Rodrigo, Finestra y los demás

Rodrigo, Finestra y los demás

[Alerta Spoilers]

Confieso que tengo un problema con las series. Genero tal nivel de empatía con los personajes que, cuando termino una temporada, necesito unos días de reajuste para volver al mundo real.

La música suele jugar un papel muy importante, convirtiendo sintonías de las mismas en parte de mis playlists habituales. Así, el Beautiful Mine de RJD2 me traslada automáticamente a la simbólica caída de Don Draper por uno de los rascacielos de Madison Avenue, Alabama me acompaña como si fuera camino de New Jersey a ritmo de Woke up this morning, y Rodrigo Amarante me avisa con Tuyo de la llegada de Pablo Escobar al Medellín de los años ochenta.

Más allá de sintonías, hay bandas sonoras que merecen un capítulo aparte, como pueden ser el trabajo realizado por Brian Reizell para la serie Hannibal, donde los instrumentos de percusión jugaban un papel fundamental en la intensidad de la trama, o la obra completa de Cristobal Tapia de Veer para la versión británica de Utopía.

Hay canciones que forman parte de escenas ya de culto seriéfilo, como el Goodbye de Apparat con Soap&Skin en el final de la cuarta temporada de Breaking Bad, el regreso ocho años después de Siouxsie Sioux para poner el broche de oro al final de Hannibal, o la magistral performance de Megan Draper cantando el clásico Zou Bisou Bisou en el cumpleaños de un Don boquiabierto (y no solo a él) en el primer capítulo de la quinta temporada de Mad Men.

También la recientemente estrenada Vinyl es digna de mención: te regala un piloto de dos horas que te tiene tan enganchado al punk y rock de los setenta norteamericanos como al Shazam de los tiempos actuales mientras ves el capítulo.

Sin embargo, más allá de todos estos míticos personajes y series, el dueño de mi corazón de un tiempo para aquí tiene nombre y apellidos: él es Rodrigo de Souza, el protagonista de la magistral Mozart in the Jungle, basada en el libro de Brian Tindall “Mozart in the Jungle: Sex, Drugs, and Classical Music”. El argumento es simple: Rodrigo es un director de orquesta que, tras cosechar éxitos alrededor del mundo, aterriza en la Orquesta Sinfónica de Nueva York con la intención de renovarla por completo con unos métodos que, dado el entorno, son dudosamente ortodoxos. Si el argumento de primeras no te motiva, tranquilo. A mí me pasaba igual. Pero se te pasará, en serio. Solo necesitas ver el primer capítulo para enamorarte perdidamente de Rodrigo, Hai-Lai y los demás. Si llegados a este punto, mis escasos argumentos fuera de toda lógica y objetividad no te han acabado de convencer, te dejo un dato: la serie recientemente ha sido galardonada con dos Globos de Oro, uno a la mejor serie de comedia y otro a Gael García Bernal por su papel de Rodrigo. Y si, sorprendentemente, todo esto sigue sin convencerte, que sepas que el tema principal de la serie es una versión sinfónica del Lisztomania de Phoenix.

Y tú, ¿qué esperas para ver al Maestro en acción?

@pgvillalibre