japonesa, en general, es totalmente diferente a la occidental, pero eso no ha impedido que los responsables de la industria de Hollywood vieran el filón que suponía el cine de terror nipón para un público difícil de sorprender.

En El bosque de los suicidios, a pesar de no ser una película japonesa ni una versión, es un thriller sobrenatural que se inspira en un lugar real: el bosque de Aokigahara, y que refleja perfectamente la forma japonesa de observar la muerte y el mundo de los espíritus. Conocido como jukai, o el Mar de Árboles, está situado al pie del monte Fuji (Japón), en su ladera noroeste. La apacible belleza de Aokigahara no deja traslucir su historia de violencia y su reputación de zona de actividad paranormal.

El productor David S. Goyer oyó hablar de Aokigahara como “un lugar escalofriante, con fenómenos muy extraños. Los móviles y las brújulas no funcionan allí por los yacimientos de hierro de la montaña; apenas hay fauna; y es tan frondoso y oscuro que resulta fácil perderse en él. Y todos estamos familiarizados con el miedo a perderse en el bosque. Aun así, Aokigahara es un lugar bucólico de una prístina belleza. Lamentablemente, allí también se ha suicidado más gente que casi en ningún otro lugar de nuestro planeta”. Impresionante.

Aunque, es cierto que el Manga y el Anime han acercado, a la parte más ‘enterada’ de la población, la curiosa forma japonesa de entender la muerte, ha sido el cine de terror el que la ha generalizado.

Con una fórmula muy diferente de enfocar las historias de miedo, directores del calado de Hideo Nakata (Ringu o DarkWater), Takashi Shimizu (Ju-0n) o Kiyoshi Kurosawa (Pulse, Kairo), le dan un significado nuevo a la palabra miedo.

Hollywood lleva años intentando plagiar la forma de hacer películas de los directores nipones, pero es difícil. El éxito de estas versiones depende del crítico al que escuches. A diferencia del cine de terror occidental, estas cintas no son películas que buscan el susto fácil, no son argumentos de sangre y tripas, te meten el miedo en el cuerpo poco a poco. Este horror busca llegar a los miedos más profundos de la mente. Los argumentos suelen tratar de energías sobrenaturales, malévolas y manipuladoras. Son más espirituales que asesinos con un hacha haciendo una sangría. Claves como la ausencia de sonido o la iluminación son fundamentales para conseguir el ambiente necesario.

Existen algunos clásicos del cine de terror japonés que se han convertido en títulos de culto para el público apasionado de este tipo de cine, por ejemplo:

Ringu (1998): La historia de los dos adolescentes que se quedan una noche a ver un video maldito que supondrá la muerte a quien lo visiones, es una de las películas más famosas del cine de terror japonés. Sus enfoques de cámara, diferentes, originales y espeluznantes, supuso un antes y un después en la forma de concebir el terror en el cine. Los juegos entre los sonidos y la iluminación dejó al público conmocionado y aterrorizado. La versión americana llegó con The Ring (2002),que aunque fue la primerano ha sido la última que se ha hecho sobre el argumento de la cinta de video maldita. Incluso la secuela japonesa del original dio paso a The Ring 2 (2005).

Pulse, Kairo (2001): En esta cinta el director, Kiyoshi Kurosawa, mezcla la tecnología y el mundo de los espíritus. Un joven pirata informático hackea un sistema que, sin saberlo, abre una puerta al mundo de los espíritus. éste transmite correos a todos los receptores electrónicos. Todos los estudiantes reciben e-mails diciendo que el mundo se acaba, y empiezan a sucumbir a las criaturas fantasmagóricas que vagan por el campus. Difícil mirar el correo electrónico después de ver esta película.

Dark Water (2003): La historia de una madre separada, con una hija, y con dificultades económicas, que para mejorar su vida decide mudarse a una casa más grande y en mejores condiciones. Pero, por supuesto, la casa tiene truco y comienzan a sucederse los incidentes. Agua que cae del techo, luces que se apagan… lo típico.Poco a poco, el horror se instala en su vida y, a medida que la existencia de la protagonista va degradándose, sus peores pesadillas toman forma. La versión yanqui estuvo dirigida en 2008 por Walter Salles y protagonizada por Jennifer Connelly, decidieron mantener el título de la película original, supongo que por si alguien no era capaz de reconocerla.

Ju-on, La Maldición (2003): Una de las películas más reconocidas de este género. Una asistente social, acude a una casa sobre la que pesa una maldición, para cuidar una anciana postrada en cama. Allí descubre a un niño encerrado en un armario, poco antes de ser atacada por un espíritu maligno. Días antes el hijo de la anciana también fue atacado por el fantasma tras haber presenciado la aparición del mismo niño. Las investigaciones posteriores descubren la tragedia que sacudió la casa maldita: un hombre asesinó a su esposa, y su hijo pequeño jamás fue encontrado… Ya os digo que pone los pelos de punta el niño en cuestión.

Si hay algo que consigue este tipo de cine es que te plantees volver a dormir con la luz apagada. El director de El Bosque de los Suicidios, Jason Zada, admite que: “esperamos que la película logre que la gente le tenga miedo a adentrarse en el bosque, del mismo modo que Tiburón hizo que la gente tuviera miedo a bañarse en el mar”. Pues yo diría que… ¡¡¡prueba superada!!!