Real Cárcel de Forzados
(La Crujía)
Todos sabemos que la Universidad es fuente de sabiduría para todos los que acceden a ella, pero aquí en Almadén si cabe, aún más. Por qué? Porque en la Escuela Universitaria Politécnica de Ingeniería Minera e Industrial (Universidad Castilla La Mancha), los alumnos además de aprender las asignaturas que les corresponden, tienen en su interior una parte de la historia de su localidad, una parte dura, triste y seguramente hasta difícil de entender en nuestros días, pero que pertenece a la memoria de Almadén: la cárcel, La Real Cárcel de Forzados.
Cuando este sitio dejó de funcionar definitivamente hace muchos años, antes de ser demolida el 5 de mayo de 1.969, se solicitó que se mantuviera el lugar como recuerdo de lo allí acontecido en lugar de construir la actual Universidad, la aprobación no llegó a tiempo y fue derruida. Aun así, se pudo conservar una pequeña parte de esa historia, y se creó un museo que nos muestra parte de todo aquello, para que podamos por lo menos hacernos una idea de cómo vivían los presos por aquel entonces.
Esta es su historia.
Aquí os muestro una grabación que podréis ver allí en una sala, que refleja la crudeza de aquellos tiempos. Como se dice al final del video: «un lugar donde la memoria histórica y la cultura, se conservan para las generaciones venideras…»
Los reos se enviaban directamente desde la cárcel de Toledo y en sus sentencias se imponía expresamente la condena «a servir en las minas de Almadén».
El final de este tipo de condenas, después de más de doscientos cincuenta años de vigencia, vino reflejado en la Real Orden de 22 de mayo de 1.799, motivo por el cual, al año siguiente se desmanteló el presidio, trasladando sus ocupantes a la ciudad de Ceuta. Las razones de esta decisión fueron las mismas que motivaron la abolición de la pena de galeras en 1.803: «No hay trabajos que puedan fiarse a los forzados, ni caudales con qué comprenderlos» (determinado por el incendio de la mina en 1.755, que se les atribuyó, lo que motivó que se les excluyera de las tareas interiores).
No eran pocos los hombres de etnia gitana que pasaron por aquí, acusados genéricamente de ladrones, pero de hecho sin haber cometido otro delito que el de ser vagabundos y mal entretenidos, o simplemente por andar en traje de gitano y hablar en lengua jerinzonza, cosa por otra parte bastante habitual en otros ámbitos penales de la época.







