Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

No tienes razón porque lo digo yo

No tienes razón porque lo digo yo

¿Está mal decir que el ser humano es completamente idiota?, ¿o se va a ofender sobremanera alguien si lo digo sin tapujos, sin miedo, y subrayando que yo mismo soy humano y, por lo tanto, asumo mi parte de culpa?

Por cómo está el patio, que por cualquier cosa se ofende alguien usando cualquier excusa o tergiversación, no está mal para empezar un artículo, ¿no? Y más cuando lo que me lleva a querer dejar clara esta tajante afirmación es que hablaré de la increíble, y por otro lado característica, capacidad de nuestros semejantes de no asumir la culpa de sus errores, de pasar las pelotas al otro tejado; en definitiva, de ser unos putos cobardes al no defender sus actos.

Creo que no me equivoco si digo que la sociedad ha llegado a un punto en que nos pasamos más rato luchando los unos contra otros por, casi siempre, chorradas sin sentido, en lugar de escucharnos o tratar de comprendernos. Digamos, para hacer una metáfora fácil y así todos lo entenderemos, que es más fácil darle una patada en los huevos a alguien y decir que ha sido porque él se lo ha buscado, que defender esa acción y razonar un motivo (aquí muchos habrían puesto “tangible”, pero siempre me ha parecido una palabra que usan: los tontos para ir de listos, los raperos, o los políticos, y como no soy nada de eso…) para defender el por qué, lo entienda o no el público. Esa falta de seguridad, esa tontería que llevan usando los que no tienen nunca razón para poder ganar a los que sí la tienen, es una de las trampas más viles y rastreras que existen y, por desgracia, se usan sin parar.

Somos la hostia, sin duda.

Sé que todos somos capaces de verlo, sobre todo habiendo redes sociales delante se quiera o no, pero parece ser que es más sencillo jugar al despiste y unirte a la partida, a la farsa, a la bola de nieve, que simplemente decirle a alguien que su discurso no es más que un montón de mierda llena de tópicos y excusas que buscan solamente auto convencerse, o lo que es más divertido aún, usar los ataques hacia su persona, que pueden tener razón o no, para exculparse y explicar su día a día; cosa que ni nadie ha pedido ni creo que le importe a un alma. Pero así seguimos, usando a los demás para no asimilar nuestros errores ni aprender, culpando a la ex novia de que te dejara en lugar de porque tú lo hiciste mal, o mirándonos al espejo y repitiendo Tú tienes razón; ellos no. Tú no tienes la culpa; ellos sí, y dedicarnos a tirar adelante como un burro con una zanahoria como guía sin aprender nada de nosotros, los demás, el mundo, ni los errores que nos encontramos.

Y así nos va, joder.

Hay mucho ciego en el mundo y demasiado tonto con ánimos y halagos falsos a las espaldas que, sonriendo, vive sin darse cuenta de que está equivocado, porque están convencidos de que tiene razón y ni con todas las minas del mundo bajo sus pies serán capaces de cambiar de rumbo y mejorar como persona. Supongo que porque es más sencillo ser ciego, o quizá porque el miedo al fracaso, y a la desorientación posterior, les obliga a no detenerse, y creo que hay algo que no saben o creen que es mentira: de los mayores errores, y aprendiendo de ellos, han salido siempre los mayores avances de la humanidad.

Pero es más fácil atacar a los demás que atacarnos a nosotros mismos, ¿no?

Total, ¿quién quiere crecer como persona?

Que pereza…