El turista asiático, la mina de oro

El turista asiático, la mina de oro

No hay ciudad que se precie que no vea pasar por sus mejores museos, ante sus grandes monumentos o… sus más preciadas tiendas de lujo a un grupo de turistas asiáticos que todo lo mira y todo lo compra. Este nuevo viajero se ha convertido en objeto de deseo no solo de las grandes firmas de moda, sino también de opulentos hoteles o grandes restaurantes.

Así, de un tiempo a esta parte, el turista asiático, chinos principalmente, está en los libros de cabecera de los grandes departamentos de marketing de las marcas con más caché de las grandes ciudades europeas y en torno a ellos se centra una estrategia para ganarlos como grandes clientes.

Esta estrategia, según el portal www.viptoday.es se basa en tres premisas: Para empezar hay que tener en cuenta que los turistas asiáticos cada vez son más jóvenes, con lo cual los productos que demandan también están cambiando. Además, estas grandes cadenas de lujo saben que estos viajeros traen sus listas de la comprar programadas desde casa, con todos los detalles aprendidos y sabiendo cuánto dinero se quieren gastar. Y por último, que estos son turistas muy digitalizados, que cuentan con su smartphone como gran aliado y mejor herramienta para ver, comparar y, a la postre, decidir.

Pero los fabricantes de objetos de lujo saben que no debe conformarse con esperar a que el turista asiático llegue y le toque con su barita mágica. Hay que trabajarse la venta desde el primer momento. Hay que ‘atacar’ desde el país de origen de los viajeros. Sin duda, es allí donde no solo decidirá el hotel en el que se va a alojar, sino también los restaurantes donde va a comer, las tiendas que visitará, los espectáculos a los que acudirá y los productos que va a comprar durante su vacaciones. Y, por supuesto, con toda esta información en la mano, decidirá el presupuesto con el que va a contar. Para ello, el viajero asiático contará con la poderosa fuente de información que es internet. Y ahí es donde las web de cada firma deben echarse un pulso entre sí porque para empezar la información en su propio idioma será clave para tener alguna oportunidad. Si no la hay, entonces la batalla para el que ofrece el producto estará perdida.

Si la marca de artículos de lujo, sea ropa, hoteles, restaurantes, museos… ha hecho los deberes en el país de origen tiene ya mucho ganado… porque además, el turista asiático seguirá consultando la información en su propio idioma ya en su país de destino. Y si es así ya solo queda mostrar con claridad la ubicación del establecimiento donde acudir, del local que visitar, del transporte a utilizar para que su estancia en la ciudad elegida le sea lo más fácil posible.

Pero no termina aquí la fuerza del marketing hacia este tipo de clientes. ¿Quién no se ha dado un paseo por la planta baja de El Corte Inglés de Castellana en Madrid donde una especie de calle peatonal salpicada de tiendas de las grandes marcas de lujo dejan con la boca abierta al visitante? Pero es más, si nos fijamos un poco. Ahí están. Los vendedores/as con sus ojos rasgados dominan a la perfección el mandarín, el japonés o el coreano… Eso sí que es una estrategia comercial para quitarse el sombrero.  

Más contenido en YB