Hit the Road, Car

Hit the Road, Car

Cantar es bueno para el cerebro. No lo digo yo, lo dice uno de los numerosos estudios de dudosa credibilidad pero que nos hacen sentir mejor con nosotros mismos, como aquel que te dice que la cerveza es buena para tu salud, que por el contrario hacer la cama es malo para esa misma salud, y que correr hacia atrás adelgaza más que hacerlo hacia delante. También hay estudios que dicen que escuchar música country está relacionada con los suicidios, pero este tema ya lo trató Felix Van Groeningen con su peli Alabama Monroe. Centrémonos en el primero.

Hay dos tipos de personas en el mundo: las que cantan en el coche y las que no lo hacen. Incluso, más allá, las que ni siquiera escuchan música cuando van en el coche porque, dicen, les distrae. Esa gente, que desgraciadamente tiene derecho a votar igual que tú y que yo, no nos interesa. Los Freddy Mercurys frustrados son los nuestros. Los que se avergüenzan cuando se paran en un semáforo y se dan cuenta que alguien les está mirando atónitos, o los que hasta se marcan una coreografía esperando encontrarse algún coach de “Got talent” dispuesto a convertirles en la nueva Beyoncé. Recientemente James Corden, humorista británico, ha conseguido meter a la mismísima Adele en su coche para cantar sus propias canciones. Eso, claro, es jugar en otra liga.

Como intuyo que la mayoría de nosotros no entraremos nunca en el coche de Corden, os comparto mi pequeño “Manual para Dummies Car-singers”, recientemente inventado. Hay tres posibles grupos de canciones para coche: las canciones “I Love London”, cuyos cinco primeros segundos te valen para querer pedirte un gintonic en el primer bar que encuentres; las “golpetazo de realidad”, 100% relacionadas con tu estado de ánimo (generalmente depresivo), de las que berreas hasta dejarte la amígdala cada una de las verdades que dice el/la cantautor/a de turno. Estas suelen ir acompañadas en su primer nivel de pianos profundísimos y en niveles más avanzados de orquestas de cuerda preparadas para convertirse en la banda sonora de tu vida. Ukeleles, kazoos y demás instrumentos del país de la gominola no caben en este grupo.

Por último, mi grupo favorito entre los favoritos. Si tuviese que quedarme con un solo tipo de canciones para el coche, serían las tipo “venirse arriba muy fuerte”. La estructura suele ser similar: empiezan despacio, propias del grupo dos. Sin embargo, y de manera progresiva, adelantan por la derecha a las canciones del grupo uno, consiguiendo el efecto autodenominado rompe-salpicadero en el momento álgido de la misma. Dentro de este grupo, tenemos canciones tipo The Funeral, Fix You o Dog Days Are Over, que te harán todo un experto en la materia.

Os dejo por hoy. Voy a llamar a Volskwagen, que en el coche de C desde hace ya varias semanas solo suena una canción, y no sé qué me ha dicho de no sé qué pieza rota que viernes tras viernes se vuelve a romper cuando llega al minuto 03:33.

 

@pgvillalibre

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