ESPECIAL LET’S FESTIVAL

Estudio Los Santos disfrutamos de una noche cargada de rock y constatamos la buena salud que tiene este ciclo de conciertos celebrado en la mítica Salamandra.

El Let’s Festival es ya un clásico de la escena catalana. Empezó su andadura en 2006 y desde el principio ha sido un festival muy amplio de miras, pues apuesta por grupos del panorama nacional de estilos muy dispares, juzga tú mismo los carteles de sus pasadas ediciones: abarca desde la electrónica hasta el indie pasando por el garage o la canción de autor. En verdad, no es tanto un festival sino un ciclo de conciertos; pues las actuaciones se extienden a lo largo de los fines de semana de marzo y abril. Lo conocimos el año pasado tras mudarnos a Barcelona y ya nos quedamos sorprendidos tanto por la disparidad de estilos en un mismo cartel como por saber que tanta variedad provenía del territorio nacional. En concreto, disfrutamos de una deliciosa sobredosis de post-rock con Boïra y Toundra, dos referentes del estilo en nuestro país. Y todo esto se celebra en una de las catedrales de la música en Cataluña, Salamandra, una sala que empezó su andadura en 1996 y que cuenta con una sucursal, Salamandra 2, a escasos metros de su sede, y que sería el epicentro de nuestra noche aquí documentada.

Pero vamos al turrón. Este año el festival vuelve a tener un elenco de artistas de estilos variados: Love of Lesbian, Guadalupe Plata, Dinero o Los Ganglios dan fe de ello. Por nuestra parte, teníamos el 18 de marzo marcado en rojo. Esa noche el Let’s Festival nos tenía preparada una orgía rockanrollera de la mano de Sexy Zebras y Niña Coyote eta Chico Tornado. Estudio Los Santos estábamos famélicos de rock duro, distorsión y macarreo y no dudamos en acudir a esta cita guitarrera.

Entramos en Salamandra 2 y oteamos el campo de batalla: un escenario con una guitarra y una batería enfrentadas en primera línea, signo inequívoco de que en breves Niña Coyote eta Chico Tornado desplegarán toda su artillería. Hace unos meses, cuando descubrimos a este dúo vasco, nos quedamos sin habla. Era el grupo que necesitábamos. Simplemente dos instrumentos y una voz son capaces de aniquilar a cualquier ejército con suma facilidad: la furiosa Guild del 61 de Koldo “Tornado” Soret, dispara riffs que nos recuerdan a Tom Morello de Rage Against The Machine en su variante más pesada o a Josh Homme con Kyuss o con los Queens of The Stone Age más salvajes. Todas estas ráfagas de distorsión están bien cubiertas por la fiel artillera Úrsula “Coyote” Strong, quien arremete con furia su batería con ritmos bien marcados, simples, efectivos y, sobre todo, cargados de intención. Aún nos retumban los tímpanos por sus baquetazos a la caja. En su directo nos rendimos ante la evidente química que existe entre los dos. Son como un tanque bien engranado en que ninguna pieza falla y que avanza impasible arrasando todo a su paso. Presentaban su nuevo disco Eate, una obra de 14 balazos llenos de stoner, hard y cualquier variante pesada del rock. Además, cabe destacar que en ciertos temas han añadido un órgano que se complementa de maravilla a su ya de por sí poderoso sonido. Los mismos Hellacopters estarían orgullosos de ellos.

Aún no nos habíamos resarcido de tanta distorsión cuando los Sexy Zebras se encargaron de rematarnos. Los madrileños apretaron el acelerador y nos hicieron bailar hasta la extenuación con su rock crudo y sin aditivos. Tan pronto estábamos coreando alguno de sus pegadizos estribillos como jugando al air guitar con sus riffs garageros. Por cierto, debo decir que la combinación de un Jazz Bass con una Telecaster es uno de los cócteles favoritos de un servidor. Es una debilidad personal, pero hay que señalar que para la propuesta de Sexy Zebras no hay mejor combinación de instrumentos. En su concierto comprobamos que el trío se lo pasa en grande encima de un escenario: descamisados, sudorosos y entregados a un público sediento de rock and roll. Esto es vida. Defendían nuevo disco que verá la luz en breves y del que poco más sabemos, por eso en alguna canción nos pillaron a contrapié. No obstante, vibramos con los temas de ese homenaje al garage surf que es un segundo álbum Hola, somos los putos Sexy Zebras, con los clásicos de su primer larga duración Volvamos a la Selva, o con la canción favorita de esta casa, Hijo de puta, que cuenta con la colaboración de Randy de los mexicanos Molotov.

En definitiva, en la Salamandra 2 disfrutamos de una noche cargada de riffs, canallismo y overdrive que nos limpió los tímpanos de tanto “chunda, chunda” discotequero que nos toca vivir en este siglo. Una oda al rock. Una oda a la distorsión. Pero si no respiras rock and roll, no hay problema. Let’s Festival es mucho más. Busca tu concierto favorito y acude raudo a la Salamandra, una sala que, recordamos, ya lleva 21 años dando guerra. Y por muchos más.

Los Santos, Barcelona Sur

Agradecimiento especial merece el gran Rafa Rubiales por estas perfectas instantáneas.