TEATRO

La belleza ecléctica y miscelánea de Bourne, conquista el corazón de los Teatros del Canal

Era de esperar. O no. Según se mire. Matthew Bourne es uno de esos artistas que sabes que te van a sorprender con su obra, que te van a tener durante 2 horas con tu materia gris funcionando a pleno rendimiento, pero no sabes con qué. Es como tirarte al vacío hacia una espiral de música y danza que se funden en un Big Bang infinito sobre el escenario.

Bourne hace sencillo lo (casi) imposible, y es conseguir que un espectáculo que dejaría con una ceja levantada (posiblemente) al maestro de la disrupción el señor Lynch, conecte con el público más generalista y llene auditorios.

Pero… ¿cuál es el secreto de Early adventures? El coreógrafo inglés consigue lanzar 500 mensajes diversos con una única puesta en escena. Consigue que cada uno de los espectadores que se colocan frente a su creación, tengan la sensación de haber visto una obra completamente diferente a la de su vecino de butaca. Personalmente, soy un gran defensor de la danza como medio de expresión, porque los sentimientos que puedes transmitir con ella, las palabras, muchas veces solamente pueden llegar a soñarlos.

En esta obra viajamos a través de los mundos de Francia y Reino Unido, nos muestra de una forma elegante los clichés culturales más hilirantes de estas dos sociedades, llevándonos incluso a una reflexión nada inocua sobre el comportamiento humano.

Preparad el colirio porque no podréis pestañear en 2 horas y 10 minutos. Un magnífico elenco de bailarines nos transportará a otra época, de la mano de una sutil y envolvente ironía teledirigida. El maestro de ceremonias, rezuma estilo inglés por todos los poros de su creación, quizá falten dos gotas de bourbon en la sangre de los temas que trata, o quizá esto simplemente emborronaría la belleza innegable de una puesta en escena fascinante y un estilo narrativo voluptuoso.

La conexión que genera con el público es impetuosa desde el minuto uno, pequeños gags humorísticos durante toda la obra le dan frescor a las piezas, una música escogida a la perfección (como no podía ser de otra manera) y una coreografía altamente sensitiva y emocional, hacen de esta coctelera un combinado que tenemos que saborear poquito a poco. Sorbo a sorbo. Y que nos dejará un buen sabor de boca, pero que no tendremos muy claro de qué se trata hasta varios días después.

Una obra de las que dejan poso y te hace abrir los sentidos. ¡Despertad! ¡Amad la vida! ¡AMAD SU BELLEZA! Esto parece gritarnos Bourne al oído con cada Assemblé que se desliza sobre el escenario.

@agus_scab

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