Vinos, embajadas y amor riojano

Vinos, embajadas
y amor riojano

¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué tenemos que enfundarnos el traje de enólogos para ir a una cata de vinos Serbios y Riojanos? Nos faltó tiempo para ir a hacer cola a Serrano 25 desde que recibimos la confirmación. Ya lo he dicho en otras ocasiones, esto de ser periodistas, reporteros o locos que escriben cosas en internet, como queráis llamarnos, nos hace valorar cosas tan lujosas como… comida y bebida.

Pasamos dos semanas investigando y formándonos sobre el mundo vitivinícola riojano y serbio, apenas sin dormir. Buscamos en todas las fuentes fiables que conoce un millenial, desde wikipedia hasta preguntar por todos los grupos de whatsapp posibles. Y así, conseguimos hacernos expertos enólogos. Después de Aznar y de los cuñados, somos los que más sabemos de vino, jurado.

Las expectativas del evento eran difusas, no sabíamos qué nos iba a esperar allí. ¿Traje? ¿Casual? ¿Gala? ¿Informal? Dudas que te asaltan de camino a una embajada de un país y de una comunidad, todo en uno. ¡Toma ya!

El centro riojano de Madrid y la embajada de Serbia se ubican en un lugar privilegiado de la calle Serrano, no se podrán quejar. Y cabe decir que es uno de estos lugares en los que te sientes VIP nada más entrar por la puerta. Sí, nos mola esa sensación. (Vaya posturetas estos de YB).

Al entrar en el salón donde tenía lugar la cata nos sentimos un poco desubicados, todo parecía excesivamente correcto, qué incrédulos éramos a esa altura de la noche. Pero como ya sabéis, somos like a San Miguel, donde YellowBreak va… ¡Triunfa! Y en apenas diez minutos ya conocíamos a todas las personas de nuestra mesa, y eso que José nos había colocado en el gallinero de la cata, es comprensible… yo también lo hubiera hecho con dos personajes como nosotros de por medio. Pero se lo perdonamos porque aún nos debe una segunda vuelta en cierta bodega que esconden por aquellos lares.

¡Ah sí! Hablemos un poco de los vinos… Estaban muy ricos.

A priori, nuestras compañeras de batalla esa noche eran dos chicas, no eran millenials… pero bueno, las aceptamos en la pandilla, a veces nos gusta mezclarnos con otros colectivos a ver qué hacen. Aunque eso solamente fue en los primeros minutos de juego, el grupo pronto creció y se convirtió en una pandilla tan ecléctica como juerguista (uso esta palabra para empatizar con ellos/as, yo no voy por la vida diciendo ‘’juerguista’’, lo prometo).

Venga va, hablemos de los vinos que tomamos. La verdad que la selección de los caldos había sido elegida muy delicadamente por la organización, enamoraron nuestro paladar periodístico de cerveza barata en un instante, y la combinación de las dos regiones, Serbia y La Rioja, esa noche hermanas, fue algo bastante atractivo. Secos, dulces, blancos, tintos… no dejaron a nadie indiferente. Una organización cuidada, sumada a un gran maestro de ceremonias y un ambiente distendido pero elegante, nos dejó con ganas de más.

La Rioja, buena tierra y mejores personas. Serbia, para nosotros, el gran descubrimiento enólogo. El centro riojano, un lugar al que volver. Sin duda.

Así que solamente queda añadir un pequeño apunte… ¿Para cuándo la próxima? (Aceptamos viajes a Serbia).

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