Kingdom Come Deliverance

Fue en la película Como Dios cuando Jim Carrey le insta a Dios, interpretado por Morgan Freeman, que “Dios no puede tomarse vacaciones” a lo que él con sorna le responde “¿Te suena de algo la alta edad media?”.

Kingdom Come Deliverance viene de parte de Warhorse Studio, un pequeño estudio checo cuya primera gran obra tiene todo lo necesario para convertirse en una de las obras de culto más grandes de la actual generación. Ser un simulador de vida en la edad media.

La Bohemia medieval es un lugar sucio, áspero y cruel con sus habitantes y eso es lo que el juego quiere que sintamos. No voy a entrar en detalles del argumento porqué creo que es de esos que un jugador debería experimentar completamente virgen, pero si os diré sin miedo, a que la forma en la que está narrado, es realmente delicioso.

Jugablemente es donde el juego adolece, padece y se recrea en sus mejores defectos y virtudes. A Kingdom Come, si es menester ponerle una chincheta, habría que catalogarlo como un Action-RPG en primera persona. Un juego de mundo abierto del cual si ves cuatro trailers no dejarás de sentir que es un “intento” de Skyrim, pero que en cuanto lo juegas, es cuando descubres en donde se basa la novedad del mismo. Tu personaje padece hambre, sed y sueño. Cuando lucha tus armas y armaduras se agrietan, tu ropa se empapa de la sangre y el barro. El juego no permite guardar cuando queramos con lo que cada decisión que tomemos es definitiva y tiene una recreación y una ambientación hiperrealista donde una simple herida puede dejarnos completamente vendidos.

Es un juego rematadamente pausado. En Kingdom Come puedes tener cuatro batallas por cada diez horas de juego, y cuando pelees vas a sentir que se hace realidad la frase hecha de “Hasta aquí hemos llegado”. Es más, me atrevería a decir que lo sensato es salir por patas si notas que estás en las de perder. Como ya he dicho el juego tiene un sistema de guardado bastante malicioso pero justo con lo que Warhorse quiere que sintamos de su aventura. Solo puedes guardar en posadas (Tras previo pago de un lecho para pasar la noche) o bebiendo un licor bastante difícil de encontrar y que además, nos embriagará si lo usamos, con lo que si lo vas a tomar en un momento clave, ten en cuenta que contarás con los penalizadores típicos de la borrachera.

¿Y si no peleas, entonces que haces? Pues el juego enfrenta al jugador ante un abanico inmenso de posibilidades. Ya solo pasear por sus hermosos escenarios hace que gastar tu tiempo en el reino de Bohemia merezca la pena. Es un juego más conversacional que de acción, donde importarán los personajes que conozcamos y como intercedamos ante ellos. Iremos viendo como se posiciona nuestro personaje ante la villanía, la nobleza o el clero según nuestras acciones, y mientras vamos avanzando en su trama y argumento, disponemos de una infinidad de actividades que podemos usar para complementar nuestra “vida” en esta particular Edad Media. Cazar, recolectar hierbas y componentes con los cuales después macerar nuestros propios licores y bálsamos y comerciar son solo algunas de las cosas que podremos hacer en el juego.

Y ahora vamos a lo de “adolece” y “defectos” que dije antes. El juego es visualmente hermoso y sus mecánicas son temiblemente ambiciosas, y esto hace que se sienta un poco que ha salido a medio cocinar por parte de una desarrolladora pequeña y un presupuesto limitado y prácticamente financiado en un Kickstarter (Costeado por el mismo público).

En su salida el juego ya contó con un parche de día uno, algo no tan raro en los tiempos que corren en el que los desarrolladores utilizan las semanas previas al lanzamiento de un videojuego para pulir posibles errores de programación, pero en este caso se trata de un parche de 23gbs. Un parche que ocupa casi lo mismo que el juego (Y que al parecer, sustituye casi un 80% del mismo). Esto se nota en que el juego tiene fallos de programación (Los malqueridos “bugs”) a punta pala incluso con el descomunal parche instalado.

Personajes que vuelan, tu caballo que de repente se pone a a levitar y se entierra en un muro, enemigos que se quedan congelados mientras les coses a espadazos… estos “bugs” no serían mucho dolor si no fuera porque la cosa se agrava cuando los fallos ya no son solo estéticos, y entorpecen vilmente la experiencia jugable con secuencias que no se activan, personajes principales que tiene que hacer algo para que el juego avance y se quedan congelados, y que directamente, desaparecen del sitio en el que deben estar y obligan al jugador a “cargar” una partida anterior mientras reza por que esto solucione el problema. Esto hace que la exigente experiencia del juego se vea entorpecida por fallos que nada tienen que ver con la mala gestión del jugador, si no de los creadores.

Sé que esto son males momentáneos, que se irán parcheando y solucionando a medida que el juego avance, y son normales en un juego de tal ambición, pero no deja de ser una pena que un jugador pueda ensombrecer su experiencia con ellos… y esto lo digo por que Kingdom Come es un juego realmente maravilloso.

Hermoso y cruel, inmersivo como pocos juegos en toda la historia de la industria, nos hace sentir desamparados, indefensos y poderosos a partes iguales. Sobrevivir hace que merezca la pena cuando sale el sol y el viento mece las copas de los árboles. Kingdom Come es uno de esos juegos tan mimados como completos que salían en los 90’s, pero con la tecnología actual. A pesar de sus fallos, es increíble ver como un juego “indie” alcanza cotas de calidad y de ambición tan grandes a la par que nos muestra a los jugadores, más razones para no dejar de jugar jamás.

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