Realidad Virtual en los videojuegos

¿Has probado la Realidad Virtual? Lo cierto es que cada día es más difícil mantenerse al margen de esta nueva tecnología, y a pesar de que no hay monopatines voladores y las zapatillas aún no tienen robotcordones llevamos años viendo que el devenir de la tecnología pasa por este campo, o eso quieren que creamos.

Recuerdo haber probado un producto similar en “Isla Mágica” cuando aún era un crio, y muchas empresas han intentado hacer sus pinitos en la materia a lo largo de la historia. Nintendo en 1995 (unos 20 años atrás, vamos) intentó sacar al mercado Virtual Boy, un antiestético casco/consola que no obtuvo mucho éxito. No sería la última, pero sería con Oculus Rift y su “revolucionaria” tecnología la que nos meta el “futuro” de la tecnología pasando por sus gafas. Estas fueron inventadas por Palmer Luckey y desarrolladas en conjunto con John Carmack (el veterano creador del mítico Doom) y gozaron en sus etapas de desarrollo por una campaña de popularidad y buen recibimiento por parte de los consumidores.

Con los prototipos y los kits de desarrollo cediéndose a la gente que apoyaba el proyecto económicamente, internet se llenó de videos de pruebas con juegos como Half Life o Skyrim y sus hermosas impresiones. Todos nos imaginábamos lo que debía ser caminar por Tamriel a golpe de espada, o acabar con Zombies en Left 4 Dead, pero la ensoñación de las posibilidades y el buen rollito que destilaba la tecnología ocultaban ciertas deficiencias que a día de hoy siguen siendo su mayor lastre… pero no nos adelantemos.

Facebook y Oculus Rift

A Facebook se le va la pinza y decide comprar Oculus Rift por una cantidad nociva de dinero… Unos 400 millones en efectivo, unos 1600 en valores de Facebook y otros 300 solo para el proyecto Oculus. A Luckey le faltan vocales para gritar si ante el verde panorama y la comunidad de jugadores que habían apoyado el proyecto desde sus inicios ahora se sienten traicionados. El gigante azul ve potencial en las gafas más allá de los videojuegos (de hecho hay comunicados de Marck Zuckerbeg hablando de ir al médico sin salir de casa) y eso asusta a la comunidad gamer que estaba detrás del proyecto. Pero sin problema, HTC Vive, unas gafas creadas por HTC y Valve (la creadora del omnipoderoso Steam) salen a la palestra para posicionarse por los jugadores, y Sony hace lo mismo Con Playstation Vr (PSVr), para su consola Ps4.

No somos pocos los que estamos completamente ilusionados. ¡Ya no solo es que esta tecnología vaya a llegar al fin! ¡Las grandes compañías apuestan duro por ellas! Empezamos a ver un futuro gris con distintas preguntas ¿Conseguirá asentarse la tecnología? Esta pregunta tiene trampa, por qué hay pocas cosas menos obtusas que la zona de confort de un gamer (al que no le sacas de teclado y ratón, o mando, por casi ninguna cosa).

Y aquí tenemos el primer error. En este caso la cagada fue cosa de Oculus Rift, debido a que sus versiones de prueba y kits de desarrollo se vendían al público por unos 200 euros aproximadamente. La gente esperaba unos 250-300 euros para la versión final, y se llevaron las manos a la cabeza cuando vieron que el precio rondaba las 700 lechugas. Eso unido a unas declaraciones por parte de Palmer Luckey al respecto con muy poquito tacto, y que aparte de los 700€, requerían de un ordenador de 1000€ para que funcionaran correctamente, enterró a patadas la ilusión de los jugadores en adquirir esta nueva tecnología.

HTC Vive fueron más caras, pero basando su oferta en ser un producto mucho más completo y con una tecnología más puntera que la de su competidor. Sony con sus PS Vr fue la que más asequible dejó el producto dejando sus gafas por unos 400€, con el terrible hándicap de que tan solo podían usarse con su sistema ps4, matando de entrada sus posibilidades.

