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Arcane, la gran apuesta en animación de Netflix

Aunque llevo la parte de Press Start, el videojuego de League of Legends jamás me ha llamado. Puede que el estilo MOBA (Ya nacido en Warcraft 3) me aburriera soberanamente. Puede que, debido a la popularidad que ganó Riot con su propuesta (lo jugaban hasta los gatos), terminara de sepultar algo que ya tenía poco atractivo para mí.

El caso es que he vivido muy bien sin la menor intención de jugar al famoso LoL, hasta Arcane.

Seamos sinceros, así te guste un mínimo la animación deberías haber visto o estar viendo YA, Arcane. Serie que surge en la plataforma de Netflix cómo una de sus propuestas originales para su catálogo; probablemente la mejor que han parido en los últimos tres años.

Basta decir que puedes parar la serie en cualquier momento al azar y tienes un wallpaper de regalo. Cada fotograma tiene un mimo increíble, con un detalle que roza lo enfermizo, y una vez en movimiento, la animación no tiene peor trato. Son casi cuadros en movimiento.

Solo hay que fijarse en los rostros de los “actores” para entrever el esfuerzo procesado. Esos pequeños microgestos faciales o gesticulares que solo se ven en actores de carne y hueso; algo omitido por las malparidas producciones de bajo coste televisivas a las que se nos tiene acostumbrado.

En la universidad un profesor me dijo: “La animación debe tener animación”, y raro es la imagen de Arcane en la que no haya algo que se esté moviendo, dando una señal inequívoca de la vitalidad de su puesta en escena.

Entre sus creadores y directores se encuentra, también, pesos pesados. Ash Brannon, una de las mentes de la genial Toy Story 2, firma en la serie como uno de los directores de sus episodios.

Pero no te confundas…

Arcane no es fuerza bruta.

Ni el trabajo del estudio de animación, Fortiche Productions, ni el de Riot (A la producción), ha tenido que ver con golpes de chequera y talentos.

No quiero decir con esto que no haya habido talento y pasta de por medio (Que sí, y mucho), sino más bien que esta producción ha tenido más parecidos con una maratón, que con un golpe sobre la mesa.

Tal es el punto, que consiguió que Netflix, se replanteara su forma de emisión para esta serie; que no ha tenido una tirada completa de temporada para deglutir cual trufa el gorrino; bien a gusto, y a tirado de tandas de tres episodios (Los tres actos que marca la serie) en diferentes días, obligando a la audiencia a esperar para poder disfrutar de la temporada completa.

No, hablamos de una labor minuciosa que ha durado la friolera de seis años para traer esta temporada a buen término. Hablamos de una tarea titánica de más de un lustro (que tuvo un año de retraso debido al COVID-19) en una carrera de fondo para traernos un producto sobresaliente a todas luces.

Pero esto tiene su contrapunto, claro está. La productora (Riot) ya ha dejado caer en redes la ingenuidad de quienes crean que la segunda temporada se podrá ver en el 2022, y se rumorea (desde la benevolencia) que tendremos que esperar, mínimo, al 2023 para seguir con la historia de VI y Jynx.

Muy bonito el masajito. ¿Y no tiene nada malo?

Personalmente, creo que Arcane tiene pocas cosas malas. Te puede gustar más o menos su ambientación; una cuestión respetable de gustos personales, pero la puesta en escena es intachable.

Con esa fotografía steampunk llena de imaginación y arte cada fotograma. Te pueden gustar más o menos su historia, pero está bien desarrollada y da alma a sus protagonistas.

Hay poco que echar en cara de Arcane, pero encuentro un par de apuntes que deberían tenerse en cuenta.

El primero es algo que arrastra el mismo LOL, que ha vivido y crecido su lore a base de canibalizar otras obras del imaginario popular. Esto hace que sus personajes en la serie pierdan originalidad.

Jynx no deja de ser otra cara desnortada de la Harley Quinn que se ha ido popularizando en los últimos años, así como algunos diseños de armas y personajes tienen demasiados “parecidos razonables” con otros personajes del videojuego, cómics, cine y literatura.

Esto no es a priori malo, es algo que ha ido arrastrando el mismo videojuego y ahora se asienta sobre clichés ya asentados previamente, pero como dije arriba, cada personaje tiene suficiente desarrollo cómo para matar al arquetipo base y darle complexión nueva.

Por desgracia, esto también hace que muchos giros de guion se huelan a la legua. No porque sean malos o predecibles; sino porque son personalidades marcadas que ya hemos visto previamente bajo otros nombres y es fácil identificar sus movimientos.

Mi otro apunte tiene que ver con el titánico esfuerzo del estudio para dar las costuras de sobresaliente a la serie. Tras terminar la temporada, descubres con desdicha que la espera para continuarla se va a hacer eterna.

¿Debería ser Arcane un antes y un después?

Creo que Arcane debería romper ciertos melones.

En el tema de la animación para adultos hay buenos exponentes que saben jugar las bazas de su ingenio en personajes y tramas memorables (Rick y Morty), la originalidad de su propuesta o puesta en escena (Primal), pero pocas destacan por una animación tan sobresaliente.

Arcane sabe sacar lo mejor de los dramedias más famosos, incluso mirando de tu a tu a propuestas como Juego de Tronos en la intensidad de su argumento, mientras demuestra que la animación no está reñida ni con la fotografía, ni con la fluidez de sus movimientos.

Son muchas las voces que se han elevado para ensalzar Arcane y pedir animación de más calidad en propuestas posteriores (Hideo Kojima sin ir más lejos), pero siendo realistas, el esfuerzo que requiere una propuesta de este tipo podría espantar hasta el más valiente productor.

Por otro lado, es innegable es que Arcane es un precedente real de que los videojuegos pueden tener adaptaciones decentes. Siendo optimista, me gustaría creer que esto podría elevar un poco las exigencias de este tipo de producciones, pero ¿a quién vamos a engañar?

Al menos Arcane demuestra que se puede, y eso no se lo puede quitar nadie.