La (no) película sobre Los Planetas dice mucho de ellos, pero no está hecha para ellos
Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez dirigen Segundo Premio, un filme que aunque se subtitula como «Esta (no) película sobre Los Planetas» está enamorando a todo aquel que alguna vez se haya emocionado con la voz nasal de Jota, la guitarra libre de Florent o los «bombazos» de Eric en la batería. Pero no es una película sobre ellos, es una película sobre su leyenda. Sobre una banda de rock irreverente, sobre uno de los mejores discos de la historia de España.
Todo esto, eso sí, lo tendrás que poner tú en las imágenes que ves porque Segundo Premio oculta los nombres de la leyenda y solo nos muestra de manera objetiva lo que ha trascendido al propio grupo; las letras del álbum que sacaron cuando estaban a punto de Desaparecer, pero eran el mejor grupo de España: Una semana en el motor de un autobús.
Érase una vez en Granada
Isaki Lacuesta es una de las voces más libres en el cine español de la actualidad y así lo ha demostrado con una obra llena de piezas valientes que no dudan en apostar por un lenguaje cinematográfico único que lleva al espectador a lugares -por desgracia- algo abandonados por el mainstream español.
Y es que, el cine de Isaki va de lugares y tiempos concretos que trascienden las imágenes. Siendo Granada y su siglo XX la protagonista de esta cinta. La ciudad que en los 90 tuvo la efervescencia artística y creativa que tuvo Manchester en los 80 o Nueva York en los 70; debido tal vez al recuerdo de Lorca, las cuevas flamencas o que como dijo cierto batería de Lagartija Nick:
«Granada es la única ciudad con nombre de bomba»
Y todo ese halo explosivo se nota en la forma de relacionarse de Los Planetas -bueno, de los presuntos Planetas- cuando Daniel Ibáñez (J) y Cristalino (Florent) se sienten más cómodos en comportarse como una banda y no como la banda. Porque eso es lo que son. Y ahí es cuando mejor funciona el filme. Cuando el espectador y el elenco firman un pacto ficcional de la no existencia del grupo que cambió el indie para siempre y se dejan sorprender por las versiones de himnos como La playa, Desaparecer o Ciencia Ficción.
Porque Segundo Premio es mucho más que un biopic al uso; es una carta de amor a una época, a una ciudad, al indie -o al rock si preguntas a Eric-. La ganadora del festival de Málaga, de la misma manera que lo fue Omega, de Lagartija Nick y Morente, es la fusión de dos voces artísticas: La del dolor onírico del poeta en Nueva York y la del amor flamenco de todos los rockeros de Granada. Porque como dijo Isaki «el flamenco es más rock que el rock y más indie que el indie».
Pero ¿qué significa Segundo Premio?
Segundo Premio hace referencia a la canción homónima que abre Una semana en el motor de un autobús, posiblemente la canción más icónica del álbum y una de las que más costó grabar. ¿Cuál es su historia?
Tanto la película, como el libro que escribió el guionista de esta –Fernando Navarro– lo refleja muy bien. No habla de una historia de amor o por lo menos no de una historia de amor habitual. Segundo Premio habla de esa extraña satisfacción que tenemos cuando podemos sentirnos despechados y cargamos nuestras entrañas del dolor de no haber conseguido el primer premio. Primer premio que no es en sí esa persona que nos mueve el corazón; la victoria es el poder vivir miles de recuerdos con alguien que crees que nunca se irá.
Esto era lo que sentía Jota cuando Florent desaparecía y volvía a drogarse. Sentía como sus sueños se iban con ese amor fallido: estar bien con su mejor amigo, triunfar juntos en la música, ir a Nueva York… Todo el primer premio se perdía, y en parte se sentía culpable, tanto como los que vendieron a Lorca. Y es que fue el poeta el que dijo «el que huye con el corazón roto encontrará al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros» Y uno de esos astros quiso abrir con estos versos el álbum:
Si esto te hace daño, si te puedo hacer sufrir… Ha servido para algo. Al menos para mí.
Bajo esta sensación de despecho, bajo el dolor de no entenderte con la persona que amas, con tu mejor amigo, con la guitarra que da música a tu voz, nace Segundo Premio. Una de tantas historias de amor, rabia y dolor. Pero esta vez protagonizada por dos vampiros que no sabían hablarse si no era a través de una bajista (May) que tocaba de espaldas, y por tanto veía todo al contrario.