DOVER

La banda referencia en España del sonido Seattle de los noventa dice adiós tras una infructuosa década marcada por un cambio radical en su estilo.

La guitarrista de Dover, Amparo Llanos, anunció el 23 de noviembre de 2016 en el programa Disco Grande de Radio 3 la separación de su grupo. Pese a no saber a ciencia cierta sus motivos, lo que sí que es cierto es que a partir de 2016, cuando la banda cambió por completo su sonido, su carrera fue, parafraseando al genio colombiano, crónica de una muerte anunciada. Podían recibir más premios, hacer giras más extensas e incluso actuar en la celebración de la victoria de nuestra selección en la copa del mundo, pero Dover, los mismos que nos hicieron descubrir un sonido nunca antes escuchado en España, ya habían entrado en fase terminal. Su agonía duró toda una década. Sin embargo, no es nuestro propósito deleznarlos. Más bien al contrario. En Estudio Los Santos doblamos las campanas por los pioneros del grunge en España.

A finales de los ochenta y principios de los noventa, las bandas de EEUU, en particular las de Seattle, estaban gestando un nuevo sonido crudo, pesado, desgarrador, distorsionado y, a su vez, melódico. El grunge había nacido. Paralelamente, allá por 1992, Cristina y Amparo eran dos hermanas de Madrid a las que el Dios del rock les encomendó la honorable misión de importar este nuevo sonido a nuestro país. Así pues, engendraron Dover. Junto con el bajista Álvaro Gómez y el baterista Jesús Antúnez publicaron en 1995 su primer trabajo, Sister, el primer hito grunge de nuestro país. Un trabajo que cumplía todas las características antes mencionadas. Con el tiempo fueron infiriendo a su sonido más personalidad y más contundencia y, llegados a 1997, con su nuevo bajista Álvaro Díez, presentaron su obra maestra: Devil came to me. Pocas personas existen que, al oír hablar de este disco, no se cuelguen una guitarra imaginaria y tarareen la introducción de la canción homónima con la que se abre el disco. Épica. Tampoco sé de nadie que no se emocione y cante a viva voz el brillante estribillo de Serenade. Poniéndonos íntimos, todos tenemos algunos discos que no paramos de escuchar sin temor a aborrecerlos porque nos tocan alguna víscera que nos produce una sobredosis de amor, rabía, placer, dolor o cualquier sensación que nos reafirme que todavía seguimos vivos. Sé por experiencia que el Devil came to me es uno de esos discos que ha llegado a las almas de muchas personas, entre las que se incluye un servidor. Es de justicia que este álbum se convirtiera en disco de oro y le diera a Dover fama mundial.

Empezaron las giras internacionales y Dover, en 1999, arribó a su querida Seattle, cuna del sonido grunge que ha mecido a bandas tan míticas como Nirvana, Alice in Chains, Soundgarden o Pearl Jam. Allí grabaron su tercer álbum: Late at night. Si bien no llegó a causar tanto revuelo como el anterior, en este disco Dover americaniza su sonido gracias al productor Barret Jones. La voz de Cristina suena poderosa en Cherry Lee o DJ, mientras que los riffs de la guitarra de Amparo ya no tienen nada que envidiar a los de los guitarristas locales, como se puede comprobar en My and my Mulón o en The real me. A Dover ya no le tosía nadie. Dover sonaba a Dover. En directo eran una apisonadora con un sonido muy trabajado y con la particularidad de tener una vocalista femenina. Estaban en la cresta de la ola y aprovecharon ese momento para, en 2001, publicar I was dead for 7 weeks in the city of angels. En este disco, aunque mantienen su sonido duro (como atestigua el balazo As I Said), pisan un poco más el freno que en sus anteriores trabajos: la voz de Cristina se muestra más melódica y Amparo coquetea mucho más con la acústica. El tema que mejor ejemplifica este contraste es King George, considerado por muchos uno de los himnos atemporales de la banda. A nivel de ventas, el álbum fue todo en éxito.

portada_doverEn el año 2003 decidieron volver a grabar en España, concretamente los madrileños PKO Studios con el productor Rick Will. De ahí surgió The Flame, un disco con un sonido muy diferente a los anteriores pero igual de directo y crudo. Suena muy compacto gracias a que la sección rítmica gana mucha más importancia (Álvaro y Jesús también eran Dover) en detrimento de las guitarras, menos distorsionadas que de costumbre. Por su parte, Cristina sigue haciendo gala de su voz, a veces rota, a veces melódica. Un disco que suena mucho más luminoso que los anteriores. Se podría decir que, manteniendo su esencia grunge de Seattle, se dieron una vuelta por Australia, pues las reminiscencias power pop son evidentes. Prueba de ello es la deliciosa The Flame o la poderosa Die for Rock and Roll. Cabe destacar que Alemania, siempre sedienta de los sonidos más pesados del rock, era uno de los países extranjeros con más fans de la banda. Tanto es así que, a raíz de la publicación de este disco, Dover actuó en el famoso festival Rock Am Ring de Mendig ante un motivado público ávido por escuchar el rock y grunge de una de las bandas grunge más en forma de Europa… por aquel entonces.

tira_doverLlegados a este punto, nos entristece anunciar que el réquiem que hemos oficiado en honor a los pioneros del grunge en nuestro país ha concluído, pues en 2006 renegaron de sus orígenes y cambiaron su estilo por un soso electro-pop en su desconcertante álbum Follow the city lights. Si bien sus cuerpos siguieron entre nosotros una década más, sus almas ya habían subido al cielo del rock. Los clásicos Dover desaparecieron hace ya diez años, pero aprovechamos su último y oficial adiós para rendirles el homenaje que, pese a todo, merecen. Por ser parte de la banda sonora de nuestra adolescencia, por demostrar que las chicas también son rockeras, por Devil came to me, por el grunge ibérico, Dover requiescat in pacem.

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