Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Dogmático, alegre, y despierto

Hace poco alguien me llamó dogmático, y me resultó muy gracioso. Me parece que en la sociedad en la que vivimos la gente no sabe diferenciar entre dar una opinión con argumentos y esperar una respuesta, y decir que algo es así por tus santos cojones y no aceptar nada que te digan contrario a tu discurso.

Ya sabéis, la típica confusión entre leer una opinión libre basándose en datos, y algo que ataca sin querer una respuesta por parte del otro bando. Ya sabéis…

Es una confusión, como he dicho, demasiado común hoy en día, pero podríamos decir que he llegado a un punto en que me molesta este tipo de comentarios o de visiones sobre lo que hago o lo que digo.

Digamos, directamente, que si la gente no sabe entender que mis palabras vienen del raciocinio y la lógica aplicada que busca una respuesta al mismo nivel, pero solo se encuentra insultos sin nada más que palabras gruesas sin pruebas, y encima me confunden con lo que hace gente mendiga de una ideología sin rumbo con el odio y el victimismo como la única gasolina que sale de los verdaderos parásitos de este sistema en el que tratamos de no ahogarnos, bueno, no puedo hacer mucho más.

Nunca me ha gustado jugar solo al frontón.

Y esta confusión, por desgracia, es muy habitual en un país en el que la gente sigue votando a los asesinos antes que a cualquier otro (ojo, y repito por si alguien no lo sabe, yo hace mucho que dejé de votar porque sé que no sirve para nada y que nuestra democracia no es más que un engaño, ¿eso me impide poder criticar a los que sí lo hacen o a las elecciones que se toman?, si crees que sí, por favor, arguméntamelo para que pueda decirte lo mismo de siempre en estos casos. Gracias), o que tachan de fascistas y nazis, al mismo tiempo, a quienes no les caen bien (ser comunista italiano y nacional socialista alemán al mismo tiempo suena divertido), pues está claro que no es una sociedad sana ni que tiene la cabeza sobre los hombros. O directamente no la tiene.

Pero, ¿sabéis qué?, si caminas entre cerdos al final algo de olor se te pegan, y estoy al mismo nivel que ellos con eso de alegrarse de las desgracias ajenas, sobre todo cuando se hunde en la peor de las mierdas a alguien que, sin rodeos, nació y creció y se empeña tras cada una de las palabras que vomita en meternos a todos los demás en ella.

 Porque desde un pueblecito de San Sebastián os digo que ver a algunos caer y caer y, con total seguridad, seguir cayendo hasta quedarse en nada, es algo que me convierte en una persona aún más feliz; lo que significa que le sube un mísero 2% mi nivel infinito de alegría, ¡pero que 2%, amigos!

Es lo que pasa cuando las mentiras dejan de serlo y se convierten directamente en insultos que hasta alguien con un retraso mental severo sabría identificar como tales o hasta señalarlas.

Este fracaso se convierte en esperanza, y me hace pensar que no todo está perdido, que en algún momento toda la masa que forma esta enorme piel de toro despertará y se dará cuenta del enorme error que están cometiendo dejándose engañar por los que solo buscan pelea sin una solución al final del round, o repiten una y otra vez frases sin base ni razón para callarnos a los que queremos simplemente vivir en paz lejos de bandos y señales que nos coloquen a unos en un lado y a los otros bien alejados.

Que es como nos quieren esta gente, divididos para así no poder pararles los pies, porque estaremos pegándonos entre nosotros en lugar de ir a la raíz del problema: ellos.

Así que me alegro mucho de que los cerebros de mis “iguales” empiecen a reaccionar, poco a poco pero con firmeza, contra el verdadero cáncer de nuestra sociedad, que no soy yo ni todos los que plantamos cara a los que quieren separarnos, ni tampoco los que sacamos argumentos y datos y pruebas ante las mentiras que llevan repitiendo mil veces, aquí tomaron buena nota de Goebbels, hasta que cale hondo en la mente de los obtusos la verdad que les han ocultado desde el principio: no existe ese enemigo contra el que luchan, y si de verdad lo necesitan con tanto mono lo mejor que pueden hacer es colocarse delante de un espejo.

¿Está todo perdido?, que sabré yo, si solo soy un dogmático que insulta sin razón a los que no piensan como yo, sin dar argumentos como los de las anteriores dos páginas que acabas de leer, ¿verdad?