Sin una previa de precalentamiento que nos ponga sobre aviso, la figura de Hoke se distingue en la pantalla atravesando el supuesto pasillo que lo lleva al escenario. Con sus Tres Creus metalizadas copando la parte trasera de las tablas de manera visible y permanente, Hoke aparece en la saturada sala Razzmatazz de Barcelona para demostrar por qué es uno de los raperos más influyentes, queridos y referenciales de la actualidad.
Después de girar durante dos años sin parar, esta era la quinta vez que lo podía ver en acción pero la primera que iba a estar sin Louis respaldando su directo, llegaba el momento de ejercer su liderazgo como artista independiente exponiéndose él y sus habilidades al micro, como los únicos protagonistas de la velada.
Con una pantalla detrás que proyectaba una tanda de visuales, la presencia de un Hoke encapuchado, serio, de negro total, con una actitud de lo más profesional y deshaciéndose en agradecimientos con el público en todo momento, Hoke dejó claro que no le hace falta contar con nadie para ofrecer un show contundente, de calidad, sobrado e impactante. Referentes como Chirie Vegas o Vince Staples se me aparecieron de manera fugaz en la mente durante varios momentos del show.
El cambio radical de escenario, manera de presentarse, estética y esa mayor confianza en sí mismo que ha adquirido después de tantos bolos, se nota de forma clara y evidente en un Hoke crecido, convencido y sobrado en todos los aspectos.
El valenciano ofreció una hora justa de show en la que sonaron prácticamente todos los cortes de su último álbum, de la misma manera que despachó la mayoría de los de su debut. Momento especial con el detalle que se marcó al sacarse de la manga el No Puede Ser, una de esas canciones que pone a Hoke en un punto donde pocas veces lo hemos visto como rapero y que en directo funciona como un tiro con un público entregado al máximo. Aunque si hay que hablar del tema que se ha convertido en el himno indispensable y punto álgido de sus conciertos, cantado al micro junto a su compadre Ébano, Olympique es el que se lleva la medalla de oro.
De su nuevo álbum echamos en falta a Morad en Nos Creíamos Kies, a Quevedo (sigue soñando) en ABC y a Bobby en M.A.N. Hubiese sido un regalo que alguno de ellos hubiera hecho acto de presencia. Con todo y con eso, fueron de los temas más celebrados por un público que coreó, gritó y jaleó al mc valenciano desde el primer hasta el último tema.
Jugando en ocasiones con las luces de manera evidente, como en la muy esperada Infrarrojo / Ultravioleta, y exponiendo la experimentación y variedad de su último trabajo como una de las bazas más fuertes de su actual evolución, Hoke triunfó por todo lo alto dejando clara su calidad y capacidad para dominar el espectáculo y el escenario sin más apoyos que su presencia y sus habilidades.
+ Info:
HOKE / 8 FEBRERO / SALA RAZZMATAZZ
Imagen: Aitana Sainz @cicutafilms.