This is showtime

This is showtime 

So sentimental. Not sentimental, no!

Lisztomanía, también conocida como fiebre Liszt, es un término empleado para describir el frenesí dirigido hacia Franz Liszt durante sus actuaciones. La Lisztomanía se caracterizó por los niveles intensos de histeria demostrados por los seguidores, hasta el punto de arrancar las cuerdas del piano al finalizar el concierto. Con este histórico, la banda francesa Phoenix decidió acuñar de la misma manera al primer corte del que hasta la fecha es su mejor álbum, Wolfgang Amadeus Phoenix.

Phoenix_-_Wolfgang_Amadeus_PhoenixThomas Mars, un tipo flacucho con boca afrancesada y apariencia de no haber roto un plato, es el líder de esta banda de Versalles, barrio que vio nacer bajo sus faldas grupos como Air y Daft Punk de forma contemporánea a los primeros. A diferencia de otras bandas que basan su éxito en el frontman, Phoenix no sigue esa dinámica. Componentes como Laurent Brancowitz, guitarrista, o el batería Thomas Hedlund, parecen cosechar un mayor carisma que Mars, incluso este último sin ser un miembro oficial de la banda.

Para mí, la madurez de una banda no la marca los años de experiencia, sino la manera en la que gestionan sus cualidades en directo. Y fue aquí donde Phoenix me dio una lección de éxito bien administrado. Os pongo en situación: tuve la oportunidad de verlos en la edición del BBK del 2014. El año anterior presentaron el que hasta ahora es su último álbum de estudio, Bankrupt!, disco que no ha pasado a la historia, probablemente porque nada de lo que hagan después de WAP estará a la altura. La canción que abría ese álbum, Entertainment, fue quizás una de las pocas que se salvó del disco, y precisamente con la que iniciaron el concierto. Aquí empieza el factor diferencial entre Phoenix y el resto de la humanidad: muchos artistas tienden a dejar estas canciones para el final, supongo que para mantener al público pendiente y hacer que aguanten hasta el final. En esa edición, Foster The People hicieron lo propio con su Pumped up Kicks, The Lumineers con Ho Hey y –si, en serio- hasta Black Keys cerraron con Lonely Boy su actuación. Pero Phoenix no.

Empezaron con la única canción que los no-fans conocerían ya que era la primera en las recomendadas de Spotify. Pero, por si acaso quedaba alguna duda de que el objetivo de Phoenix no era captar nuevos clientes sino satisfacer los que tiene, en la segunda canción empezaron a sonar insistentemente el Do y el Sol a los teclados, las dos primeras notas de Lisztomania. Insisto, apenas cinco minutos de actuación, sus dos éxitos más reconocidos. Ya acabando esta última, mientras Hedlund empezaba a lucirse, se presentaron: “We are Phoenix, we come from Paris, France”. Justo en ese momento dejó de llover. El ignorante que creyó que ya lo tenía visto todo, se fue a otro escenario mientras sonaban los primeros acordes de –qué ironía- Too Young. Los demás, dimos un paso adelante y continuamos el concierto. “Dejad a los mayores jugar”, pensé yo.

Liberté. Égalité. Phoenix.

@pgvillalibre