Quiero vivir eternamente dentro de un concierto de Billie Eilish

Y llegó el día, el momento y el lugar señalado para ver el estreno de Billie Eilish en España en una fecha tan importante para ella como para mí. Siendo el mismo día de mi cumpleaños y confirmando el final gira de Billie Eilish de su tour mundial llamado 1 By 1, después de haberla llevado a los confines de la tierra, esta adolescente de 17 años ha conseguido revolucionar y llevar el fenómeno fan a lo más alto del escalafón con tan solo un EP en la calle (Don’t Smile AT Me, 2017) y un buen puñado de singles que la han alzado como la imbatible heroína de los millenials llegando a un público que supera con creces cualquier estadística anterior realizada por una artista rock a su edad y con tan poco material. Puede que muchos no la consideren una estrella del rock, pero lo que está claro es que la Eilish no es una diva del pop. A sus 17 años ha sabido como sacarle el máximo partido a sus composiciones sin necesidad de sexualizar su imagen y rodearse de profesionales (su hermano mayor entre ellos) que la valoran como artista. La capacidad de Billie Finneas (el hermano) para firmar hits incontestables en los que caben desde las influencias más actuales del rap y la música urbana, hasta el rock y el indie pop de los 90, es la baza más grande de esta carismática pareja fraternal.

Empezando con el emotivo concierto de Finneas que deleitó al público con su piano y su dulce voz alternando los samplers y las maravillas digitales de manera providencial, el hermano de la Eilishpuso el Club Sant Jordi a sus pies. Los segundos en aparecer en escena fueron los traperos Earthgang con su estilismo imposible y una ganas locas de hacer vibrar al público con sus raps y sus flows. Su actuación se saldó con una puntuación de notable alto.

Y llegaba la hora de la verdad. Con un set-list que no dejó espacio para las novedades, aunque parezca mentira Billie no cantó ni una canción nueva de su inminente disco debut que está previsto para ser lanzado al mercado el próximo 29 de marzo y del que ya tenemos fecha  de concierto en Barcelona para septiembre, la angelina se sacó de la manga una batería de hits tan descomunal e incontestable que llegaba un punto en el que ni se la oía de la potencia ensordecedora que ejecutaba el respetable con cada tema que soltaba la banda encabezada por ella y su hermano Finneas. Eso sí, la gente respetaba la baladas al máximo posible cuando Billie se ponía en plan íntimo y delicado. 

Puede que con la hora y media de show de Billie Eilish no tuviéramos ni para empezar, salimos todos de allí con la sensación de querer vivir en bucle infinito dentro de un concierto de BIllie Eilish, pero de lo que no hay duda es que esta joven promesa es una realidad tan innegable y está dotada de un potencial tan sólido e incuestionable que cualquiera que pueda comprobarlo en sus propias carnes, puede estar seguro que no se arrepentirá jamás de añadir dicha experiencia a su vida.

Con un montaje de escenario que se reducía a una pequeña tarima sobre la que Billie se subía de vez en cuando y una estructura en forma de araña que llenaba gran parte del escenario, con las patas iluminadas y la banda postrada bajo las mismas, Billie salió a escena con un conjunto deportivo verde fluorescente y la vitalidad que da la juventud, dispuesta a incendiar el Club Sant Jordi con su batería de hits antológica. Dejando a un lado el craso error de no cantar en directo Come Out And Play (mi tema favorito), el set-list de la Eilish dejó poco más en el tintero empezando el show con My Boypara cerrarlo con Copycat y mostrar por el camino cartas de la talla de Lovely (sin Khalid presente), Party Favor (en la que sacó un ukelele a conjunto con su outfit), When The Party’s Over o Ocean Eyes por nombrar algunos de los momentos más especiales, aunque todos lo fueron. Podemos estar ante el concierto del año a falta de la vuelta.

+ Info: Billie Eilish / 09 marzo 2019 / Sant Jordi Club (Barcelona) / Precio: 30 euros + gastos

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