Just a Reflektor

Just a Reflektor

Between the click of the light and the start of the dream

A las 22.45 del pasado sábado ya era noche cerrada en Lisboa. Había un ligero viento que alentaba después de las horas de calor a la orilla del Atlántico. El sábado cumplimos la promesa pactada ese mismo jueves con nuestros nuevos mejores amigos gallegos mientras sonaba el Here Comes your Man de los Pixies: nos vemos el sábado en este mismo punto, “entre estrella y farola”.

Y efectivamente, allí estábamos todos, esperando rematar un festival que a esa hora ya había cumplido de sobra las expectativas; por aquel recinto ya habíamos visto a unos Chemical Brothers rejuvenecidos, habíamos disfrutado de grandes atardeceres de la mano de Foals y Band of Horses, habíamos semi-visto a unos Radiohead a los que ni el ambiente ni el sonido les hicieron justicia, bailamos con Hot Chip, Grimes y Two Door Cinema Club y nos rendimos a dos grupos de australianos llamados Tame Impala y Jagwar Ma que nos hicieron recordar por qué afirmamos que las mejores cosas pasan allí donde habitan nuestras antípodas.

imagen_indie26cPero a las 22.45 del sábado ya nadie se acordaba de lo que acababa de pasar horas y días atrás. Puntuales cual británicos, los canadienses Arcade Fire aparecen en el escenario NOS. El vestido plateado de Régine Chassagne y la chaqueta blanca de Win Butler se dejan ver abriéndose paso entre la docena de músicos que forman la banda. Sin tiempo para celebrarlo, empiezan los primeros acordes de Ready to Start y, tras esta, otras tantas más. Sin descanso. El concierto avanzaba y, mientras sonaba Suburbs, pronostiqué a N lo que pasaría minutos después: “Yo no acabo el concierto sin poder verlo desde arriba”. No pasó más de media hora. Desde ahí, subida a hombros a ritmo de Power Out, tomé consciencia real de lo que estaba pasando, sabiendo que acababa de memorizar otro momento para el recuerdo, como ya ocurriese el año anterior en ese mismo sitio. Y con esa sensación en el ambiente, empezó a sonar Reflektor. Sin homenajes, pero cual epifanía, retumbaba entre la gente la frase que Bowie canta en aquel tema (“Thought you would bring me to the resurrector, turns out it was just a reflektor”), recordándonos que la música desde su pérdida va a sonar un poco más triste.

Tras hora y media larga, en lo que parecieron diez minutos, se despidieron. Here comes the night time y Wake Up sirvieron a los de Montreal para cerrar un concierto redondo. Esa noche, en el paseo marítimo de Algés, más de 60.000 personas ratificamos que, en la liga de Arcade Fire, solo se les permite participar a cuatro más.

Con los pies ya destrozados y el Loud Pipes de Ratatat sonando de fondo, cerramos una noche épica. A la salida del recinto, un luminoso anuncia erróneamente: “It was all a dream”. Yo, solo acertaba a pensar que el cartel estaba equivocado. Que, en cualquier caso, y como bien canta Arcade Fire, “It was just a Reflektor”.

Obrigada, Lisboa. Nos vemos el próximo año, “entre estrella y farola”.

@pgvillalibre