Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

‘El Círculo’, entre la transparencia total y el acoso viral

‘El Círculo’
Entre la transparencia total y el acoso viral

Rosa M. Panadero

Dicen que Mark Zuckerberg está apuntando al Despacho Oval con las visitas que hace en cada estado de su país. Debe ser interesante conocer en persona a los usuarios reales detrás de sus identidades digitales, ahora nuestra huella cibernética nos precede tanto en entrevistas de trabajo como en probadores de ropa. Algo así, pero más truculento, se esboza en la película ‘El Círculo’, en la que Mae Holland (Emma Watson) encuentra la oportunidad del siglo cuando una amiga le consigue una entrevista en El Círculo, donde la transparencia de empleados y clientes –que facilitan sus datos digitales gratuitamente- reflejan el compromiso y el nivel de satisfacción con los servicios. El personaje de Tom Hanks se llama Eamon Bailey y ejerce de súper presidente motivador de una empresa tecnológica de enorme proyección en Silicon Valley. Durante una pequeña crisis de identidad, la chica agarra su canoa y en plena tormenta nocturna es rescatada porque las cámaras omnipresentes de El Círculo la han detectado desde una boya cerca del puente de San Francisco. A partir de ese momento viral retransmitido en directo, el personaje de Emma Watson decide colocarse una cámara permanente y mostrar la transparencia de su vida. Pero más que una ventana hacia el mundo exterior, crea una ventana sobre su vida privada que acaba afectando a sus padres y a su mejor amigo, cuya lámpara hecha de cornamentas de ciervo provocará mareas de rechazo en internet.

Envalentonada por las posibilidades, Watson sugiere presionar a los gobiernos para utilizar los registros de clientes como bases de datos de votantes, y lo consigue. Los empleados de El Círculo experimentan en directo cómo encontrar a una criminal en pocos minutos gracias a la colaboración en directo de millones de seguidores de Mae. A continuación, piden saber dónde está el diseñador de lámparas de ciervo quien, acosado por la gente rodeando su casa, huye en su furgoneta y se mata en un accidente. Su muerte marca el cambio de actitud de la joven, que con la ayuda de otro empleado disidente anuncia el súmmum de la transparencia al publicar los datos encriptados de los dos co-fundadores. La cinta dirigida por James Ponsoldt termina con Emma Watson en una canoa saludando a los drones que todavía siguen retransmitiendo –ahora sin permiso- a su legión de seguidores.

Creo que nunca llegaré a semejante cota de popularidad, pero me siento igual de observada que ella: últimamente la televisión se enciende sola antes del desayuno y presiento que algo pasa con mis “seguidores sin declarar”. Que la televisión esté conectada a internet es un hecho al que me resigno para no quedarme en la edad de piedra analógica, pero no me gusta. Llegado el momento, no sé si votaría o no por Zuckerberg como presidente, pero seguramente él lo sabrá antes que yo, y entonces alguien me desconectará de la red.