Y ha llovido bastante ya desde que esta tecnología desembarcó con promesas de cambio en nuestra forma de vida. Su alto precio hizo que la base vendida de las gafas fuera algo anecdótica (aunque se jactaran de vender a manos llenas en sus primeros meses de vida). Las desarrolladoras apenas mostraron intenciones reales de crear videojuegos para esta tecnología cuando la base en consumidores era tan irrisoria, convirtiendo el desarrollo de los mismos en una mera taza de “Yo participé en la carrera de la realidad virtual”. Para terminar de cavar la tumba, los consumidores de las mismas no terminaban de estar conformes con el producto adquirido. Si, era una chulada, pero una chulada sin juegos, que obligaba a un ritual tedioso de configuración cada dos por tres para poder usarlas en jornadas de no más de 30 minutos para evitar migrañas o incluso fuertes nauseas… y llegan los smartphones.

Smartphones, Google, Samsung… ¿el futuro?

Google con sus cardboard demostraron que pueden crear un sistema de realidad virtual con un cartón y un móvil de una forma bastante decente. Obviamente no era más que una imitación de lo que se podía conseguir con sus hermanas mayores, pero al menos le mostraba a la base desconfiada de usuarios lo que podían depararles. Tal es el caso que Oculus se alía con Samsung para crear unas gafas que se aproveche de las virtudes de sus dispositivos móviles a la vez que muestra a los usuarios las ventajas y posibilidades de esta tecnología.

¿En mi opinión? Creo que la tecnología que representa la realidad virtual se ha quedado en una promesa. Aparecieron prometiendo un futuro que si bien parece lógico, no llegará en corto plazo, siendo los smartphones mucho más indicativos de lo que realmente pueden conseguir.

Oculus Rift, HTC Vive y PSVr son anécdotas debido a que sus altos precios les convierten un lujo poco necesario, sin una base de juegos que justifiquen su precio, con un engorroso sistema de “apareamiento” con su dispositivo base (ordenador o consola) y que aún tiene grandes distancias que recorrer para conseguir una experiencia óptima sin que termines echando la papilla a los 13 minutos de juegos.

No, no son la promesa. Son el error que se necesitaba para hacer las cosas bien en un futuro. Son los adoquines de buenas intenciones que conducen al infierno, y la prueba está en que nadie es capaz de aguantar la experiencia que ofrece un juego “normal” con estas gafas… y no me malentendáis, amo la idea y fantaseo con ella… e incluso creo que si las grandes compañías aprenden de estos errores en un futuro tendremos un aparato a la altura de nuestro bolsillo y comodidades. Hasta entonces, siempre puedes tirar de smartphone y unas cardboard básicas para probar esta tecnología, siendo la experiencia más acorde a pesar de sus limitaciones.

¡¡¡¡ALERTA DE CHOCRRITUTORIAL!!!!

¿Quieres probarlas aún así con un videojuego? Si dispones de un smartphone con giroscopio estás de enhorabuena. Lo único que necesitas son:

Cardboards (o un similar made in taiwan, que los hay a patadas por menos de 15 euros)

– La aplicación Trinus VR (6€ en la play store de android, aunque tiene versión de prueba)

Lo único que debes hacer es instalar Trinus Vr en el pc, y en el móvil a través de la tienda de android o AppStore. Aquí tenemos dos opciones, con las dos aplicaciones abiertas (En el pc y en el smartphone) o hacemos una conexión por cable, o colocamos la IP de nuestro smartphone en la aplicación desde el PC en la pestaña Network (la ip viene en el smartphone, en la misma pantalla de Trinus). Nos aseguramos de que esté configurado el fake 3D en disable.

Una vez hecho esto le damos a conectar (simbolito del triángulo de Trinus) y ya estaremos viendo la pantalla del pc en nuestro smartphone, preparado para unas cardboards con la imagen clonada de izquierda a derecha. Si ponemos un juego (Recomendable en ventana y no pantalla completa, y con una resolución no mayor a 1280×720) podremos disfrutar del mismo y el giroscopio del móvil nos hará de sensor para que cuando giremos la cabeza, la vista se gire. Cualquier juego vale con esta fórmula. Si además añades el programa Tridef 3D puedes crear un efecto 3D que da sensación de profundidad.

Eso sí, con cuidado. Pues si los juegos pensados para RV ya marean, imaginad un juego que no está adaptado para esta tecnología. Jugar a GTA V en primera persona de esta forma es una experiencia muy chula, pero os aseguro que la primera vez que os caigáis de la moto corréis el riesgo de vomitar hasta la leche materna.

¡Si te ha gustado comparte!