Para les que repetimos con la de Pozoblanco, era mi tercera vez bajo su influjo y la segunda con la gira de Ultrabelleza, ya sabíamos el nivel artístico y musical que nos íbamos a encontrar en el concierto inaugural del WIMEN Festival, pero no por ello, el impacto es menor o tiene un efecto menos sanador.
Nadie es inmune a la brujería de la Llergo, basada en los conjuros ancestrales de su Córdoba natal, ni a la capacidad de transformación que ejerce sobre los corazones de los que la dejan entrar en sus mentes y en sus cuerpos, invadiendo tu interior con la emoción más deslumbrante e intensa. Eso es algo, que solo se puede experimentar para entenderlo, pero, como decía, ese es el nivel.
De riguroso negro, tanto ella como sus dos compañeros a la instrumentación, y rodeada de glaciares a modo de decorado escénico, consiguiendo un efecto visual sencillo pero exquisito, la cordobesa volvió a deleitarnos con la mayoría de los cortes de su último disco, Ultrabelleza, Rueda Rueda (a pleno pulmón con el público), Lucha, Malahe (un canto a la libertad) Novix (afirmando su bisexualidsad), Tanto Tiempo, Aprendiendo A Volar (a modo de pseudo-despedida), Juramento… conectando con el público de la manera más natural, humilde y sincera que un artista pueda hacer desde un escenario. Su atenta mirada cara a cara cuando habla con alguien o esa pose recogida y en cuclillas que adopta para dirigirse al respetable, dice mucho de ella, de su educación y de su agradecimiento.
Dejando cantar al público en más de una ocasión, -baja la música que quiero oír cantar a mis cantantes favoritos- le dice la Llergo al técnico de sonido en algún momento concreto del concierto, y aceptando peticiones inesperadas y espontáneas como la de Niña de las Dunas, de la que cantó a capella un trocito, la hipersensibilidad de la Llergo se hizo presente en varios momentos del concierto, -cada vez que vengo a Barcelona, canto y lloro- nos comenta emocionada con las lágrimas brotando de sus ojos, siendo el más sentido su discurso por la libertad del pueblo palestino en el que incluyó a “la flotilla”.
Durante el bloque final de sus conciertos de la gira de Ultrabelleza, siempre se incluye esa descomunal versión del Pena, Penita, Pena de Lola Flores, y la noche en el Coliseum, no fue una excepción.
Es con esa canción y en ese momento, cuando la Llergo se pasea por toda la sala conectando su cante con el del respetable, entablando conversación con más de una, sentándose en las butacas de la platea al lado de sus fans e incluso agarrando el hombro de una de las chicas de la última fila del patio de butacas convirtiendo ese momento, para esa persona, en algo único, íntimo y personal.
Regalades, plenes y henchides hasta el límite gracias al amor, la dulzura, el arte y el duende que la Llergo expele por los poros de su piel, durante la vuelta a casa, no podía dejar de pensar en lo transformador y sanador que puede ser el arte con mensaje, con vida, con afirmaciones, con educación, todos ellos, atributos indiscutibles de la Llergo y de su música.
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WIMEN FESTIVAL / MARÍA JOSÉ LLERGO / TEATRO COLISEUM / JUEVES 02/10/25