París pese a todo: un paseo por el arte de entreguerras

Picasso, Kandinsky, Tamayo, Chillida, Sugai, Delaney y cien artistas más hasta el 22 de abril de 2019 en el Museo Reina Sofía de Madrid

Las guerras y las posguerras siempre dejan un poso de desesperanza y dolor, de sentimientos que inspiran obras de arte que si no han sido creadas por los ganadores de la contienda, nunca serán valoradas de la misma manera, y eso es lo que la muestra “París pese a todo. Artistas extranjeros 1944-1968” quiere remediar con la muestra de obras de Picasso, Kandinsky, Tamayo, Chillida, Sugai, Delaney y cien artistas más.

En tiempos donde la emigración hacia Europa está en tela de juicio, Serge Guilbaut, comisario de  la exhibición, demuestra que la capital gala no sería artísticamente lo que fue si no hubiera acogido a esos extranjeros. “Los franceses sabían que sin artistas de fuera, la fuerza de París no podía seguir. Los franceses solos, en cinco minutos, estamos peleándonos”, explica Guilbaut. La exposición, abierta al público hasta el 22 de abril de 2019,  muestra casi doscientas obras, organizadas de tal forma que se pretende que las piezas hablen entre ellas de un lado a otro de la sala. “En cada sala tenemos un cartel para decir lo que pienso”, dice Guibault. “La última sala es muy fuerte porque en los años sesenta los artistas piensan en cómo vivir con la sociedad de consumo. La reacción francesa no es como en los Estados Unidos, donde se entiende el consumo como algo que está bien, con humor; en Francia hay una crítica muy fuerte que comienza en los años cincuenta y siguiente en los sesenta”, comenta el comisario de la exposición, y continúa: “Hay artistas situacionistasversus artistas del pop-art de la vida cotidiana, por eso todo está listo para explotar en mayo de 1968”.

Gracias a MacArthur y su caza de brujas

Gran parte de ese éxodo artístico que llega a París nace, por el lado artístico, del desengaño de las vanguardias, y por el lado político tiene varias vertientes: los exiliados por la caza de brujas iniciada por MacArthur en Estados Unidos, las subvenciones estadounidenses a artistas excombatientes, y los regímenes políticos que no garantizan la libertad en Sudamérica y España. En suma, se pueden admirar obras de hombre y mujeres provenientes de Argentina, Canadá, Chile, Cuba, EE.UU, Haití, México, Venezuela, Alemania, España, Italia, Finlandia, Hungría, Portugal, Rumanía, Rusia, Suiza, Argel, Sudáfrica y Japón. De esta forma, en París se superponen multitud de capas estéticas que ahora salen a la luz en esta muestra.

Entre los artistas más renombrados, se puede citan Eduardo Arroyo, Jean-Michel Atlan, Anna Eve Bergman, Minna Citron, Ed Clark, Beaufor Delaney, Erró, Claire Falkenstein, Sam Francis, Herbert Gentry, Carmen Herrera, Vassily Kandinsky, Ida Karskaya, Ellsworth Kelly, Mohammed Khadda, John-Franklin Koenig, Roberto Matta, Pablo Palazuelo, Pablo Picasso, Jean-Paul Riopelle, Loló Soldevilla, Nancy Spero, Shinkichi Tajiri, Rufino Tamayo, Chu Teh-Chun, Jean Tinguely, Maria Helena Vieira da Silva, Wols, y Zao Wou-Ki.

No todo el jazz es igual

Los diferentes tipos de jazz dan lugar también a posiciones políticas en Francia. Y no todos los artistas de la época tienen la misma acogida en París: “A los franceses les gustaban los negros si tocaban jazz, pero no si eran pintores”, explica Guibault, lo que revela que estos pintores emigrasen a Dinamarca y Suecia. Sin embargo, hay un interés en el arte de las mujeres, ya que tras la Segunda Guerra Mundial algunas damas de la alta sociedad inauguran galerías de arte y en ellas darán entrada a obras creadas por mujeres. A partir de 1953, ya no las veremos más.

Definitivamente, Mayo del 68 no fue un movimiento espontáneo, sino más bien larvado durante dos décadas en una ciudad que acogió a los expelidos de contiendas anteriores. Nada es casualidad.