Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

La libertad que ellos quieren

La libertad que ellos quieren

Es muy divertido oír hablar de libertad a la gente, sobre todo porque se les llena la boca diciendo que la tienen (y a los pocos segundos se quejan de sus trabajos o de algún familiar o amigo que tienen que soportar), o se enorgullecen de luchar por y para ella al tiempo que critican a los que cuentan chites hirientes o critican aquello que a ellos les apasiona. ¿Y qué hay de aquellos que luchan contra la falta de libertad haciendo que los que les siguen no la tengan en absoluto?, esos sí que son la hostia de divertidos (o, mejor dicho, divertidAS, porque esto último lo he visto con feministas radicales).

¿Doble moral?, yo más bien diría estupidez humana.

Lo primero que hay que dejar claro es que, obvio, no soy una persona que se ofenda rápidamente, y soy el primero al que le parece bien que la gente diga lo que quiera aunque no esté de acuerdo o me insulten a mi o mis seres queridos. Es ley de vida, ¿no?, porque si estuviéramos todos de acuerdo en todo, ¡joder!, que aburrido sería el mundo, por eso mismo me encanta ver como todo el que se ofende por algo son, justamente, lo primeros que dicen luchar por la libertad de vete a saber tu qué. O si no, mis favoritos, aquellos que defienden a todos los individuos del mundo tratando de impedir que la gente diga lo que quiera en cada momento, ya sea buscando tres pies al gato en comentarios o chistes de internet (los de maricas e inmigrantes suelen ser sus preferidos, aunque cualquier cosa que medio huela a machismo o sirva para poner el feminismo sobre la mesa también les vale), o directamente poniendo el boca de los demás lo que a ellos les interesa para poder atacarles o ponerles dentro de un saco que, a estas alturas, debería haber explotado de la cantidad de gente a la que etiquetan como posibles violadores de su libertad.

Y la rueda siiiiiiigue girando…

Defiendo que todos digan como quieran lo primero que les venga a la cabeza, sobre todo si está en desacuerdo conmigo, porque así aprendo para bien o para mal, pero es importante dejar algo siempre claro; el motivo de dicho comentario. Es decir, ¿por qué no se le tacha a Stephen King de psicópata con todo lo horrible que ha escrito, y si a alguien de depravado por poner en internet un chiste de niños muertos o violaciones en grupo?, posiblemente porque el segundo no dejó claro que aquello era una broma, o quizá sí, pero a los que atacan no les interesa leer entre líneas y sí crucificar y apalear a los que no tienen una moralidad tan “rica” como la suya. Cierto es que mucha gente usa esta libertad de expresión para atentar contra la libertad de los demás de un modo muy alejado de un contexto ficticio o de humor, y en tal caso no veo estas personas como dignas de poder ser defendidas, por el simple hecho de que cuando el auténtico deseo o convicción de que eso pase sustituye al sarcasmo, la ironía o la razón, nos encontramos ante alguien que lo único que no sabe es que las redes sociales no son un diario al que tienen que ir para desahogarse, ni se dan cuenta de que una amenaza a viva voz y otra escrita son igual de ilegales y castigables. Pero bueno, el mundo está lleno de anormales que no saben diferenciar estas cosas, y eso es lo que más daño hace a la libertad; la falta de visión sobre lo que es y lo que no es real dentro de un comentario.

¿La mejor manera de ayudar?, ¿de hacer que la libertad de verdad exista y no sea solamente un eslogan bonito que se usa, por ejemplo a día de hoy, para darle publicidad a cosas ilegales que no tienen razón de ser y atentan contra una gran mayoría de personas?, pues podría decir que simplemente abriendo vuestras mentes y diciendo las bromas y chistes que os vengan en gana, desplazar al final de vuestro cajón esa moralidad de etiqueta que solo está ahí porque el mundo no os aceptara si no la sacáis a brillar de vez en cuando y, ante todo, aprendiendo de los demás y hablando, hablando y hablando con todo el que sea diferente y, eso sí, os tenga respeto a la hora de exponer sus ideas.

Y recordad: la mejor forma de tener libertad es dándose a los demás, porque nunca sabes cuándo van a apuntarte a ti con la pistola del karma, ¿no?