La ponzoña está detrás de cada toque de aldaba

por Olga López

En Viejo (Editorial Apache Manuel Gris nos presenta a un protagonista despreciable, odioso, machista, violento; uno se queda corto en adjetivos para llegar a calificarle. La narración de esta historia empieza cuando el Viejo encuentra a su mujer muerta en la bañera y este no recuerda nada tan solo tiene un fuerte dolor de cabeza y una increíble resaca. A partir de ahí, intenta encontrar una respuesta a lo sucedido.

La historia de este Viejo ocurre en un pueblo y muchos pensaréis que el autor nos mostrará la típica estampa rural idílica y tranquila; nada más lejos de la realidad.

Este pueblo y los habitantes que lo moran no son sino la peor calaña que uno puede tener como vecinos. Y ahí es donde Manuel Gris hace temblar al lector. Al igual que Jack Ketchum nos lanzaba a la cara la maldad más perversa del vecino, Manuel Gris nos la escupe directamente y con cada página que uno lee siente la necesidad de darse un baño para quitarse de encima tanta suciedad.

¿Y es que alguien puede poner la mano en el fuego por cualquiera de sus vecinos y su impoluta moralidad?

Viejo, el protagonista, emprende un viaje cada vez más atroz en sus descubrimientos sobre los secretos mejor guardados de cada uno de sus amigos y vecinos hasta que al final todo se desmorona en su viaje autodestructivo cuando la realidad le golpea en la cara.

Un puticlub, un bar, una panadería, las fiestas de los pueblos y sus rivalidades son los escenarios en los que se va desarrollando la historia llena de vileza, sangre y desechos.

Lejos de que el lector rodeado de tanta violencia cierre los ojos y no siga leyendo, Manuel Gris en primera o tercera persona con su prosa cuidada provoca que el lector ya sea por morbo o curiosidad siempre quiera ir una página más allá.

Viejo está narrada de manera tan visual que recuerda a algunos personajes y escenarios del Garth Ennis más violento y salvaje.

Con esta novela prologada por la magnífica pluma de Mar Goizueta, Manuel Gris vuelve a colocarse como un claro exponente del realismo sucio, una novela que no dejará indiferente a ningún lector.

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