¿Qué pasa cuando mezclamos Pokémon y Tekken?

Que aparece Pokken Tournament DX. Esta reciente incorporación al catálogo de Nintendo Switch no nos es desconocido, pues ya tuvimos la ocasión de probarlo en Wii-U, y esta vez llega a la que probablemente sea la plataforma más adecuada para el tipo de juego que es.

Sin embargo, Pokken es un juego de luces y sombras.

Un juego basado en la mecánica principal de la icónica saga Pokémon, los combates entre entrenadores y sus compañeros, era una idea casi obligatoria de llevar a cabo. Además, la oportunidad de vivir y controlar estos combates con unos gráficos y un abanico de ataques, animaciones y estilos de combate muy superiores a los de cualquier otro juego de la saga es, como mínimo, atractivo para cualquiera. Y sin olvidar el “componente Tekken”: memoriza movimientos, combina ataques, contraataques y bloqueos, utiliza el escenario a tu favor. Esto va más allá de machacar botones a lo loco.

Sin embargo, la emoción puede acabar aquí para muchos. Pokken Tournament no tiene un hilo conductor tan “elaborado” -al menos, tan desarrollado- como el resto de títulos de la saga, por lo que, quitando algunos eventos o modos breves de juego, la dinámica de combates continuos se nos puede hacer repetitiva e incluso aburrida.

Bien es cierto que gracias a las múltiples formas de abordar y dirigir los combates, los diferentes Pokémon con los que podremos combatir y sus habilidades y ataques especiales y la “fusión” que podremos crear con nuestros Pokémon de forma temporal en algunas ocasiones hará que esa posible rutina tarde en llegar. Pero también es verdad que casi con toda probabilidad, Pokken Tournament no esté a la altura de los que podrían ser sus predecesores en la historia de Pokémon -Stadium y Colosseum- y, desde luego, que tampoco formará parte de los más memorables de la saga.